El tiempo nos va haciendo papilla de manera maravillosa. Hay que quitarse el sombrero, aunque se vea la calva.
Jaime Gil de Biedma, del que ahora se editan sus diarios definitivos, citaba al filósofo Anaximandro: “Donde tuvo su origen, allí es preciso que retorne en su caída, de acuerdo con las determinaciones del destino. Las cosas deben pagar unas a otras su castigo y pena según sentencia del tiempo”.
Gil de Biedma fue uno de los “hombres de la cultura” que apoyó al PSOE en los ochenta; aunque este dato no dice nada: al PSOE lo apoyaban entonces casi todos (este es el dato que dice). Para Zapatero quedaban todavía bastantes. Para Sánchez hemos visto ahora que casi ninguno.
En 2008 todavía hubo zancadillas por el vídeo de la ceja. “Se han juntado sin avisar”, me dijeron que protestó un actor. Para cada uno de los que estuvieron importaban los otros: que sumaran, como se dice hoy, y no restaran. Les beneficiaba que quedase un buen grupito, un cogollito. Al final no hubo mucha novedad: estuvieron los de siempre, pero gente con exitillo aún. Algo es algo.
Esta vez ni eso. Me imagino la cara que se le quedó al Algarrobo al ver que solo estaba Beatriz Carvajal. No había “otros” en los que refugiarse, “otros” que tiraran de él hacia arriba: únicamente otra del pasado, como él mismo. (Bueno, también fueron Forges, Paquito Clavel, pocos más). No pegaba “defender la alegría”. Se hubieran notado huecos entre las risas, como en un teatro semivacío.
Aunque en esta precampaña el que defiende la alegría (y hasta las risas) es el PP. La consigna del PSOE en 2008 era “no seas cenizo”. La misma que la del PP en 2015. Parece que el optimismo lo insufla el poder.
El PSOE se lo ha jugado todo a rejuvenecerse, con el tipín lampiño de Sánchez, competitivo con el de Rivera. Pero monta su primer sarao y solo se presentan talluditos, y encima pocos. Los que acudieron, como digo, se llevarían un chasco al ver quiénes eran los otros: unos individuos tan cascados como ellos. Eran casi Los otros de Amenábar. Ni siquiera estuvo Almodóvar.
Cuando llegó el PP al poder, en 1996, solo tenía a Norma Duval prácticamente. Ahora el PSOE no tiene más que a Beatriz Carvajal y al Algarrobo. “Todo poema, con el tiempo, es una elegía”, escribió Borges. Todo apoyo de la gente de la cultura al PSOE parece que también.