El sol tiende a reflejarse con un azul diferente en Marina di Carrara. Este pequeño pueblo italiano, en mitad de la mágica Toscana, ha sabido conservar la tradición más pura que derrochan su iglesia, sus plazas y sus cafés frente a la llegada de ricos empresarios de todo el mundo que atracan allí sus superyates.
Hasta ahora, su puerto no era más que una parada obligatoria en los mapas de estos oligarcas internacionales que pasean por el Mediterráneo con el anonimato que les da navegar sobre palacios. Sin embargo, en los últimos días, uno de estos superyates, el Scheherazade, ha envuelto el puerto de misterio y ha atraído todas las miradas y no sólo de quienes ven a la embarcación de 459 pies de eslora y 10.167 toneladas atracada en el malecón.
Los medios locales aseguran que el barco ya levantó sospechas cuando llegó a puerto, puesto que atracó en las dependencias de la naviera Italian Sea Group, que trabaja en la reparación de yates de lujo, con el nombre tapado e incluso se limitó parte del acceso con una barrera al lugar donde se ve el gigante del mar.
Ahora se sabe, según publica The New York Times, que funcionarios estadounidenses están investigando si el propietario del barco es el presidente de Rusia, Vladímir Putin. Las restricciones que ha impuesto la Unión Europea y EEUU han permitido a la policía italiana exigir al capitán de la embarcación toda la información sobre la tripulación y la misteriosa propiedad.
Las agencias de inteligencia estadounidense aún no han podido afirmar con rotundidad que el superyate sea de Putin pero aseguran que los uniformados italianos habrían encontrado indicios iniciales de esta vinculación y cuentan, además, con el testimonio de un exmiembro de la tripulación.
'The New York Times' dice que la Policía italiana habría encontrado indicios de que el yate es propiedad de Putin
Lo que sí tiene claro la policía financiera italiana es que se trata de uno de los yates más grandes del mundo, construido por la empresa alemana Lurssen y que fue entregado a su propietario en el año 2020. Según la web especializada SuperYachtFan, la embarcación de 140 metros estaría valorada en 700 millones de dólares (641 millones de euros), un precio no asequible para cualquier bolsillo.
Inicialmente, cuando la empresa alemana lo construyó lo llamó "Lightning". Sin embargo, el propietario lo rebautizó con Scheherezade, quién sabe si pensando en el nombre de la mítica narradora de Las mil y una noches que iba salvando su cabeza gracias a su dialéctica o si quería rememorar la ópera del gran autor ruso Nicolái Rimsky-Korsakov, compuesta en 1888, basándose en el libro de cuentos árabes.
En cualquier caso ¿qué hace este gran yate parado en el malecón de Marina di Carrera? Según ha explicado la empresa italiana donde está amarrado, la embarcación estaba siendo reparada con funciones de mantenimiento durante estas semanas y por eso no se había echado a alta mar para evitar, como en otros casos, las sanciones europeas.
Su yate gemelo
El Scheherazade tiene un barco gemelo, el Crescent, que fue construido por el mismo fabricante y entregado en 2018. Tampoco hay información pública que identifique al propietario del barco, salvo la identidad de una empresa ficticia en alta mar. La última posición de este superyate fue el 2 de noviembre, precisamente acercándose a Barcelona. Ambos barcos están registrados en las islas Caimán.
Según informan varios medios italianos, fue la semana pasada cuando las autoridades del país vecino acudieron hasta el yate y exigieron la documentación de certificación, buscando directamente al propietario de la embarcación.
El capitán del Scheherezade, Guy Bennett-Pearce, de nacionalidad británica, había rechazado en varias ocasiones que Putin fuera el dueño de ese palacio flotante y hasta insistió en que el presidente no habría puesto nunca ni un solo pie en este gigante del mar. Eso sí, no negó que el dueño pudiera ser de nacionalidad rusa y se limitó a decir que no está en la lista negra de oligarcas vetados por la Unión Europa tras la invasión de Ucrania.
El capitán del barco, que niega que el dueño sea Putin, ha entregado ya toda la documentación a la Policía
Ante las diversas negativas de facilitar el contacto del propietario, los policías italianos se personaron en el yate dispuestos a recabar toda la información legal del barco y, según fuentes de la investigación, a Bennett-Pearce no le habría quedado más remedio que proporcionar todos los documentos, incluido el UBO (Ultimate Beneficial Owner) que revelaría la misteriosa identidad.
Según explica The New York Times, las autoridades italianas están analizando profundamente toda la información en un proceso que se puede retrasar varias semanas puesto que las propiedades de los oligarcas rusos están envueltas en una telaraña de sociedades con las que no siempre es fácil desenredar los datos.
Además, con los superyates es complicado saber el nombre del propietario último puesto que todas las compras y licencias suelen estar a nombres de empresas ubicadas en paraísos fiscales. En el caso del Scheherezade, la propiedad legal inicial sería de Bielor Asset Ltd, una empresa registrada en las Islas Marshall, que podría no estar vinculada directamente con el propietario real sino con otras compañías fantasma.
De hecho, según recuerdan los funcionarios estadounidenses, el presidente de Rusia ha dejado a su nombre una mínima parte de su fortuna y el resto lo ha puesto bajo la titularidad de algún oligarca ruso fiel, amigos o subordinados, lo que complica aún más hacer efectivas las sanciones contra sus bienes y propiedades fuera de su país.
Vladímir Putin no es muy aficionado a dejarse ver en yates y barcos, pero Scheherezade no sería el primero que tendría entre sus propiedades puesto que estas embarcaciones permiten mucha intimidad a sus ocupantes.
En este caso, el superyate cuenta con un gran gimnasio en su interior y dos cubiertas para helicópteros que facilita las entradas y salidas del barco en alta mar. Los ocupantes también pueden disfrutar de su gran piscina, un cine y varias áreas de entretenimiento. Además, curiosamente, este barco cuenta con un sistema de colisión de drones.
Según explica SuperYachtFan, no se ha hecho público quién es el diseñador de este palacio flotante pero los expertos aseguran que podría ser Espen Oeino, el profesional más influyente y que ha sido la firma responsable de la mayoría de los grandes yates recientes.
En su interior, este enorme barco cuenta con nueve cabinas, que permite la estancia de 18 invitados y necesita una tripulación de, como mínimo, 40 personas que, como se ha constatado en el caso concreto del Scheherezade, es en su mayoría de nacionalidad rusa.
Los interiores, de los que se rumorea que los accesorios de los baños son dorados, estuvieron a cargo de Zuretti Yacht Design, una de las compañías más importantes en el revestimiento de estos espacios lujosos.
Viajes a Sochi
A falta de que los papeles y las investigaciones desvelen el misterio del Scheherezade, otro de los factores que han avivado la sospecha es que en los dos últimos veranos, tanto en 2020 como en 2021, la lujosa embarcación ha viajado hasta Sochi, justo donde se dice que Vladímir Putin tiene una lujosa mansión de veraneo, diseñada por el arquitecto ruso Roman Vlasov.
En esos meses de verano, los servicios de inteligencia estadounidenses, situaron al propio Putin en esta ciudad turística del Mar Negro aunque no se sabe si a bordo o no del Scheherezade.
Otros yates incautados
El Scheherezade no es el único superyate que está en la lista de la aduana italiana para ver si es incautado cumpliendo las sanciones marcadas por la UE contra las propiedades de los oligarcas rusos por la invasión de Ucrania.
Según informa The Guardian, la policía italiana ha echado el cierre a un superyate valorado en 530 millones de euros, propiedad del empresario ruso Andrey Melnichenko, que es el dueño de EuroChem Group, un importante productor de fertilizantes, y de la compañía de carbón SUEK.
En este caso, se trata del Sy A, abreviatura de Sea Yatch Aleksandra, en honor a la esposa de Melnichenko, la modelo Aleksandra Kokotovic, que fue interceptado el pasado viernes por la noche en el puerto de Trieste, después de que los agentes identificaran que la propiedad de la embarcación era del multimillonario ruso, uno de los que está incluido en la lista negra.
Según diversas informaciones, muchos de los palacios flotantes de estos multimillonarios rusos abandonaron aguas europeas en cuanto se conoció la imposición de sanciones que posibilitaban su incautación. De hecho, el superyate Solaris, propiedad de Román Abramóvich, ha sido fotografiado en Tivat (Montenegro), después de que abandonara a toda prisa el puerto de Barcelona a principios de esta semana.
En total, las autoridades italianas han incautado por ahora 143 millones de euros entre barcos y villas de lujo que son propiedad de multimillonarios rusos en destinos propios de estos oligarcas como el Lago Como, Cerdeña o la costa de Liguria.
Entre los barcos que están inmovilizados en Italia también se incluyen el Lady M, de Alexei Mordashov, quien está considerado el hombre más rico de Rusia; y una embarcación de Gennady Timchenko, otro multimillonario con estrechos vínculos con Putin.
En estas presiones internacionales se están empleando muy a fondo la Oficina de Inteligencia y Análisis del Departamento del Tesoro y la Oficina de Inteligencia Naval de la Armada de EEUU. El Departamento de Justicia estadounidense ha advertido de que las personas que ayuden empresarios rusos a ocultar sus activos podrían enfrentar cargos por lavado de dinero internacional.