Para qué sirve sobrevolar EEUU en globo
Una tecnología a priori tan rudimentaria puede tener todavía utilidad militar y proporcionar varias ventajas sobre el enemigo, en un marco de conflicto multidominio y guerra psicológica.
Si hay un tema goloso para los teóricos de la conspiración, que obsesiona a medio mundo y especialmente a los estadounidenses desde hace casi un siglo, son los ovnis (Objetos Voladores No Identificados). UFO para los yanquis, en su traducción al inglés.
En las últimas dos semanas los avistamientos ovnis están de nuevo de moda. Aunque esta vez la lejana civilización sospechosa de haberlos enviado no es extraterrestre (que sepamos). El antagonista de esta historia parece mucho más cercano, vecino de nuestro mismo planeta. Quizá también de continente.
Existen muchas incógnitas todavía. ¿Qué eran estos objetos? ¿Cuál era su propósito? ¿Por qué tantos en tan poco tiempo?
La verdad aún se nos esconde. Pero, para acercarnos un poco más, merece la pena repasar lo que sabemos y lo que no hoy, tras el derribo de estos cuatro "ovnis" por parte de la Fuerza Aérea americana.
Lo primero es situar los derribos cronológicamente.
El pasado sábado 4 de febrero, un F-22 Raptor, flamante caza de quinta generación de la USAF, derribó a una altitud de 60.000 pies, equivalente a unos 18 kilómetros, un globo de origen chino de 60 metros de longitud. Lo hizo caer sobre las costas de Carolina del Sur, tras recorrer todo el país de costa a costa, sobrevolando silos de misiles nucleares en Montana en su particular Ruta 66.
La traca final de este primer episodio llegó este fin de semana. El viernes 10 de febrero, otro F-22 derribó un objeto sobre las gélidas aguas de Alaska.
Ahora se trata sólo de un "objeto". Cambia la terminología.
El sábado 11, un segundo objeto fue derribado, en este caso sobre territorio canadiense, por otro F-22 estadounidense, fruto de la colaboración entre ambos países.
Y, finalmente, el domingo 12, un tercer objeto fue nuevamente derribado por un F-16, también estadounidense, sobre el lago Hurón, cerca de Michigan. Nunca en toda la Guerra Fría el Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (NORAD) había tenido que ordenar tantos derribos en tan poco tiempo.
Lo primero que llama la atención, además de la cantidad, es la denominación y su origen. Mientras que el primero fue definido desde el principio por las autoridades como "globo de origen chino", los otros tres son aún objetos de origen desconocido en las versiones oficiales, lo que ha dado alas a la imaginación.
"Todos los globos con aplicaciones civiles están debidamente registrados y monitorizados para evitar riesgos en la seguridad aérea"
El motivo reside en que el primero, el globo, fue detectado y monitorizado por los americanos desde hace semanas, llevando su origen hasta China. Por su parte, los objetos responden a detecciones, posiblemente inesperadas, tras ajustar los americanos ciertos parámetros en sus sistemas de detección. En el caso del globo sabían bien lo que derribaban. En el resto, seguramente no lo tuvieran tan claro.
Pero ¿qué es lo que alteraron en estos sistemas para detectar tres objetos en tres días? Estos sistemas están configurados con filtros que, ante la gran cantidad de falsas amenazas que aparecerían si estos no existieran, permiten, justamente, filtrar. Enfocarse, por ejemplo, en objetos a gran velocidad, como potenciales bombarderos estratégicos Tu-95 rusos.
Si eliminamos o reducimos estos filtros, pueden aparecer blancos fruto de otros objetos a menor velocidad. El globo chino volaba a entre 35 y 75 km/h a 60.000 pies de altitud. Un avión comercial típico vuela en crucero en régimen subsónico a unos 900 km/h a 35.000 pies.
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Por otro lado, tenemos las descripciones que han trascendido. Mientras que en el globo Estados Unidos sabía que llevaba embarcados equipos y sensores de vigilancia (para investigación civil, según China), en los segundos se actuó distinto. Primero se derribó y luego se preguntó.
No llegaron a saber con certeza qué carga de pago llevaban. Ni siquiera si la llevaban. Actualmente, se está tratando de recuperar los restos de los sensores del globo chino en aguas de Carolina del Sur. También de los objetos. Información valiosísima sobre la tecnología de un potencial enemigo, sea quien sea.
Existen multitud de globos hoy en día con aplicaciones civiles, como vigilancia del clima o investigación científica. Todos están debidamente registrados y monitorizados para evitar riesgos en la seguridad aérea.
Precisamente este fue el motivo por el que el presidente Joe Biden ordenó abatir los objetos. Dispositivos de origen y con rumbo desconocido volaban a entre 20.000 y 40.000 pies, el rango de altitud en el que opera la aviación comercial. Un peligro inaceptable para la seguridad de la aviación. Debían ser derribados.
Pero no puede acabarse con ellos en cualquier momento y lugar. Para evitar que los restos fruto de la explosión, también llamado debrís, cayeran sobre población civil en tierra, se esperó a que alcanzaran el mar, lagos o zonas despobladas.
"Incluso si el objeto es detectado y derribado, ya ha sido capaz de analizar los sistemas de respuesta del enemigo y de obtener información clave"
En estos derribos, algunos pilotos alertaban de fallos en sus sensores. De ser cierto, es posible que estos objetos también portaran algún tipo de equipo de guerra electrónica. Algo difícil, pero no imposible.
Por último, sólo queda saber qué obtiene China, Rusia, o quien sea que haya llevado estos objetos hasta suelo americano. Y cómo una tecnología a priori tan rudimentaria como el globo puede tener todavía cierta utilidad militar.
Lo cierto es que por un módico precio se pueden obtener al menos tres ventajas.
La primera es directa. Se ponen a prueba los sistemas de detección del enemigo, posibles fallos, puntos débiles, etcétera.
Si se consigue entrar en el país enemigo, se puede obtener una segunda ventaja. El globo chino llegó a pasar sobre una base aérea con silos de misiles nucleares. Tomó así información a muy baja altitud de manera continuada, muy valiosa para sus intereses (la famosa inteligencia, o ISR en el argot).
Mientras los satélites tienen que esperar una o varias órbitas completas a pasar sobre el objetivo (e incluso en órbita baja siguen estando a gran altitud), estos globos pueden recabar información más cerca del objetivo y durante más tiempo.
Por último, incluso si el aparato es finalmente detectado y derribado, también se obtienen varias ventajas. Porque el emisor ya ha sido capaz de analizar los sistemas de respuesta del enemigo y de obtener información clave. Y de golpear directamente en la mente de la población civil, llevándoles el miedo y la histeria a casa. Un miedo especialmente crítico en las democracias occidentales.
El país emisor también puede, de paso, poner nerviosos a los militares de su enemigo. De momento, ya han tenido que reconfigurar sus sistemas de detección. Y, no sabemos hasta qué punto, dudar de sí mismos.
Dominio cognitivo o psicológico y OODA loop, dos conceptos clave de la guerra del presente y el futuro. En nuestros días ya no sólo se opera en los tradicionales dominios de tierra, mar y aire. Hoy, los conflictos son ya multidominio. Y la mente de la población, el dominio cognitivo, es uno de ellos.
*** Pelayo Menéndez es responsable de Tecnología del NGWS/FCAS en Indra.