Se puede vivir sin Cataluña, lo he comprobado este fin de semana. Hay vida más acá del Penedés. Porque en España, cuando hay elecciones en Cataluña, parece que nos jugásemos el futuro de la civilización y nada más lejos de la realidad.

Por aquí sigue habiendo vida, familias en las terrazas, Modric sobre la Cibeles, España haciendo el ridículo en Eurovisión y no andamos todos en vilo por el escrutinio catalán, como cree Junqueras.

Tanto es así que a mí, el sábado, confieso que incluso se me olvidó reflexionar, aunque no tuviese que votar este domingo. Pero puestos a reflexionar, prefiero hacerlo acerca de que hay vida más allá. 

Pere Aragonès, de ERC.

Pere Aragonès, de ERC.

 

Cataluña es como esos hijos que necesitan que les hagan poco caso porque son como un agujero negro que se traga toda la atención. Igual que el índice de espectadores de las cadenas.

Telecinco degeneró en Sálvame porque había que sostener aquellas cifras como fuese. Cataluña terminó en manos de Pujoles, Rufianes, Puigdemont y compañía porque necesitaban mantener la atención que durante años le dedicaron el PSOE y PP. Y la financiación y los caprichos.

Cualquier nacionalismo no es más que una pataleta con suficiente dinero público para dilapidar. Véase el ejemplo del País Vasco.

En Castilla y León o en Extremadura, como no somos ricos, el independentismo no se nos pasa ni por la cabeza. Porque para jugar al independentismo hay que estar ocioso de solemnidad, aburrido y sobre todo montado en el euro, aunque sea a costa de los demás.

Eso es lo que se rifaba ayer en las urnas catalanas: si consentían que sus gestores de lo público siguieran jugando a que son ricos (cuando en realidad son cada vez más pobres) o volvían a ser una comunidad autónoma dispuesta a todo aquello de la solidaridad interterritorial y esas cosas que le quedan a una comunidad cuando recobra el sentido común

Cerrado el escrutinio, los titulares de la mayoría de los medios decían algo así como Illa gana tras el batacazo independentista. No han entendido nada. Lo decían como si el PSC no fuese un partido independentista. Como si el PSOE no lo fuera también…

Nadie ha hecho más por el independentismo en Cataluña que Pedro Sánchez desde 2021, que empezó con aquello de los indultos al procés para acabar en esto de la amnistía.  

Visto el resultado, yo sólo alcanzo a decir que está bien, por salir de la rutina, que la Generalidad recaiga en algún partido que no sea Junts, ERC o aquella Convergencia de Pujol. Pero el PSC no es una buena noticia se pongan como se quieran poner.

Acuérdense de Montilla, aunque ya ni los jóvenes ni los viejos sepan quién es… el del Estatut. Yo, cada vez que me hablan de Cataluña y el independentismo, sólo puedo pensar en Pla: "Pero esto ¿quién lo paga?".