Peligros del verano: El golpe de calor
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Últimamente puede que parezcamos un poco “obsesionados” en Medciencia con las diferentes situaciones y peligros que acarrea el verano. No, no buscamos ser catastrofistas, ya que el verano esta para disfrutarlo al máximo – ¡y nosotros somos los primeros en apuntarnos! – pero no hay nada mejor que ser precavidos para poder disfrutar más si cabe de la estación estival.
Así pues, aunque ya os hemos comentado ciertos aspectos sobre como tomar el sol, o el peligro de pasarse, hoy os comentaré alguna cosilla más, en este caso el calor sofocante al que se puede llegar en algunas ciudades españolas en esta época.
¿Cómo se produce?
El golpe de calor, de igual forma que la insolación, se produce cuando nuestro cuerpo no puede mantenerse a una temperatura baja (la temperatura normal corporal es de alrededor de 37 ºC). Cuando tenemos calor, sudamos, y la función de este sudor es bajar nuestra temperatura corporal y mantenernos más frescos cuando se evapora (de ahí los resfriados en verano, ya que intentamos enfriarnos de otras maneras y cuando el sudor se evapora, nos enfriamos más aún).
El problema surge cuando nos encontramos en un día caluroso y húmedo, ya que en esta situación el sudor se evapora de forma más lenta porque la humedad ambiental esta aumentada. Por esta razón, la temperatura corporal podrá seguir subiendo más rápido que la evaporación del sudor, dando lugar al golpe de calor.
¿Cuándo sucede?
El golpe de calor puede darse en diferentes situaciones, siendo las más peculiares durante un día muy caluroso (recordemos los días de hasta 45 ºC en algunas capitales españolas durante los últimos años), o durante el ejercicio físico.
¿Qué sentimos?
Cuando esta empezando el golpe de calor podemos sentir sensación de debilidad, mareo o preocupación. También puede darse dolor de cabeza o taquicardia (el corazón va más rápido), náuseas o vómitos. Más adelante puede darse la deshidratación y acabar orinando poco como compensación. Esta última parte, la de orinar poco, se produce porque el cuerpo intenta guardar todo el líquido posible delante de una deshidratación y, al no poder evitar dejar de sudar, la única forma que hay es dejar de orinar, refiltrando una y otra vez el líquido para mantenerlo limpio y devolverlo a la sangre.
Por último, ¿qué debemos hacer ante un golpe de calor?
Pues lo principal es salir del calor, ya sea dejando de hacer ejercicio o poniéndose a la sombra o lugar fresco en un día caluroso. Hay que rehidratarse bebiendo agua u otros líquidos (con cuidado, no os paséis), y sobre todo NO BEBÁIS ALCOHOL, ya que este contribuye a la deshidratación, y no al revés. Así que lo de la cervecita fría o el tinto de verano, ni en broma, que podéis tener un disgusto.
Así acabamos hoy otro de los artículos dedicados al verano. Como siempre, cuidado con el sol, con las quemaduras, y con el calor. Y, dicho esto, ¡disfrutad de la playa y el bronceado!
Vía: Family Doctor.