Tras el atentado suicida del autodenominado 'Estado Islámico' el pasado domingo en Bagdad que mató al menos a 180 personas, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos Zeid Ra'ad al Hussein ha condenado la "última horrenda atrocidad" del EI. Una masacre que se suma a las "otras recientes abominaciones en Daca [28 fallecidos], Estambul [45] u Orlando [49]", entre otros atentados que han hecho del mes de Ramadán que ahora finaliza uno de los más sangrientos, con más de 400 fallecidos.
Pero Al Hussein llama a no responder a esta violencia "desmedida" con "actos de venganza ni políticas precipitadas e imprudentes". Opina que esto "simplemente ayuda al EI a llevar a cabo su estrategia para dividir sociedades y promover el odio".
La máxima autoridad en Derechos Humanos de la ONU asegura que para derrotar a este grupo terrorista hay que ser "extraordinariamente cautelosos para no reaccionar a sus provocaciones en la forma que ellos predicen que lo haremos y quieren que lo hagamos". Por ello, pide sin señalar a ningún país o gobierno en particular:
"Necesitamos no sólo ser más fuertes que ellos, sino también más listos. Y en esto estamos fallando estrepitosamente, no sólo en Irak, sino en una variedad de países en todo el mundo".
Al Hussein no duda de que las respuestas al terrorismo "duras o ilegales" -que no especifica- ayudan al Estado Islámico a ampliar su círculo de seguidores fanáticos y potenciales kamikazes.
Tras la pérdida de dos importantes bastiones del Estado Islámico, Ramadi y Faluya (este último gracias también a la colaboración indirecta española), este portavoz de la ONU que la siguiente batalla será por la recuperación de Mosul, el principal enclave del EI en Irak. Ello provocará una nueva oleada de violencia, asegura.
"La forma en la que reaccionemos en Irak y en otros lugares decidirá si el EI se beneficia de sus actos indiscriminados de asesinatos masivos o acaba destruido por ellos", advierte.
Al Hussein reprocha el uso de una milicia extraoficial por parte de la Administración iraquí que, según testimonios recogidos por la ONU, ha cometido graves abusos contra hombres y chicos mayores de 14 años que teóricamente huían de una localidad cercana a Faluya. Los sometieron a torturas, les negaron agua y comida e incluso mataron a golpes a algunos. Unos 600 siguen secuestrados por esta milicia que participó en la recuperación de esta ciudad iraquí, a 60 kilómetros de Bagdad. El Alto Comisionado ha pedido al Gobierno su "acción inmediata" para localizarlos y liberarlos.
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