El secretario de Estado americano, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani.

El secretario de Estado americano, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani. EFE

Tribunas

El multilateralismo no ha dicho aún su última palabra

Los ministros del G7 han expresado su preocupación por la expansión militar china y el rápido aumento de su arsenal nuclear.

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La política internacional de los últimos meses hacía pensar que la reunión de los ministros del G7 en Charlevoix iba a terminar en un espectáculo lamentable en directo. Espectáculo que sería una prueba más del nuevo rumbo de la diplomacia estadounidense para poner fin al multilateralismo.

Algo similar a lo vivido hace dos semanas en el despacho Oval entre Trump y Zelenski.

Afortunadamente, no ha sido así. La reunión ha sido un soplo de aire fresco en medio de la evidente tensión en este nuevo orden internacional.

Una de las reuniones mantenidas por el G7 en Charlevoix, Canadá, esta semana.

Una de las reuniones mantenidas por el G7 en Charlevoix, Canadá, esta semana. EFE

Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea se han reunido esta semana en Charlevoix, Quebec (Canadá), dentro de la habitual reunión de los responsables de la política exterior para preparar la Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará del 15 al 17 de junio en Kananaskis, Alberta, al oeste del país.

Tras dos días de intensos debates y negociación, se ha logrado un acuerdo de declaración conjunta en temas de política internacional.

Y eso pese a los temas candentes que dividen y generan tensiones dentro del Grupo, como la nueva política arancelaria de Estados Unidos; la cuestión de la defensa y seguridad europea; las diferencias para resolver la guerra de Ucrania por parte de Europa y Estados Unidos; y, en especial, los comentarios de la Administración Trump-Vance sobre la soberanía de Canadá, entre otros.

El texto de la declaración, de cuatro páginas, cuenta con un total de veintidós puntos.

De ellos, seis se han dedicado a Ucrania; cuatro, a la paz y estabilidad de Oriente Medio; seis, a la región del Indo-Pacífico; dos, a la situación de Haití y Venezuela; otros dos, al apoyo de la paz en Sudán y la República Democrática del Congo; y uno, a reforzar las sanciones y contrarrestar la guerra híbrida y el sabotaje.

Todos han cedido en algo. En eso consiste una negociación.

No obstante, el mundo puede considerar este texto una pequeña victoria en este periodo de incertidumbre y volatilidad que vivimos. El mundo necesitaba esta declaración.

En cuanto a Ucrania, el G7 ha sido contundente: "Reafirmamos nuestro apoyo inquebrantable a Ucrania en la defensa de su integridad territorial y su derecho a existir, así como a su libertad, soberanía e independencia".

En el texto se menciona a Ucrania nueve veces y a Rusia, cuatro.

Los jefes de la diplomacia del G7 se comprometen a trabajar juntos para lograr "una paz duradera" y garantizar que el país liderado por Zelenski siga siendo "democrático, libre, fuerte y próspero", al tiempo que elogian el compromiso de Ucrania con un alto el fuego inmediato.

"En la reunión del G7 se ha exigido que Rusia acepte el alto el fuego. De lo contrario, se mantendrán las sanciones y se impondrán nuevos topes a los precios del petróleo"

También piden la liberación de prisioneros de guerra y detenidos, tanto militares como civiles, y el retorno de los niños ucranianos.

Además, exigen que Rusia acepte el alto el fuego. De lo contrario, se mantendrán las sanciones y se impondrán nuevos topes a los precios del petróleo.

En el documento también se incluyen compromisos del G7 con la recuperación y reconstrucción del país, así como la coordinación de apoyo económico y humanitario.

Otro punto clave del documento es el enfoque sobre Israel y Gaza. En el documento final se mencionan a Gaza en cuatro ocasiones y a Israel en dos. No se hace referencia a la solución de los dos Estados, sino a "una solución negociada" que satisfaga las aspiraciones legítimas de ambos pueblos.

Marco Rubio, a su llegada este miércoles a la localidad canadiense de Charlevoix.

Marco Rubio, a su llegada este miércoles a la localidad canadiense de Charlevoix. EFE

También se exige la liberación de todos los rehenes y los restos de los fallecidos en manos de Hamás; se reconoce el derecho de Israel a defenderse; y se condenan de forma rotunda los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023.

Además, se reitera el apoyo a la ayuda humanitaria a Gaza y se aboga por un alto al fuego permanente.

Sin embargo, los países también insisten en que Hamás no podrá desempeñar "ningún papel" en el futuro de Gaza.

Otra cuestión llamativa en el documento es la mención a China en siete ocasiones, con un tono que recuerda a tiempos pasados.

El Grupo expresa su preocupación por la expansión militar china y el rápido aumento de su arsenal nuclear.

También insta a Pekín a cesar en su control de las exportaciones para evitar la alteración de la cadena de suministro y advierte sobre las políticas que distorsionan el mercado global.

Había mucha expectación en torno a los líderes, especialmente en torno a Marco Rubio, jefe del Departamento de Estado y principal encargado de la política exterior de Estados Unidos, quien debutaba en esta reunión tras asumir el cargo el 21 de enero.

También generaban interés Mélanie Joly, ministra de Exteriores canadiense y anfitriona del encuentro, y Kaja Kallas, alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, que asumió el cargo el 1 de diciembre de 2024.

Este texto representa un pequeño respiro tras semanas de tensiones y desencuentros entre Estados Unidos y sus aliados, desde la toma de posesión de Trump el pasado 21 de enero.

El G7 ha hablado con claridad, pero ahora queda lo más difícil: convertir estos acuerdos en acciones y políticas concretas en aras de la estabilidad global.  

*** Alberto Valentín es profesor de la Universidad Europea y la Geneva Business School, y especialista en política internacional y relaciones internacionales