Cartas sobre la mesa: Pedro Sánchez quiere el poder a toda costa, aunque eso implique destruir la convivencia en este país y entregar España a quienes pretenden utilizar sus propias instituciones para destruirla.
Sánchez está imponiendo una narrativa mentirosa en la que los independentistas interpretan el papel de indios. Indios a los que se ha tachado de salvajes mientras se expoliaban sus tierras y sus riquezas, y a los que ahora debemos una justa reparación.
Así, el presidente se dedica a decir que "no se debe dar rienda suelta a las venganzas" y que "nunca se debió judicializar un conflicto político".
Cualquiera que le oiga pensará que está reconstruyendo la convivencia en el país tras una guerra civil. "Venganzas", ha llegado a decir sin ningún tipo de vergüenza. Otros lo llamarían "cumplir la ley".
¿Dónde estaban esos sentimientos cuando aseguraba que él (deus ex machina) traería de vuelta a Carles Puigdemont desde Bruselas para juzgarlo? Aquellas declaraciones de Sánchez deberían estar siendo vistas una y otra vez en todas las televisiones y diarios hasta que el presidente se digne contestar qué ha cambiado desde entonces.
Estas palabras de Sánchez sobre Puigdemont de 2019 habría que difundirla hasta que nos dolieran los pulgares.
— Yago 🇨🇺 (@yagoalons) September 22, 2023
Y lo más alucinante es ver cómo los que aplaudían esta postura hoy apoyan la contraria únicamente porque lo dice su amado líder. pic.twitter.com/JAYhXQL4TW
Y mientras tanto, el Partido Popular está a por uvas y Borja Sémper se pone a hablar en euskera en el Congreso de los Diputados. No entiende que esto no es un acto de Gesto por la Paz y que no puedes ir con un lirio en la mano cuando te están tirando piedras.
El gesto de Sémper está muy bien cuando estás en la mesa con la familia política, tu cuñada te habla en gallego y tú sonríes con educación. Si no has entendido nada, le das una patada al susodicho responsable de tenerte ahí para que te traduzca. En ningún caso se te ocurre contestar "oiga, ¿usted qué ha dicho?".
Pero el Congreso de los Diputados es el lugar donde se defienden los intereses comunes de los ciudadanos, no para quedar bien con nadie con el objetivo de pasar las fiestas en paz.
El problema es que eso no es lo importante. El PSOE está consiguiendo tenernos a todos debatiendo sobre la intervención de Sémper y lo mal que lo está haciendo el Partido Popular mientras Oriol Junqueras asegura que la amnistía está pactada desde agosto. ¿De quién te fías más, de Junqueras o de Sánchez?
Así que, venga, todos de acuerdo en que el Partido Popular no parecer saber cómo atajar esta crisis.
Pero el villano de esta película es Pedro Sánchez. El hecho de que Feijóo no tenga el arrojo de Liam Neeson en Venganza no significa que le debamos exigir al PP participar en un juego en el que, para ganar, hay que saltarse todas las líneas éticas que permiten que una democracia siga siendo una democracia.
La política no es ahora mismo un circo porque Feijóo acabe de llegar a la gran ciudad y no sepa manejarse con el metro. Eso es lo que Sánchez quiere que pensemos. La política española es un drama (ojalá no una tragedia) porque el presidente no puede desmentir la afirmación de un nacionalista condenado por sedición y malversación.
Sánchez quiere que borremos de la memoria que la derecha suma más votos que la izquierda y que la mayoría de las autonomías las tiene perdidas. Feijóo no será Churchill, pero si es "un fracasado", lo es con bastante éxito.
No olvidemos que el Partido Popular le ha ofrecido al PSOE el pacto que le permitiría evitaría a los independentistas. Tampoco olvidemos que Vox cedió sus votos a Feijóo sin condiciones. Que sepas de quién hablan cuando te vuelvan a contar la historia del niño que vendía sus valores a cambio de votos.
Así que fuera caretas. El PSOE no tiene excusas para justificar su pacto con los independentistas. La izquierda defensora de la superación de las fronteras, de la unidad de la clase trabajadora, de la desaparición de las patrias se ha rendido ante un independentismo que pronto volverá a hablar de la pureza de sangre desfilando con camisas pardas.
Hablen el idioma que quieran donde quieran, aunque luego lean periódicos y vean tele en castellano. Ese no es el tema. Esto va de que tenemos un presidente del Gobierno dispuesto a destruir la legitimidad de las instituciones y de la Constitución para seguir levantándose todas las mañanas en la Moncloa.