¿Podrá Nadal volver a competir al más alto nivel?
La lesión de Nadal afecta a dos rasgos característicos del tenis: la arrancada y el saque. Es imposible jugar si se siente un dolor profundo durante esos dos lances.
Puede que Rafael Nadal, ganador de 22 Grand Slam, no vuelva a jugar jamás en el Abierto de Australia. Nadal ha anunciado su retirada antes del comienzo del torneo debido a una microrrotura en el músculo psoas ilíaco. Con el objetivo de probarse, acababa de regresar a la competición en Brisbane, donde perdió contra un desconocido Jordan Thompson.
La enésima recaída de Nadal plantea algunas preguntas. ¿Podrá regresar a las pistas de tenis? ¿Qué significa esta lesión? ¿Hasta qué punto es grave?
La carrera del tenista español se ha visto truncada en numerosas ocasiones por lesiones. Australia parece ser una maldición para él, ya que durante sus giras allí ha sufrido varios contratiempos de este tipo.
En Australia, Nadal ha tenido que retirarse hasta seis veces. Tres en el Abierto de Australia, dos en Brisbane y una en la ATP Cup.
Su última lesión es una vieja conocida. Le ocurrió lo mismo el año pasado, en su segundo partido del Abierto de Australia, cuando se enfrentó al americano Mackenzie McDonald. La lesión aceleró su derrota: perdió en sólo tres sets.
Las lesiones musculares son una epidemia en el deporte profesional. Sobre todo en aquellas disciplinas donde existen cambios bruscos de intensidad, como en el tenis.
A ello debemos sumar las condiciones extremas de calor y humedad que se dan en Australia en esta época del año. La deshidratación y las altas temperaturas hacen que el tejido muscular sea más vulnerable a la rotura. Esto explica la "mala suerte" del jugador con las lesiones en Melbourne.
Los desgarros musculares, como el de Nadal, no suelen producirse por un traumatismo directo, sino a causa de una contracción excesiva de las fibras musculares contra resistencia.
¿Esto qué significa?
Es como si el músculo tuviera que hacer su labor de fuerza en una dirección X con una losa apretando en la dirección contraria Y.
Este mecanismo produce una elongación excesiva de las fibras musculares que, en última instancia, produce su rotura, resultando la mayoría de veces en una rotura parcial. Es muy extraña la rotura completa. Lo de Nadal es una rotura parcial, una lesión técnicamente llamada "de grado 2".
"Aunque el parón de tres meses pueda parecer desproporcionado, uno de los errores más típicos en estos casos es el regreso precoz y la rerrotura"
El psoas ilíaco es un músculo profundo que tiene su origen en las vértebras lumbares y en la pelvis. Se inserta en la zona interna del fémur. Se trata de uno de los músculos más potentes del cuerpo y actúa como el principal flexor de la cadera. Por eso está involucrado en esas arrancadas de carrera tan repentinas y tan típicas del tenis.
El psoas ilíaco, además, se comporta como un iniciador de la flexión del tronco cuando el muslo está en una posición fija. Este es un gesto muy frecuente en el saque. El jugador, al lanzarse la pelota, pasa de tener el tronco muy extendido a flexionarlo bruscamente con el objetivo de imprimir velocidad a la bola.
La lesión de Nadal afecta por tanto directamente a dos rasgos característicos del tenis, la arrancada y el saque. Es imposible no ya competir, sino jugar siquiera, si se siente un dolor profundo durante esos dos lances.
Hemos analizado cómo se producen estas lesiones, pero ¿cuál es el dolor que generan? ¿Y cómo se diagnostican?
La manifestación más habitual de un psoas ilíaco lesionado es un daño irradiado hacia la ingle, siguiendo el recorrido desde el músculo hasta su inserción en el fémur. De ahí que muchas veces sea difícil distinguir esta lesión de otras que afectan a la cadera.
Para su detección, debido a la profundidad del músculo, lo más útil es la resonancia magnética. Nadal se hizo esta prueba de imagen de manera urgente tras llegar a Melbourne, donde iba a participar en el Abierto de Australia. La resonancia confirmó la microrrotura muscular y Nadal tomó la decisión de retirarse.
El tenista ha anunciado que su objetivo es regresar a la competición dentro de tres meses, en la temporada de tierra batida. Aunque pueda parecer un parón desproporcionado, uno de los errores más típicos en estos casos es el regreso precoz, que podría provocar una "rerrotura".
"Nadal no podía competir en Australia bajo ningún concepto. Una lesión de ese grado en el psoas ilíaco le obligaba a parar"
La curación que ahora afronta Nadal conlleva una serie de fases.
Inicialmente, existe una inflamación y una necrosis del tejido dañado.
Después, durante una segunda fase, se activan unas células satélite que se convierten en nuevas fibras musculares con el objetivo de sustituir a las dañadas.
Por último, se produce una remodelación del tejido recién formado. Esta remodelación es clave, ya que la rotura se salda primero con una cicatriz, que está hecha de un tejido distinto al original, mucho más rígido, sin capacidad elástica.
Gracias a la remodelación, la cicatriz deja paso a un tejido con las garantías del anterior.
Dependiendo del grado de la lesión, este proceso de regeneración del tejido es más corto o más largo (entre tres y ocho semanas). La rehabilitación dirigida por un experto es crucial y debe respetar estos tiempos para la correcta recuperación del jugador.
Esta rehabilitación requiere una serie de fases, siendo la última el entrenamiento específico controlado y progresivo que a mi juicio, en el caso de Nadal, no debería empezar hasta que se cumplan entre cuatro y seis semanas desde la lesión.
Es verdad que existen ciertas terapias ortobiológicas que ayudan a la regeneración de tejidos y que pueden acelerar este proceso, como por ejemplo el Plasma Rico en Plaquetas (PRP). Nadal ya ha recibido este tratamiento PRP en el pasado y en varias ocasiones. Su aplicación fue dirigida por el pionero en este campo, el doctor Mikel Sánchez. No es descartable que recurra una vez más al PRP.
Nadal no podía competir en Australia bajo ningún concepto. Una lesión de ese grado en el psoas ilíaco le obligaba a parar. Aunque mediáticamente pueda resultar decepcionante y genere dudas, sólo así podrá competir con garantías durante la temporada de tierra batida.
*** Antonio Arenas es miembro del equipo de cirugía ortopédica y traumatología de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid.