Faiq Mabhouh, jefe de Seguridad Interna de Hamás, eliminado este lunes en Al-Shifa.

Faiq Mabhouh, jefe de Seguridad Interna de Hamás, "eliminado" este lunes en Al-Shifa. Fuerzas de Defensa de Israel

Oriente Próximo

Israel entra en el hospital Al Shifa y mata al jefe de seguridad de Hamás para evitar que se reorganice

Pese a la presión internacional y los intentos de negociar un alto el fuego, las FDI atacan por cuarta vez el hospital en busca de bases de Hamás.

19 marzo, 2024 02:29

El pasado 14 de noviembre, es decir, hace ya cuatro meses, las Fuerzas de Defensa Israelíes entraban en el hospital Al-Shifa con el objetivo de descabezar la estructura militar de Hamás en la ciudad de Gaza y rescatar a los rehenes presuntamente escondidos en los túneles. La ocupación militar del hospital suponía la culminación de semanas de bombardeos y ataques sobre el complejo sanitario, siempre bajo la premisa de que dichos ataques eran inevitables en la guerra abierta contra el terrorismo.

Sin embargo, aunque es cierto que Israel pudo demostrar la vinculación de algunos de los directivos del Al-Shifa con estructuras de Hamás (los tentáculos de Hamás llegan a todos lados desde las elecciones de 2005 y el posterior golpe de estado contra la Autoridad Palestina), y aunque se publicaron imágenes de túneles que partían del propio hospital, lo cierto es que la importancia estratégicamente vital del hospital dentro del conflicto no acabó de quedar clara.

No se desmantelaron centros de mando, no se rescató un solo rehén y no se pudo detener a ninguno de los líderes de Hamás. De hecho, la operación ha tenido que repetirse varias veces desde entonces, ante la amenaza de que Hamás recomponga sus posiciones y vuelva a tomar el poder del territorio. El último de estos ataques se ha producido este lunes y la excusa ha sido la misma: descabezar a los altos mandos de Hamás que habrían aprovechado la marcha de las tropas israelíes para volver a hacerse con el hospital.

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La información que da Israel al respecto es algo confusa: el ataque al centro sanitario "para evitar la reorganización de los terroristas" hace pensar a su vez que dicha reorganización ya estaba bastante avanzada. En otras palabras, que según Israel va abandonando zonas de la Franja para centrar sus operaciones en otros lugares, los miembros de Hamás salen de los túneles y recuperan lo que se les ha quitado en lo que parece un cuento de nunca acabar.

Ataque en medio de la negociación

Esta vez, al menos, Israel sí ha conseguido su objetivo de detener a decenas de supuestos terroristas (las FDI hablan de ochenta) y de matar a uno de los altos mandos de Hamás en Gaza. En concreto, se ha confirmado la muerte de Faiq Mabhouh, jefe de la Dirección de Operaciones de la Seguridad Interna. Las FDI le acusan de operar y alentar acciones terroristas desde su escondite en el hospital.

Con todo, parece un pez demasiado pequeño para una operación tan ruidosa. Da la sensación de que Israel esperaba encontrar algo más, fuera en forma de más altos cargos o en forma de rehenes trasladados de vuelta a la ciudad de Gaza ante la presión sobre Rafah. En las próximas horas, sabremos si el balance queda así o si hay más detenciones. En medio, como siempre, quedan los civiles y, en concreto, los pacientes del mayor complejo hospitalario de toda la Franja, aunque la propia ONU ha reconocido que desde noviembre está prácticamente en desuso.

El ataque al hospital Al-Shifa llega justo en medio de la presión internacional por conseguir un alto el fuego. De hecho, este mismo lunes una delegación israelí encabezada por el director del Mosad, David Barnea, se dirigía a Doha, Qatar, para asistir a una nueva reunión con enviados egipcios y estadounidenses. A diferencia de los múltiples intentos fallidos anteriores, este encuentro se esperaba con ilusión después de la noticia de que el pasado viernes Hamás habría renunciado al alto el fuego total como condición para el intercambio de rehenes por prisioneros, según fuentes cercanas a la negociación.

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En principio, esto implicaría también la renuncia a la exigencia de que Israel se retire del territorio y acercaría por lo tanto el acuerdo. No es un alto el fuego, no es una tregua, pero al menos varios de los rehenes podrían volver a su país, lo que se supone que es uno de los dos objetivos principales de la intervención israelí en Gaza. Conviene recordar que solo cuatro rehenes han sido rescatados con vida por las FDI. El resto han vuelto gracias a una negociación previa o siguen escondidos en Gaza. Decenas de ellos, desgraciadamente, han muerto en cautividad.

Sullivan justifica el ataque

Precisamente la cercanía de este posible acuerdo, que llegaría cuando Estados Unidos ya estaba perdiendo por completo la paciencia con el gobierno de Netanyahu (hablamos de la administración Biden, porque Donald Trump urgió este domingo al primer ministro a "acabar lo empezado y hacerlo cuanto antes"), hace más difícil de comprender el ataque al hospital Al-Shifa. Una de las grandes acusaciones internas que se le hacen a Netanyahu y que han motivado múltiples protestas este mismo fin de semana es precisamente su falta de capacidad negociadora y su desprecio absoluto a las recomendaciones estadounidenses.

Ahora bien, Jake Sullivan, Consejero de Seguridad Nacional, quiso justificar públicamente el ataque al Al-Shifa, replicando la versión israelí de que Hamás respondió de forma activa a los tiroteos iniciales, lo que habría obligado a la ocupación del recinto. De esta manera, se adelanta a las esperables críticas del resto de la comunidad internacional. Atacar un hospital, por inutilizado que esté, requiere de unos motivos muy sólidos para que se vea desde fuera como algo normal y razonable.

Otra posibilidad es que Israel ya intuya que la negociación va a volver a quedar en nada y quiera venderle a su opinión pública un pequeño éxito militar con la muerte de Faiq Mabhouh, que podría unirse a la de Marwan Issa, aún por confirmarse. Si Netanyahu no va a traer a los rehenes porque tiene otras prioridades, necesita demostrar que esas prioridades tienen sentido y que se está siendo eficaz en su persecución. Si no va a llegar a acuerdos ni a seguir los consejos de sus aliados, más le vale evidenciar que sus métodos sirven para algo.

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Dicho esto, todo lo que no sea el rescate de un importante grupo de rehenes o la muerte de Yahya Sinwar o Mohammed Deif, los cerebros de la masacre del 7 de octubre, probablemente se quede corto. A veces da la sensación de que Israel se empeña en demostrar lo obvio (que en Gaza todo está relacionado con Hamás de alguna manera o de otra) y es justo en esa obviedad donde pierde sentido su operación: ¿cómo eliminas algo que aparece y desaparece al margen de tu control? Negociar con terroristas es moral y políticamente discutible, pero ya se hizo en noviembre. Nadie alcanza a entender por qué es imposible que ninguno de los dos bandos sea capaz de ceder ahora cuando la situación es mucho peor para todos.