Con su rechazo a asistir a los Premios Princesa de Asturias que se entregarán dentro de dos semanas en Oviedo, Pablo Iglesias vuelve a mostrar su cara más populista. Decir que su gesto es una reivindicación de la labor de los investigadores españoles que deben emigrar para poder ejercer su profesión es una burda excusa, sobre todo porque los Presupuestos Generales del Estado no los aprueba la Corona sino el Parlamento.
Tal y como hoy informamos en EL ESPAÑOL, Iglesias alude los mismos motivos para mostrar sus dudas acerca de si asistirá a la recepción de los reyes con motivo del Día de la Fiesta Nacional. Todo indica que el líder de Podemos trata de lanzar guiños a su electorado más radical a costa de la Corona.
Es verdad que la ciencia española reclama mayor atención, pero eso es algo que Iglesias podrá plantear y discutir en el Parlamento. Su sobreactuación y sus desplantes podrían estar justificados en el líder de un partido extraparlamentario, pero él encabeza la tercera fuerza política del país.
Es un error el empeño de Iglesias por evitar mezclarse con quienes forman parte del sistema democrático. Pero es que además sus gestos pueden perjudicarle electoralmente: tal y como indicaba nuestra encuesta, los votantes de Podemos optan por posiciones de izquierda más moderadas.