Fotograma de 'La La Land'.

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LA TRIBUNA

¿Por qué los cuentos hacen que nuestros corazones latan al unísono?

Proust dijo que “el corazón no miente” y la ciencia le da la razón. Los cuentos son capaces de marcar el ritmo de nuestro corazón, hasta el punto de sincronizar los latidos de diferentes personas.

29 octubre, 2021 06:14

El corazón humano es mucho más que un órgano. Nadie dice, por ejemplo, que se dejó el páncreas en San Francisco, o que dos riñones laten como uno solo. Y, sin embargo, somos muchos los que creemos que dos corazones pueden latir al unísono y que el corazón es capaz de delatar emociones desconocidas. Hoy contamos con evidencias científicas que ratifican que la sabiduría popular estaba en lo cierto.

Un nuevo estudio, publicado en la revista científica Cell Reports, sostiene que cuando la gente escucha una misma historia, aunque lo haga a solas y en su casa, su pulso cardíaco sube y baja al mismo ritmo.

“Estas fluctuaciones no son aleatorias” explica Lucas Parra, profesor de ingeniería biomédica en el City College de Nueva York y autor principal de la investigación. “Es la narrativa la que guía el pulso del corazón. Hay una unión explícita entre el corazón humano y la historia”.

El descubrimiento coincide con decenas de estudios que revelan que nuestros cerebros se sincronizan cuando interactuamos en el mismo lugar, compartimos una actividad o, simplemente, estamos de acuerdo en algún asunto.

"Las conexiones del corazón con nuestro cerebro son tan estrechas que, cuando escuchamos la misma historia, nuestros latidos se sincronizan"

Pero este nuevo estudio va un paso más lejos y confirma que nuestros ritmos cardíacos se sincronizan al escuchar la misma historia, sin necesidad de estar en la misma sala ni de estar acompañados.

El estudio abarca cuatro estudios más pequeños, cada uno de ellos con entre 20 y 30 participantes. En los cuatro grupos se monitorizó la frecuencia cardíaca de los sujetos mediante un electrocardiograma mientras escuchaban diferentes historias que incluían breves fragmentos de 20.000 leguas de viaje submarino de Julio Verne, extractos de vídeos educativos y fábulas infantiles pregrabadas.

El propósito era analizar el nivel de sincronización de la frecuencia cardíaca entre los participantes, que escucharon la misma historia en distintas ocasiones. ¿Coinciden los picos y los valles de los latidos de su corazón en el electrocardiograma? ¿Marca nuestro corazón fielmente la vida de nuestra mente cuando leemos un libro, escuchamos la radio o un podcast, o cuando vemos un vídeo en el móvil?

Escribió Marcel Proust a comienzos del siglo XX que “el corazón no miente”. Y la información disponible lo confirma. Las conexiones del corazón con nuestro cerebro son tan estrechas que, cuando escuchamos la misma historia, nuestros latidos se sincronizan.

Lo novedoso es que la correlación de la frecuencia cardíaca entre los sujetos no depende de que interactúen entre ellos, y ni siquiera de que estén en el mismo lugar

El estudio descubrió que los sujetos del mismo grupo repetían patrones de sincronización y que sus frecuencias subían y bajaban aproximadamente en los mismos momentos de la narración. Sin embargo, cuando perdían el hilo, perdían también la sincronización cardíaca y recordaban peor la historia.

Los investigadores no analizaron qué partes de la historia alteraron la frecuencia cardíaca. Sólo se centraron en los patrones comunes. Pero constataron que quienes mejor sincronizaban su corazón con el resto, mejor recordaban el contenido de la historia. “Nuestra conclusión es que la historia consigue absorber nuestra atención”, ha explicado el profesor Parra, que ha añadido que los resultados son “reconfortantes”.

“Lo novedoso es que la correlación de la frecuencia cardíaca entre los sujetos no depende de que interactúen entre ellos, y ni siquiera de que estén en el mismo lugar” ha dicho también Parra. “Pueden estar escuchando historias a solas en casa y que su frecuencia cardíaca se alinee con la historia y, por lo tanto, con otros oyentes. De modo que no es la interacción entre las personas, sino la historia misma, la que lo hace posible”.

La clave, ha dicho Parra, es que cuando escuchamos el mismo programa de radio, o cuando vemos un contenido de Netflix, nuestros corazones laten al unísono.

Lo que demuestra que no estamos solos.

*** Susan Pinker es psicóloga. Este artículo apareció publicado por primera vez el 9 de octubre de 2021 en el Wall Street Journal.

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