20 años de 'La fuerza de la razón': Oriana Fallaci acertó en todo
Fallaci fue profética y predijo en su libro La fuerza de la razón, que cumple ahora veinte años, el problema que existe hoy con el islam en toda Europa occidental.
Entrevistó a Mohamed Ali, a Arafat, a Gadafi, se quitó el velo ante el ayatolá Jomeini, estuvo doce veces en un Vietnam en guerra y hasta fue dada por muerta: la sacaron moribunda de una morgue tras la matanza de estudiantes de la plaza de las Tres Culturas, en los prolegómenos de los Juegos Olímpicos de México 1968.
Oriana Fallaci fue una reportera de raza, indómita. Sus artículos y libros fueron leídos en medio mundo, y llegó a ser una de las periodistas más conocidas del siglo XX.
Hoy su obra permanece olvidada y estigmatizada.
Su delito, disparar a diestra y siniestra contra los culpables de la decadencia occidental. Unos culpables que señaló en un Yo acuso particular con tres libritos escritos tras el trauma del 11-S, que vivió horrorizada desde su casa de Nueva York.
El segundo de estos libros, La fuerza de la razón, ha cumplido este año dos décadas, hecho que ha pasado inadvertido a pesar de que los acontecimientos actuales refuerzan aún más los argumentos de Fallaci, que supo ver entonces la deriva a la que iba Europa.
La fuerza de la razón nació como un simple post scriptum, a añadir dos años después a La rabia y el orgullo, que vendió millones de ejemplares en todo el mundo pese a los ataques que recibió su autora y a un intento de cancelación que no la amedrentó y que dio como fruto este segundo ensayo.
En ambos libros denuncia la barbarie del islam y su extensión por Occidente por encima de la cultura y las tradiciones europeas y, sobre todo, y aquí el orgullo y la razón, defiende la superioridad de la cultura occidental como útero del que nacen los derechos inalienables del individuo.
Para Fallaci, y por esto fue acusada de racista y de fascista (y eso que siendo adolescente luchó contra los nazis), Occidente está en guerra con el islam desde antes de las Torres Gemelas. Una nueva reconquista inversa, una guerra de religión, la yihad, que Europa está dispuesta a perder. Una colonización del continente que acabará por convertirse en "Eurabia".
"Para Fallaci, la izquierda y la derecha son los culpables de la situación, ya que permiten la inmigración ilegal y las regulaciones masivas"
La izquierda y la derecha son los culpables de la situación, ya que permiten la inmigración ilegal y las regulaciones masivas, facilitando la llegada de personas que no sólo no quieren integrarse, sino que tienen como objetivo la instauración de su cultura en nuestro continente. Una cultura que suponen superior a la nuestra y que debe acabar prevaleciendo.
Habla la italiana de evitar Estados dentro de los Estados. Barrios en nuestras ciudades donde no rija más que la ley islámica por encima del Estado de derecho, las respectivas Constituciones o los derechos humanos.
Como vemos, Fallaci resultó profética y, aunque las generalizaciones sean seguramente injustas, predijo el problema que hoy existe en toda Europa Occidental, donde crece día a día una masa de ciudadanos que no creen en los valores europeos. Esos valores que han puesto al ser humano, su libertad y su dignidad, como centro de todo.
Y es que ellos, escribe Oriana Fallaci, colocan a Alá en el lugar de la Ley y del Estado. Es un totalitarismo que considera una blasfemia la separación entre Iglesia y Estado.
"¿Vamos a entregarnos al yugo de un credo que no es el nuestro, que no pertenece a nuestra cultura, que en vez de amor siembra odio y en vez de libertad esclavitud, que en Dios y en el césar ve la misma cosa?", escribe Fallaci.
Frente a este panorama, renace tristemente una extrema derecha que se aprovecha de esta situación gracias a la falta de acción de los poderes tradicionales. El buenismo idiota de la izquierda, que todo lo arregla con un multiculturalismo banal y suicida; la derecha, que no defiende el legado histórico de los pueblos; y una Iglesia católica que promueve un ecumenismo que sólo da alas a los fanáticos.
La vida y obra de Oriana Fallaci sigue más vigente que nunca hoy en día, aunque podamos no estar de acuerdo con todos sus postulados. El suyo es un grito de desesperación que pretendía despertar a nuestra sociedad de su letargo y que veinte años después sigue sin ser escuchado.
*** Cristóbal Villalobos es escritor e historiador.