
Donald Trump en su Despacho Oval, en Washington, el pasado 25 de febrero.
7 dudas razonables sobre el Nuevo Orden Mundial y el Trumpanato en Ucrania
Trump no tiene ideología. Es un hombre de negocios que actúa desde la privilegiada atalaya de la mayor potencia mundial.
1. La administración Trump ha tardado apenas un mes y medio, desde su segunda toma de posesión del cargo de presidente, para finiquitar, aparentemente a cualquier precio, la guerra de Ucrania.
¿Debemos interpretarlo como una genial y ágil estrategia prefijada y eficazmente ejecutada, o quizás el prurito haya sido eliminar por las bravas y cuanto antes un problema molesto y enquistado antes de pasar a las grandes ligas del Indopacífico?
De ser así, sería el segundo estorbo geopolítico que liquida en pocos días el oxigenado presidente tras el alto el fuego entre Israel y Hamás.

Donald Trump y Keir Starmer, reunidos en la Casa Blanca. Reuters
2. La aparente pleitesía y sumisión a Rusia, ¿es real y estratégica o simplemente un prontopago que Estados Unidos está dispuesto a acometer?
¿Tiene sentido hablar de una alianza entre Washington y Moscú fiable y duradera?
¿De un Nuevo Orden Mundial?
Contar con Rusia como aliado ha sido un error a lo largo de la historia de la humanidad: sencillamente, Moscú nunca cumple sus pactos. Además, a pesar su enormidad en lo físico y militar, no deja de ser un gigante con pies de barro que se desangra a un ritmo de más de mil soldados muertos al día, y gobernado con mano de hierro por un cada vez más envejecido Putin, quien oye crecientes críticas a su alrededor.
Por contra, la imprevisibilidad de Trump no parece ser la mejor garantía para edificar nada.
Más aún, si Rusia es el principal aliado de China, la némesis de Estados Unidos, ¿permitirá Pekín cualquier tipo de coqueteo del Kremlin con la Casa Blanca? Los lazos entre chinos y rusos son mucho más robustos que con los americanos.
3. Putin tiene tres sueños.
Uno húmedo, que es convertir Ucrania en una nueva Bielorrusia.
Otro tórrido, que es anexionarla por completo y después engullir Moldavia y los países bálticos.
Y otro directamente de porno duro, que es resucitar Yalta y repartirse el mundo.
Pero ¿es viable una Ucrania prorrusa?
"No es baladí el poder de la reputación en la opinión pública. Todo el que se acerque a Putin se contamina y ni siquiera Trump es inmune"
Imaginemos una Ucrania con la mitad del territorio bajo bandera rusa y la otra mitad gobernada por un títere del corte de Yanúkovich. ¿Cuánto tardaría todo en saltar nuevamente por los aires con el precedente de la revolución naranja de 2004, más los desgarros y traumas de una guerra, a pesar de todo heroica para el pueblo?
Sumemos la figura de un Zelenski asesinado o en el exilio, elevado a mártir, y con toda la fuerza de un símbolo romántico contra los opresores. De hecho, la burda y desagradable trampa en el despacho oval perpetrada por Trump y Vance supuso, también, un refuerzo de la imagen del presidente ucraniano.
No es baladí el poder de la reputación en la opinión pública. Todo el que se acerque a Putin se contamina, mientras que quien se aleja de Zelenski parece menos fiable, y ni siquiera Trump es inmune. Para empezar, algunos senadores republicanos ya han manifestado su desacuerdo con los recientes desprecios al presidente ucraniano.
4. Si aceptamos que Rusia es la nueva mejor amiga de Estados Unidos, y Marruecos el niño bonito de África, ¿no es esta una pinza más que inquietante, especialmente para España cuando se produzca, que se producirá, la invasión de Ceuta y Melilla?
¿Llegaremos a tiempo para rearmarnos con la coalición actual de gobierno? ¿Realmente queremos rearmarnos? Si nos da pereza rebatir falacias insidiosas como que la UE nació para "joder a Estados Unidos", ¿cómo defenderemos la legitimidad de las dos ciudades autónomas en suelo africano?
5. Asumiendo que, en efecto, Trump tiene una mínima estrategia respecto a la UE, ¿hasta qué punto está dispuesto a asfixiarla siendo, a pesar de todo, su principal socio comercial y, junto a Australia, la única representante real de la cultura occidental?
El S&P 500, el Dow Jones y el Nasdaq Composite, así como las bolsas de todo el mundo empiezan a tambalearse ante el panorama actual.
Aunque ahogada en sus interminables y reiteradas reuniones fútiles, más pronto que tarde Europa responderá y habrá consecuencias dentro y fuera de Estados Unidos.
¿Merece la pena el riesgo?
¿Pasados los primeros 100 días de mandato, se reducirán los infartos de miocardio diario que está provocando la Casa Blanca?
¿Dónde está el límite de carga de la propia UE, aunque en las últimas décadas haya tragado con Rusia hasta la extenuación?
Bienaventurados los mansos.
6. ¿Y sí todo esto no es más que una rotunda, burda aunque eficaz estrategia típicamente trumpiana para que Europa responda, por fin, a la gran obsesión del mandatario con la UE?
Es decir, que de una vez por todas se cubra sus propias espaldas en materia militar para poder dedicar sus esfuerzos con ciertas garantías a la verdadera batalla del Indopacífico?
¿Y si el episodio con Zelenski, ahora tendiendo la mano, era parte del guion?
7. ¿Por qué seguimos hablando y perdiendo el tiempo sobre si estamos más o menos alineados con la ideología de Trump? Donald Joe, sencillamente, no tiene ideología. Es un hombre de negocios que negocia desde la privilegiada atalaya de la mayor potencia mundial.
De hecho, está aplicando su propio manual, explicado en el superventas The Art of the Deal.
Si quieren echarle un vistazo reconocerán las claves de lo que está ocurriendo ahora: una filosofía empresarial que se cimenta en la combinación de agresividad, flexibilidad y una poderosa marca personal.
Sobre estas tres patas se asienta para empezar la negociación en unos máximos asfixiantes para el otro, que, normalmente, cede.
A México y Canadá les mantiene el pulso con unos brutales aranceles del 25% y sólo los rebajará a cambio de un mayor control fronterizo. A Colombia, por su parte, le bajó los humos en sólo ocho horas tras una mínima crisis por los deportados.
Bonus 1: ¿Qué demonios está haciendo Vox?
Bonus 2: ¿Qué demonios está haciendo el Partido Demócrata?
*** Andrés Ortiz Moyano es periodista y escritor.