Estados Unidos, Reino Unido y Francia han lanzado esta noche una ofensiva conjunta contra posiciones de Bachar al Asad como represalia por un presunto ataque químico del que culpan al Gobierno sirio.

EE.UU. y sus aliados europeos atacan a Al Asad y desafían a Rusia

"Hace un momento, he ordenado a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos lanzar ataques de precisión contra objetivos asociados a las capacidades de armamento químico del dictador sirio, Bachar al Asad", dijo el presidente estadounidense, Donald Trump, en una comparecencia desde la Casa Blanca.

"Una operación conjunta con las fuerzas armadas de Francia y el Reino Unido está en marcha en estos momentos", dijo minutos después de las 21.00 hora local (a las tres de la madrugada del sábado hora peninsular española).

Washington y sus aliados europeos lanzaron tres ataques en los que destruyeron instalaciones asociadas al programa de armamento químico de Damasco a través de bombardeos aéreos y de misiles proyectados desde buques en el Mediterráneo de los tres países.

Fue un ataque "único", según el Pentágono, para disuadir a Al Asad de utilizar armas químicas en el futuro.










El primer ataque tuvo como objetivo un centro de investigación científica ubicado cerca de Damasco y utilizado, según Washington, para "la investigación, desarrollo, producción y pruebas de armas químicas y biológicas".

En un segundo ataque de Estados Unidos y sus aliados quedó destruido un deposito de armas químicas situado al oeste de Homs en el que el Gobierno de Al Asad almacenaba sus principales reservas de gas sarín, una de las sustancias utilizadas en los presuntos ataques químicos.

Los detalles de la ofensiva los ofreció el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, general Joseph Dunford, quien dijo que los objetivos fueron seleccionados, además de por su relación con el programa de armas químicas, para "minimizar el riego para civiles inocentes".

Por su parte, el jefe del Pentágono, James Mattis, aseguró que no hay "más ataques previstos" contra Al Asad. Sin embargo, tanto Mattis como Trump alertaron a Al Asad de que Estados Unidos está preparado para seguir atacando si persiste en su presunto uso de armas químicas.

Estados Unidos ya había atacado una vez a Al Asad por el presunto uso de armas químicas, fue el 7 de abril de 2017, actuó en solitario y aseguró haber destruido el 20% de la flota militar aérea de Siria.

En aquella ocasión, Washington notificó con antelación el ataque a Rusia, que tiene tropas que combaten junto a las fuerzas gubernamentales sirias.

Esta vez, sin embargo, Estados Unidos no tuvo comunicación con Moscú y Trump, de hecho, culpó a Rusia, en parte, de la ofensiva aliada de hoy y le instó a que abandone su apoyo a Al Asad, un mensaje que también trasladó a Teherán.

"En 2013, el presidente (Vladimir) Putin y su Gobierno prometieron al mundo eliminar las armas químicas de Siria. El reciente ataque de Al Asad -y la respuesta de hoy- son resultado directo del fracaso de Rusia en mantener su promesa", dijo Trump.

"Rusia -añadió Trump- debe decidir si seguirá por este oscuro camino o si se unirá a las naciones civilizadas como una fuerza de paz y estabilidad".