
El presidente ucraniano, durante una reunión con miembros de la prensa en Londres. Reuters
Los ucranianos apoyan a Zelenski en su tira y afloja con EEUU: "Trump es un niño de oro, desconoce la vida real"
Más del 63% de los ucranianos aprueban el desempeño de su presidente, pero lamentan las presiones de la Casa Blanca: "Vemos el eventual acuerdo de paz como una rendición".
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La lista de agravios de Donald Trump a Ucrania es extensa. El presidente de Estados Unidos sólo necesitó tres semanas para retomar sus relaciones diplomáticas con Rusia, preparar el levantamiento de las sanciones que lastran su economía, organizar un encuentro bilateral con Vladímir Putin, difundir la narrativa del Kremlin sobre los motivos de la invasión a gran escala de Ucrania y negociar a solas con Moscú los términos para poner fin a la guerra. En paralelo, Trump llamó “dictador” a Volodímir Zelenski, le acorraló para firmar un acuerdo abusivo que confisca la mitad de los recursos naturales ucranianos sin proporcionarle garantías de seguridad, le acusó de querer prolongar el conflicto y le abroncó a la vista de todos en el Despacho Oval, con la asistencia de su vicepresidente, JD Vance, molesto con lo que consideró una falta de gratitud del mandatario ucraniano hacia su jefe.
La última estocada del inquilino de la Casa Blanca fue la suspensión de los envíos de ayuda militar a Kyiv hasta que Zelenski asuma sus condiciones para acabar con la guerra. Con todo, pese a la extensa nómina de agravios, el líder ucraniano se mostró interesado en reconducir sus relaciones con EEUU. “Mi equipo y yo estamos dispuestos a trabajar bajo el firme liderazgo del presidente Trump para conseguir una paz duradera”, expresó este martes Zelenski, que pidió “trabajar rápido para poner fin a la guerra”. “Y las primeras etapas podrían ser la liberación de prisioneros y la tregua en el cielo —prohibición de misiles, drones de largo alcance, bombas sobre energía y otras infraestructuras civiles— y tregua en el mar inmediatamente, si Rusia hace lo mismo”, anticipó a través de la red social X.
El mandatario ucraniano, reforzado a nivel interno tras los ataques continuados de la Administración Trump, reconoció que el encuentro del pasado viernes en la Casa Blanca “no fue como se suponía que debía ser”, y mostró su disposición a rubricar “el acuerdo sobre minerales y seguridad”, aunque dicho acuerdo no contempla ningún compromiso por parte de EEUU en materia de defensa. “Es hora de hacer las cosas bien. Nos gustaría que la cooperación y la comunicación futuras fueran constructivas”, zanjó Zelenski, que lamentó lo ocurrido sin llegar a disculparse, algo que el entorno de Trump le había exigido.
Mientras, los ucranianos asisten a la escena con frustración, rabia y honda incertidumbre. “Todos nos sentimos fatal. Durante los últimos tres años esperábamos que todo terminara con una victoria para Ucrania, pero sólo empeoró, y ahora es realmente malo, no vemos la luz al final del túnel”, comparte Kateryna Artemchuk, miembro del Comité de las Voces Ucranianas para los Refugiados, en conversación con EL ESPAÑOL.
¿Será capaz Zelenski de mantener el respaldo de Estados Unidos? “La respuesta más honesta es que todavía no lo sabemos”, reconoce desde Londres la académica ucraniana Olga Tokariuk. “Después del mensaje de Zelenski, la pelota está en el tejado de Trump”. Sea cual sea el resultado, no obstante, los ucranianos consideran que el enfoque del mandatario republicano no ha sido propio de un aliado. “Para conseguir que Zelenski negocie, la Administración estadounidense está presionando mucho a Ucrania. Toda la presión está sobre Ucrania, de hecho, y no hay presión sobre Rusia. Hubo concesiones a Rusia antes incluso de que dieran comienzo las negociaciones”, traslada a este periódico Tokariuk. “Por eso, hay dudas en el lado ucraniano sobre qué ganamos exactamente con todo esto”.
“No parece que la prioridad de Trump sea seguir ayudando a Ucrania, sino obtener una victoria rápida, un alto el fuego rápido. Le da igual una paz a largo plazo. Le da igual lo que suceda en Ucrania”, concluye. La activista Marta Barandiy, nacida en Leópolis hace 40 años, coincide: “Me parece una traición a todos los que han estado luchando y muriendo por los valores de la libertad y la democracia. Los Estados no son empresas. Las empresas trabajan para los beneficios de los propietarios; los estados, para los derechos y libertades de las personas. Espero que Trump tenga en cuenta la voluntad de su pueblo y asuma la responsabilidad de las acciones que ha tomado y que han sumido al mundo en el caos”.
Alex Kovalenko, un residente de Kyiv de 44 años que prefiere no compartir su identidad real, admite en diálogo con EL ESPAÑOL que no tenía “expectativas especialmente optimistas” sobre la postura de Trump. “Sin embargo, muchos ucranianos esperaban que bajo su presidencia la ayuda estadounidense fuera más activa y amplia. Supongo que nadie esperaba un cambio tan radical en la posición de EEUU. De hecho, Trump ha abierto un segundo frente en el bando de la maldita Rusia”, lamenta.
El ambiente en Kyiv sigue enrarecido tras la decisión de la Administración estadounidense de congelar la ayuda militar. “Se siente como una traición. Una dolorosa constatación de que, lejos del frente, alguien puede tomar una sola decisión que condene a los que luchan por su país”, traslada a este periódico un funcionario ucraniano. “Es desesperación y rabia. Porque sin armas, no hay oportunidad. Y cuando la persona en la que confiabas se aleja, se siente como una puñalada por la espalda. Para los que luchan, esa decisión es una sentencia de muerte. Pero lo más difícil es saber que rendirse no es una opción. Tenemos que seguir luchando, aunque no haya armas suficientes. Porque de lo contrario nuestro país caerá”.
“Obviamente, necesitamos datos sociológicos para saber cómo ha cambiado la opinión pública. Personalmente, siento algo así como traición y decepción. Y también una sensación de cambio global del mundo. Parece que, efectivamente, el mundo ha cambiado y el sistema de orden mundial que surgió tras la Segunda Guerra Mundial ya no es relevante”, añade, por su parte, Kovalenko. Lo único claro es que el índice de aprobación de Zelenski se disparó por encima del 65% después de los ataques de Trump. En diciembre, antes de que el republicano mostrara abiertamente su hostilidad hacia el presidente ucraniano, éste tenía un porcentaje de apoyo interno ligeramente superior al 50%, según el Instituto Internacional de Sociología de Kyiv (KIIS, por sus siglas).
La sociedad ucraniana cerró filas con su líder a pesar del desgaste de la guerra y de los errores de bulto cometidos por el propio Zelenski en estos tres años de conflicto. Pero no sólo le arropó la calle, también lo hizo el Parlamento. La pasada semana, la Rada Suprema reafirmó la legitimidad del jefe del Estado con 268 votos a favor y sólo doce abstenciones.
“¿Cómo reaccionó la sociedad ucraniana a la encerrona a Zelenski en el Despacho Oval? Con mucha conmoción y decepción, porque vieron la forma en que se le humilló”, apunta Tokariuk. “Es inaceptable, pero Ucrania depende del respaldo de Estados Unidos, al menos por ahora. Es imposible reemplazar por completo toda la ayuda militar estadounidense a Ucrania con armas europeas. Por eso, sigue existiendo el entendimiento de que Ucrania necesita encontrar de algún modo un terreno común con EEUU. Hay que tomar decisiones dolorosas”, admite la académica asociada en el Foro sobre Ucrania de Chatham House.
“No esperaba nada bueno de Trump en absoluto, es un hombre de negocios, un niño de oro que no sabe lo que es una vida real, nunca se preocupó por nadie más que por él, así que está jugando sus juegos sucios como acostumbra a hacer en los negocios”, comenta por su parte Viktoriia Berezovets, quien temía que el presidente estadounidense se acercara demasiado a la Rusia de Putin. “Como dijo hace un par de años: «Putin es un gran tipo, me gusta», y lo decía en serio, le gusta y quiere ser él, tener el máximo poder sobre la gente donde todo el mundo obedece y se inclina ante él. Gente así no debería estar en el poder nunca. He dicho que Trump y Putin van a destrozar mi país por su propio bien y eso es lo que está haciendo, por desgracia”, añade Viktoriia, que tuvo que abandonar Ucrania hace una década.
“Lo que mi familia y amigos me dicen es que no es fácil —prosigue Viktoriia—, cada día y noche alarmas aéreas, misiles, drones [de fabricación iraní] Shahed volando sobre su cabeza, todos los ataques están dirigidos específicamente a civiles, la gente está sufriendo, muriendo, los cementerios son enormes, pero de alguna manera la mayoría de la gente está sosteniendo y creyendo en las Fuerzas Armadas de Ucrania, porque esta es nuestra única garantía de seguridad”.
Ivan, un abogado que trabajó para la administración pública que también prefiere preservar su identidad, reconoce que “todos los ucranianos están devastados por las acciones de la Administración Trump”. “Estados Unidos fue nuestro socio durante mucho tiempo. Ahora parece que Trump va a crear una nueva alianza con Rusia, por lo que no le importa la posición de Ucrania en la negociación del acuerdo de paz. Quiere firmarlo lo antes posible según las condiciones ofrecidas por Putin, sin ninguna garantía de seguridad para Ucrania”, añade.
Su tocayo Ivan Us, consultor jefe del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos, se muestra algo más optimista: “Tengo la sensación de que no todo es lo que parece, por eso contemplo dos escenarios. El primero es que todo lo que estamos observando es realmente así. En el segundo, en cambio, todo es un juego destinado a crear en Rusia una sensación de perspectiva de acercamiento a EEUU y, al mismo tiempo, abrir una brecha entre Rusia y China”. Pero el abogado Ivan insiste: “Rusia ha empezado la guerra y Estados Unidos se niega a ayudarnos, culpándonos de no ser agradecidos. Por otra parte, el presidente de EEUU está utilizando mensajes de propaganda rusa en sus discursos. Algo está mal aquí, ¿no te parece?”.
“Somos una nación fuerte. En los últimos tres años hemos luchado contra el segundo ejército más potente del mundo. Así que seguiremos luchando contra el enemigo, tratando de encontrar nuevas formas de detener esta guerra adecuadamente. Por supuesto que queremos la paz. Pero si no recibimos garantías reales de seguridad, estoy seguro de que Putin comenzará una nueva guerra contra Ucrania en los próximos 3-5 años. Y cuando Putin gane, entenderá que Europa es débil e invadirá los países bálticos”, añade Ivan, que se muestra algo decepcionado con los países europeos por no poder formar “un frente conjunto” para apoyar a Ucrania.
El analista del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos, natural de Kyiv, admite sin embargo que “será muy difícil para Ucrania sin el apoyo militar estadounidense, tanto el suministro de armas como la provisión de información de inteligencia. Trump ya ha puesto como condición que Kyiv llegue a un acuerdo de paz con Moscú. Sin embargo, la población de Ucrania ve un eventual acuerdo de paz como una rendición”.