El presidente ruso Putin celebra su conferencia de prensa anual en Moscú.

El presidente ruso Putin celebra su conferencia de prensa anual en Moscú. Reuters

LA TRIBUNA

Putin habla mucho de nazismo, pero ¿quién es el nazi aquí?

El presidente ruso honra a un filósofo profascista, alimenta teorías conspirativas y confía en manipuladores judeofóbicos.

16 diciembre, 2023 02:56

El presunto "nazismo ucraniano" es una de las narrativas constantes de la propaganda y la desinformación rusas. Dependiendo de la audiencia a la que se dirige el mensaje, los propagandistas establecen paralelismos entre las realidades ficticias del sistema político ucraniano y el Tercer Reich, o identifican literalmente a los ucranianos modernos con los nazis, atribuyéndoles puntos de vista, ideas, símbolos y retórica nazi.

Un ejemplo. A principios de septiembre, en la televisión estatal rusa, Vladímir Putin declaró que los "amos" occidentales de Ucrania "designaron" deliberadamente al judío étnico Volodímir Zelenski como su presidente para ocultar la "naturaleza neonazi del régimen de Kiev".

No es ninguna novedad que el líder ruso acuse constantemente a los políticos de otros países de sus propios pecados. El asesinato o el encarcelamiento de líderes de la oposición, la destrucción de las instituciones democráticas y la agresión armada contra otros Estados están lejos de ser una lista completa de las fechorías de Putin. Él desvía la atención culpando a otros.

Biden y Zelenski en el Despacho Oval de la Casa Blanca en Washington.

Biden y Zelenski en el Despacho Oval de la Casa Blanca en Washington. Reuters

Un reflejo de la realidad rusa es la opinión de que el presidente de Ucrania no es elegido por los ucranianos en elecciones democráticas, sino "nombrado" por los socios occidentales.

Estas declaraciones refuerzan las teorías conspirativas de corporaciones globales y élites financieras, de un gobierno mundial en la sombra, etcétera. Y la teoría resuena en todo el mundo, especialmente entre audiencias de extrema izquierda y extrema derecha.

Esta declaración de Putin se convirtió además en el disparo de salida simbólico para la propaganda antisemita rusa, que precedió al ataque terrorista de Hamás contra Israel. La clave de esta ola de propaganda fue la idea de que los judíos, descendientes de quienes sobrevivieron al Holocausto, utilizan la historia para cometer crímenes contra otros pueblos. Fue esta tesis la que se convirtió en la base para acusar luego a Israel y justificar a los militantes de Hamás después del inicio de la guerra en Gaza.

"Putin profesa abiertamente la filosofía del fascismo ruso. Más de una vez ha dicho que el pensador ruso Ivan Ilyin es su filósofo favorito"

¿Fue este un truco de la propaganda táctica diseñada para crear un contexto mediático negativo para Israel antes del ataque de Hamás? En mi opinión, se trata más bien de una estrategia a largo plazo y de una manifestación de convicciones profundas.

Vladímir Putin profesa abiertamente la filosofía del fascismo ruso. Más de una vez ha dicho que el pensador ruso Ivan Ilyin (1883-1954) es su filósofo favorito. La profundidad de la influencia de las ideas de Ilyin en la cosmovisión de Putin se evidencia en el hecho de que, al comienzo de su gobierno, el presidente ordenó que sus cenizas fueran transportadas y enterradas nuevamente en San Petersburgo con honores dignos de un destacado estadista. Putin pagó la decoración de la lápida con su propio dinero.

Ilyin creía que el gobierno republicano y democrático en Rusia era un signo de decadencia y debilidad. Que el fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán simplemente eran una copia de las "eternas" ideas rusas de mesianismo y un Estado nacionalista fuerte. Ilyin acogió también con satisfacción la llegada al poder de Mussolini y Hitler, y luego negó los crímenes de sus regímenes contra los judíos.

Al igual que Putin y su séquito, Ilyin afirmó que el Imperio ruso siempre se defendió a sí mismo y no atacó a nadie. Esto, por supuesto, es mentira. Ya en 1898, el Estado Mayor ruso se jactaba ante el zar Nicolás II de que, desde 1700, Rusia había librado 38 guerras. En 36 de esos casos, Rusia fue la primera en atacar a sus vecinos.

Quizás fue la justificación filosófica y manipuladora de la agresión armada como una forma de "autodefensa" lo que atrajo tanto a Putin y lo obligó a recurrir a las obras de Ilyin, por ejemplo, en la primavera de 2014, cuando Rusia anexó Crimea y anunció la creación de la Nueva Rusia (Novorossiya) en el territorio de varias regiones de Ucrania.

Posteriormente, Putin utilizó la declaración de Ilyin sobre la indivisibilidad de los pueblos ucraniano y ruso en su manipulador artículo Sobre la historia de los rusos y los ucranianos, que justificó el ataque a Ucrania.

Finalmente, Putin citó a Ilyin en septiembre de 2022, anunciando solemnemente la "inclusión" de cuatro regiones ucranianas, algunas de las cuales estaban ocupadas por fuerzas rusas, en la Federación Rusa.

Por tanto, la justificación del nazismo real, no ficticio, no es un problema para Putin, si se combina con las ideas de la supremacía y la elección divina de los rusos y con su "derecho" a subyugar a otros pueblos.

"Es en Rusia donde se asesina a los políticos de la oposición que pretenden competir con Putin. Por ejemplo, Boris Nemtsov"

El entorno de Putin comparte sus opiniones judeófobas y su inclinación por las teorías conspirativas.

Por ejemplo, en mayo de 2022, en una entrevista con el canal de televisión italiano propiedad del fallecido ex primer ministro Silvio Berlusconi, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, afirmó que los judíos son los "mayores antisemitas" y que Hitler era de origen judío.

Esto, nuevamente, se dijo en el contexto del origen judío de Zelenski, a quien Lavrov atribuyó crímenes de guerra ficticios, desviando así la atención de los verdaderos crímenes de guerra cometidos por Rusia en Ucrania.

Lavrov ha sido jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia durante casi 20 años y es muy consciente de las vulnerabilidades de las principales potencias y organizaciones internacionales. En vísperas de la invasión a Ucrania, fue Lavrov quien, en muchos foros diplomáticos, negó la posibilidad de una guerra y mintió diciendo que el Ejército ruso no se estaba preparando para una agresión.

El jefe del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev, que dirigió de 2000 a 2008 el principal servicio secreto de Rusia, el Servicio Federal de Seguridad, dijo en enero de 2023 que todos los asesinatos de presidentes estadounidenses fueron encargados por "corporaciones transnacionales". Incluido Abraham Lincoln.

Esto es una imagen especular: es en Rusia donde se asesina a los políticos de la oposición que pretenden competir con Putin. Por ejemplo, Boris Nemtsov.

"Los mercenarios del grupo Wagner en África se comportan de la misma manera que los colonizadores blancos del siglo XIX"

El mismo Patrushev también cree que la economía mundial funciona exclusivamente por el interés de los "mil millones de oro" de Estados Unidos y Europa (una teoría conspiratoria popular en Rusia). Al mismo tiempo, cree que estos Estados seguramente experimentarán la quiebra y el colapso total.

Sin embargo, toda la retórica anticolonial y antioccidental de Rusia suena menos convincente cuando recordamos que la base del bienestar del Estado ruso sigue siendo la venta de recursos naturales a los Estados de los "mil millones de oro" a cambio de dólares y euros. Y la élite rusa quiere mantener dinero en bancos europeos y estadounidenses.

Mientras tanto, los mercenarios del grupo Wagner en África se comportan de la misma manera que los colonizadores blancos del siglo XIX. Cometen crímenes contra los residentes locales, extraen oro y diamantes ilegalmente e invierten las ganancias en la guerra contra Ucrania.

No es por casualidad que Putin y sus secuaces de alto rango eligen a ucranianos y judíos para sus ataques verbales. Esto coincide con sus ideas sobre los pueblos "superiores" e "inferiores" y sobre el derecho de Rusia a conquistar y humillar a sus vecinos. De esta manera, la élite rusa difunde su narrativa en el mundo para provocar enemistad contra las sociedades que se han atrevido a luchar eficazmente contra terroristas y agresores.

El descrédito de Ucrania e Israel debería convencer a otras naciones de que no vale la pena resistir y arriesgar la vida por el bien de la libertad. Si esta narrativa pasa de las redes sociales a las páginas de publicaciones respetables y a los salones parlamentarios de los Estados europeos, el Kremlin lo verá como una señal para iniciar nuevas guerras en el continente.

*** Petro Burkovskiy es director ejecutivo de la Fundación Iniciativas Democráticas Ilko Kucheriv.

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