Para la Comisión Europea, la igualdad y la diversidad son pilares fundamentales para luchar contra la discriminación y crear sociedades más igualitarias. Dentro de las numerosas actividades que desde Europa fomentan la diversidad e igualdad, durante todo el mes de mayo se está celebrando el Mes Europeo de la Diversidad.
Este año su lema es #ConstruyendoPuentes. Y desde Fundación para la Diversidad, con el objetivo de impulsar la inclusión de la gestión de la diversidad en España a través de la implementación de la Carta de la Diversidad, se está contribuyendo a que la misión de la Comisión Europea de conseguir una sociedad y un entorno más igualitario sea una realidad.
Todos los sectores y áreas de actividad son importantes. Por eso el deporte –y en concreto el fútbol– no puede quedar alejado de ello. Y es que llevamos varios meses con la noticia en los medios de que el fútbol femenino en España es, al fin, profesional.
Pues bien, lo que pueda parecer algo discutible en algunos términos –¿por qué el balompié sí y no el baloncesto femenino, por ejemplo?– tiene su respuesta en esos “puentes” que el fútbol nos puede ayudar a tender en la sociedad, y en otros deportes.
El fútbol es el deporte rey, es un deporte global y universal. En todos los rincones del planeta siempre habrá un niño, y cada vez más niñas, pateando un balón. Esto se resume en el poder que tiene este deporte de poder ayudar a mejorar sociedades y a traspasar fronteras.
Y con la consecución de la quizá mal llamada profesionalización –ya que las jugadoras ya son profesionales desde que cobran un salario, independientemente del importe– del fútbol femenino, se puede llegar a impulsar la igualdad en la sociedad.
También se puede contribuir a que otros países avancen siguiendo el mismo camino que España. En definitiva, se puede ayudar a tener más referentes femeninos, porque nuestras futbolistas serán o deberán ser más visibles.
Con esta profesionalización lo que se consigue es poner por fin en el centro de atención a la mujer como deportista. Esto, inevitablemente, genera un efecto positivo en el resto de deportes e industrias.
Sociedades más igualitarias
El deporte más global del mundo, el fútbol, puede contribuir a conseguir sociedades más igualitarias, como aboga la Comisión Europea. ¿Cómo? Creando una liga profesional de fútbol femenino, independiente en su gestión del fútbol masculino –pilar fundamental para su conveniente desarrollo– con su propio plan estratégico.
Este debe contribuir a desarrollar y profesionalizar cada uno de los clubes, tan distintos entre sí, que forman parte de esta liga. Esto, sin duda, va a generar un impacto positivo. Se le dará valor a los profesionales que ya trabajan en el fútbol femenino y no se les reconocerá como debería. Además, se generarán nuevos puestos de trabajo con una perspectiva de género necesaria en este sector.
El Consejo Superior de Deportes se ha pronunciado, además, varias veces sobre la cuestión de que esta primera liga femenina sea presidida por una mujer. Aquí otro punto más del poder transformador del fútbol.
De conformidad con el reciente estudio de la Asociación del Deporte Español (ADESP) sobre mujeres directivas y profesionales en el deporte federado español, ellas presiden sólo un 3% de las federaciones nacionales y un 7% de las autonómicas. Las últimas cuentan con más mujeres en su gestión que las primeras, aunque no llegan a representar ni el 50% de los cargos.
Las mujeres suponen, de media, el 12% de las presidencias de clubes deportivos en general. Pero si hablamos de fútbol, los números caen aún más.
En conclusión, lo más importante no es que una mujer presida una institución. Lo fundamental es que, gracias a ello, se creen referentes para las nuevas generaciones que hoy en día ven casi imposible llegar a ser presidentas de instituciones, y más aún de clubes de fútbol o de organismos deportivos tales como federaciones o ligas.
Ese techo que existe en todas las industrias, en el mundo del fútbol es aún más escandaloso. Tener una presidenta en nuestra primera liga de fútbol profesional femenino es, sin duda, un gran y necesario avance.
Pero ojo, al igual que sucede con las cuotas, debemos utilizar estos momentos clave para impulsar a mujeres profesionales que merecen esa oportunidad y que están preparadas para liderar un proyecto así. De lo contrario, seguiremos sin ayudar a impulsar la igualdad o a crear referentes, tan necesarios para construir una sociedad diversa.
*** Reyes Bellver es abogada y patrona de la Fundación para la Diversidad.