La comparecencia de Pedro Sánchez tras reunirse con la Ejecutiva de su partido este lunes ha tenido tintes extravagantes. El secretario general del PSOE se ha comprometido a iniciar una ronda de contactos con el resto de fuerzas políticas tras la fallida investidura de Mariano Rajoy, a pesar de que ni el rey lo ha propuesto como candidato ni él mismo se ha postulado. Es más, el líder socialista ni siquiera cuenta con el respaldo de su propio partido, ya que son muchos los barones socialistas que opinan que el PSOE podría considerar la abstención si Rajoy no fuera el candidato del PP. ¿En calidad de qué pretende Sánchez protagonizar una ronda de conversaciones si no lo hace como candidato?
Todo indica que el teatrillo que Sánchez ha montado ante las cámaras es una estrategia para ganar tiempo, retrasar al máximo la convocatoria del Comité Federal del PSOE, donde tendría que afrontar las críticas de los barones, e intentar así volver a convertirse en el candidato del PSOE por la vía de los hechos consumados.
La tensión dentro del PSOE crece porque Pedro Sánchez tampoco aclara cuál es su plan para desbloquear la situación. Pocas horas después de que el secretario general socialista expresase su intención de buscar un nuevo pacto con Ciudadanos y Podemos, el número dos de Susana Díaz, Juan Cornejo, afirmaba que la suma de los tres partidos es inviable, por lo que conviene que "no engañemos ni distraigamos a los ciudadanos".
Con esta rueda de prensa extravagante, Pedro Sánchez ha dado un paso en falso que no conduce a ninguna parte. Solo cabe esperar pues al 25 de septiembre, fecha de los comicios autónomicos en País Vasco y Galicia, que con toda seguridad dibujarán un nuevo escenario.