La lógica conmoción que ha producido la muerte de Rita Barberá en un hotel de Madrid se ha visto empañada por la cicatería humana de los diputados de Unidos Podemos en el Congreso, que se han negado a participar en el minuto de silencio que le ha tributado la Cámara pretextando que no iban a participar en "un homenaje político a una persona imputada por corrupción".

La racanería moral y la falta de piedad de Podemos parte de una justificación tan endeble, y viene precedida de una historia doméstica con tantas manchas, que sólo se puede concluir que sus dirigentes son unos cínicos implacables que no dudan en intentar sacar un dudoso rédito incluso a costa de una persona recién fallecida.

"Homenaje"

Dedicar un minuto de silencio a una política de larguísima trayectoria, y por tanto con claroscuros en su gestión, que ha gobernado la tercera ciudad de España durante un cuarto de siglo en el que obtuvo -menos en su primera legislatura- la confianza y el apoyo de la gran mayoría de los valencianos no es un "homenaje político", como pretextó Pablo Iglesias. Es tan sólo una muestra de respeto y reconocimiento de una trayectoria propia de las democracias avanzadas.

Habrá que repasar los lloriqueos y alharacas con los que Iglesias y los suyos a su mentor Hugo Chavez para entender por qué confunden un tributo protocolario a una personalidad política recién fallecida con un "homenaje político".

Sin condena

Además, el argumento en el que se refugia Iglesias es incoherente con sus propias actuaciones y las de sus compañeros de partido. Rita Barberá ha muerto estando imputada por un presunto delito de blanqueo de capitales, pero nunca ha sido condenada por corrupción ni en este ni en ningún otro caso.

Que los dirigentes de un partido cuya fundación política ha recibido millones de dólares del régimen bolivariano y ha tenido a su disposición una televisión financiada por un régimen teocrático como el iraní se opongan a guardar un minuto de silencio por la posible relación de Rita Barberá con el pitufeo del PP en Valencia es irrisorio.

Doble vara

Si recordamos la beca que recibió Errejón por no hacer nada a cargo de la Universidad de Málaga, la especulación de Espinar con un piso protegido concedido a dedo gracias a la influencia de su padre -consejero black en Caja Madrid- o el respaldo de Iglesias a través de las redes a la libertad del terrorista Otegi no podemos sorprendernos la doble vara de medir de Podemos: implacables en público contra la presunción de inocencia de la fallecida Rita Barberá y los asuntos turbios ajenos, pero condescendientes consigo mismos.

Unidos Podemos tiene cinco millones de votos. Es imposible -y ahí la ejemplaridad del diputado de Compromís, Joan Baldoví- que la gran mayoría de sus votantes se sientan representados con la deshumanización del rival político, hasta en el momento del adiós, que ha hecho valer Iglesias en el día de la muerte de la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá.