La democracia no se defiende, se respeta. No yéndose cinco días de vacaciones como cinco excusas, evitando la lágrima fácil de una telenovela uruguaya o acortando un discurso inflado que no daba de sí ni para una cuña de radio. La democracia se respeta como se respeta a tu mujer, es decir, eludiendo usarla como señuelo de tus propios intereses. La democracia no se defiende, se respeta, pero para respetarla habría que empezar por respetarse a uno mismo y eso ya es otra historia.
Porque la democracia no es una barricada con soldados mutilados y hambrientos. Ni es tampoco lo que diga Pedro Sánchez. La democracia son hombres educados en los gestos, en no retorcer las palabras hasta dejar tullida la verdad, aunque les cueste el puesto o la vida. En no poner falacias en boca de la oposición. La democracia es la forma en la que se viste un chaqué y se inclina la cabeza ante el Rey en vez de estar con las manos en los bolsillos esperando a que entreguen el Premio Cervantes en Alcalá como quien asiste a la entrega de un perrito piloto en la tómbola de Tetuán. La democracia es no cambiar lo que es correcto por lo fácil, aunque conlleve la vida, no negociar con terroristas, rehuir del yo, mi, me, conmigo.
La democracia no es escribirse una carta a uno mismo y buscar excusas. Consiste en escribir el futuro para los demás con la generosidad del que no pide nada a cambio, ni siquiera el reconocimiento. Porque uno sabe que en este país ser presidente del Gobierno es en todos los casos llegar por la puerta grande y salir por la de atrás: que se lo pregunten a Adolfo, a Felipe, a Aznar y a los demás. Y si no estás dispuesto a ello es que te equivocaste de profesión. Pedro Pedro quería ser Loquillo, por eso intenta ser una rock and roll star desde que llegó Moncloa y la democracia no sabe nada de estrellas, ni "putos amos", ni cualquier cosa que no sea madrugar y trabajar.
La democracia son precisamente cada uno de los mecanismos que él quiere ignorar. Y un artículo llevándole la contraria e Iñaki Gabilondo firmando un manifiesto, como otros se hacían el seppuku, para acabar con su reputación. La democracia es Almodóvar al borde de un ataque de nervios… pero el presidente del Gobierno y sus ministros no pueden hacer el ridículo porque les va en el cargo y a nosotros en la dignidad. La democracia es la dignidad de cada ciudadano y a Pedro le molesta la democracia.
Por eso dijo que esto era un punto y aparte. Si en España hay una democracia y Pedro quiere un punto y a parte, será que no quiere democracia. Porque la democracia no se defiende, se respeta.