Estamos en la era de los antibióticos. Su uso nos ha permitido combatir numerosas enfermedades al acabar con las bacterias que amenazan nuestra salud. Sin embargo, entre todas las bacterias existen algunas capaces de evadir la barrera que le estamos colocando frente a la infección, o simplemente pasan desapercibidas frente al agente. De esta forma aparecen nuevas cepas capaces de hacerle frente al antibiótico y que por lo tanto necesitarían de un nuevo fármaco que actuase de forma eficaz tanto contra la nueva como la vieja.

Los virus no escapan de esta lógica, y uno de los ejemplos es el MERS coronavirus. Tomando su origen en la península arábica, desde su identificación en 2012 se ha relacionado con más de 1300 infecciones y alrededor de 400 muertes, y difiere del conocido SARS coronavirus.

Recientemente, ha habido casos en Corea del Sur siendo el foco de infección un paciente que ha transmitido el virus a más de 181 personas, que por el momento han causado más de 30 muertes.

Tratamientos y vacunas

Edward Jenner se revolvería en su tumba si fuese consciente que su invento en 1796 para tratar la viruela serviría como modelo e idea actual para la prevención de enfermedades víricas. El caso del MERS coronavirus se enfrenta al aumento del número de enfermos, la ausencia de terapia antivirales efectivas o vacunas que prevengan la infección.

Los investigadores del Perelman School of Medicine en la Universidad de Pennsylvania han desarrollado una vacuna contra el coronavirus, que induciría inmunidad de forma activa frente al MERS en las especies animales.

Esta vacuna, actuó con éxito en monos frente a la infección por MERS coronavirus y afecto de forma positiva al 100% de lo animales que participaron en el estudio en términos de reducción de sintomatología. Además, los anticuerpos que posee están relacionados con la protección que los camellos desarrollan frente al virus, pues conocemos que estos son la especie con mayor capacidad de transmisión del virus, y por ende, la vacuna permitiría acabar con esta relación.

La puesto en campo de esta vacuna permitiría no solo prevenir el virus, sino desarrollar un mecanismo de respuesta frente a una epidemia protegiendo a los empleados y trabajadores de la salud que podrían estar en contacto con el virus. El trabajo ha sido posible gracias a la cooperación de un grupo de investigadores internacionales, que aseguran que la vacuna es totalmente segura, ya que no es capaz por si sola de generar la enfermedad, y que será empleada tan rápido como las autoridades lo permitan.

Fuente | University of Pennsylvania