El ejército israelí exhibe misiles balísticos iraníes y armas de Hezbolá en la base militar de Julis.

El ejército israelí exhibe misiles balísticos iraníes y armas de Hezbolá en la base militar de Julis. Reuters

Oriente Próximo

Israel descarta atacar bases nucleares y petrolíferas en Irán: irá a por las militares pese a los avisos de EEUU

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Ni plantas de enriquecimiento de uranio ni plataformas petrolíferas. Ese parece ser el compromiso de Benjamin Netanyahu con la administración Biden de cara a la esperada respuesta de Israel al ataque de Irán de hace dos semanas. Estados Unidos habría impuesto esta condición para continuar su ayuda a Israel, materializada este lunes con la llegada del prometido sistema antimisiles THAAD y el personal militar encargado de instalarlo y hacerlo funcionar.

Aunque los compromisos con Netanyahu suelen tener poco recorrido, el hecho de que la administración demócrata haya filtrado el acuerdo a la prensa afín a pocos días de las elecciones presidenciales hace pensar que esta vez sí tienen garantías suficientes. Con todo, el primer ministro israelí se reserva el derecho a lanzar esos ataques en el futuro. En otras palabras, si Irán sigue con su agresiva política de bombardeos, los objetivos pueden modificarse y adaptarse a las circunstancias.

Estados Unidos teme que un ataque de esas características contra elementos clave de la política energética y nuclear de Irán provoque a su vez una respuesta desmedida por parte del régimen de los ayatolás y una guerra incontenible por todo Oriente Medio. Sin embargo, Israel sabe que tiene ante sí una oportunidad dorada, como afirmó la semana pasada el jefe de las FDI, Herzi Halevi. El régimen teocrático de Teherán cuenta con un líder anciano (Ali Jamenéi tiene 85 años), un presidente recién llegado (Pezeshkian fue investido el pasado mes de agosto) y navega entre turbulencias internas significativas. Aparte, sus milicias terroristas en Líbano y Gaza han sido golpeadas y debilitadas por Israel en los últimos meses.

Es muy probable que Netanyahu, consciente de todo ello y presionado por las FDI y por sus socios de ultraderecha, esté esperando a un triunfo republicano en las próximas elecciones estadounidenses. Si gana Kamala Harris habrá continuidad en el gobierno y entonces ya veremos, pero si gana Donald Trump, Netanyahu sabe que apoyará todas sus medidas contra Irán. Trump odia a los ayatolás, que lo tienen amenazado de muerte por el asesinato del general Soulemaini en enero de 2020, y ya ha animado públicamente a Israel a acabar con su programa nuclear por las bravas.

La tragedia de Gaza

La tensión entre Estados Unidos e Israel no acaba ahí. Este martes, se hizo pública una misiva firmada por el Secretario de Estado, Antony Blinken, y el de Defensa, Lloyd Harris, en la que se urgía a Israel a esforzarse en solucionar la situación humanitaria en la Franja de Gaza, especialmente en la zona norte. De lo contrario, apuntan ambos dirigentes, Estados Unidos se replantearía el envío de armas a Israel y podría sumarse al bloqueo que piden algunos dirigentes en las Naciones Unidas.

La situación en la Franja ha pasado a un segundo plano tras los ataques sobre Líbano y las respuestas de Irán, pero sigue siendo desesperada. Los ataques sobre núcleos civiles se repiten casi a diario y, según informa la prensa estadounidense, algunos refugiados tienen que dormir sobre fosas comunes, pues no tienen ni tiendas de campaña donde pasar la noche. El ataque de este domingo a las inmediaciones del Hospital de los Mártires de Al-Aqsa, en Deir-Al-Balah, ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia americana.

Benjamín Netanyahu durante una comparecencia ante los medios en el Parlamento israelí.

Benjamín Netanyahu durante una comparecencia ante los medios en el Parlamento israelí. Reuters

La comida sigue sin entrar en Gaza al ritmo deseado, como tampoco entran los medicamentos ni el agua. Lo que entra, como de costumbre, se queda en manos de los líderes locales de Hamás que siguen controlando con puño de acero a la población. No es la primera vez que EEUU amenaza a Israel con medidas de este tipo: lo hizo al principio de la guerra, lo hizo antes de la entrada en Rafah y lo hizo cuando varios convoyes de la organización World Central Kitchen fueron atacados por las FDI.

El pasado mes de mayo, EEUU llegó a construir su propio muelle portátil para facilitar la entrada de ayuda humanitaria por el Mediterráneo, pero la empresa fue fallida y no duró más de dos meses. Biden también probó a retener determinadas partidas de bombas destinadas a Gaza por su posible uso sobre civiles. La desaforada reacción de Netanyahu y las críticas de la oposición republicana provocaron la marcha atrás de la administración. No es descartable que esta carta tenga como objetivo contentar a las bases más progresistas del electorado de Harris más que coartar realmente a Israel en su ofensiva sobre la población civil de Gaza.

Las amenazas de Hezbolá

Las negociaciones sobre un alto el fuego o un posible intercambio de rehenes siguen completamente estancadas y no se prevé avance alguno hasta las elecciones estadounidenses y la resolución del enfrentamiento con Hezbolá. Este martes, el líder interino de la banda chií, el jeque Naim Qassem, volvió a vincular ambos conflictos: no habrá alto el fuego en Líbano hasta que no lo haya en Gaza. Hezbolá está dispuesto a seguir combatiendo hasta que se firme una tregua con Hamás, algo que ya defendió en su momento el fallecido Nasán Hasralá, pero que se llegó a matizar en los primeros días de la invasión israelí, recién eliminada toda la cúpula y buena parte de los mandos intermedios de la organización.

Qassem, como es habitual, tiró de amenazas en sus declaraciones: "La única manera de garantizar la paz y el regreso de los ciudadanos israelíes al norte de su país es llegar a un acuerdo de alto el fuego. De lo contrario, Hezbolá tendrá en su punto de mira a cientos de miles de civiles, hasta dos millones, que no podrán sentirse seguros en ningún sitio y en ningún momento". El éxito del ataque con drones de este domingo a una base militar israelí parece haber envalentonado a los terroristas. En cualquier caso, estas declaraciones también parecen destinadas a uso interno.

Por su parte, Israel sigue pensando que la mejor manera de garantizar su seguridad es "limpiar" el sur de Líbano de bases de Hezbolá. Por el camino se ha encontrado ya con varias emboscadas y al menos tres enfrentamientos serios con las fuerzas de seguridad desplegadas por la ONU a lo largo de la llamada Línea Azul. Precisamente este lunes, el Consejo de Seguridad respaldaba la actuación de la UNIFIL y pedía a "todas las partes" que respetaran su trabajo en virtud de la Resolución 1701 aprobada en 2006 para poner fin a la última guerra entre Israel y Hezbolá.

El éxito o fracaso de esta incursión terrestre está aún por determinar, pues disponemos de poquísima información al respecto. Según afirmaron fuentes israelíes al Wall Street Journal, las FDI habrían matado ya a cientos de terroristas en distintas operaciones y habrían confiscado armas como para llenar varios camiones. Israel quiso aclarar que buena parte de estas armas eran de fabricación rusa y china, dejando caer que ambas potencias podrían estar detrás de los terroristas. Las relaciones de Israel con Moscú y Pekín pasan por un momento muy delicado. El apoyo de ambas diplomacias a Irán no ayuda en absoluto.