La del domingo 17 de julio pudo ser otra noche de verano más en la discoteca Opium Beach Club de Marbella. La estrella invitada era el DJ Black Coffee, uno de los más prestigiosos del mundo. Sin embargo, lo que iba a ser una jornada de deleite y fiesta acabó arruinada por un tiroteo. Los protagonistas de los disparos fueron dos grupos que se sentaban en localidades reservadas. Provocaron una estampida de cientos de personas. Entre ellas estaba Felipe Juan Froilán, nieto del Emérito, quien se encontraba en el establecimiento celebrando su cumpleaños.
Alguien que había pagado 3.000€ por estar en ese lugar privilegiado decidió abrir fuego contra otras personas mientras transcurría la actuación del reciente ganador del Grammy al mejor álbum de música dance. El sujeto que empuñó el arma era un neerlandés nacido en Tetuán (Marruecos). Hirió de bala a 4 personas.
El suceso, que fue completamente fortuito, comenzó porque una persona del reservado contiguo bebió de una botella que no le pertenecía. Así lo recogen las declaraciones de uno de los detenidos en sede judicial a las que ha tenido acceso Diario Sur. El atacante no tenía intención de realizar un ajuste de cuentas, a pesar de que tras él estuvieran miembros del crimen organizado internacional.
Cuando acontecen hechos tan mediáticos en Marbella se repite la misma pregunta. ¿Es peligrosa la Costa del Sol? La realidad para el ciudadano de a pie es que se trata de uno de los lugares más seguros del mundo. No así para un miembro del crimen organizado. De vez en cuando, estos grupos criminales recuerdan que siguen conviviendo entre nosotros, aunque se cuiden mucho de no llamar la atención. Lo sucedido en julio es un nuevo toque de atención para todo el mundo.
La persona que disparó el arma no sólo provocó que cuatro personas acaben hospitalizadas por heridas de bala, sino que su estatus cambie en España. La mayoría de los miembros de las mafias internacionales no cometen directamente los delitos. Mostrar un arma en público en un lugar como Marbella y disparar y herir a inocentes que simplemente estaban en una fiesta, pone directamente al responsable en el foco internacional, ya que la Costa del Sol es un destino turístico conocido en todo el mundo.
La noticia se compartió en medios de Reino Unido, Francia, Países Bajos, Bélgica, Rusia, Suecia o Noruega, entre otros, algo que no beneficia a una "empresa" cuyos ingresos surgen de un modo desconocido para la mayoría de los mortales. Interpol ya coteja los diferentes perfiles involucrados en la pelea. Si una persona acude armada a una discoteca de Marbella y se gasta más de 10.000€ en una noche, no es un joven con ganas de jarana.
Según las fuentes policiales consultadas por ESPAÑOL | Porfolio con los detalles que se conocen de los detenidos, todas las pistas confluyen en un mismo nombre: Mocro Maffia. Se denomina así a las organizaciones criminales de los Países Bajos a las que pertenecen narcotraficantes neerlandeses con orígenes marroquíes. Tanto ellos como la Ndrangheta (la mafia calabresa, principal mafia de toda Europa) están actualmente inundando de cocaína todo el continente europeo.
[Paul Wouter, el 'Pablo Escobar Brasileño' que Fingió su Muerte Gracias a una Clínica de Villarejo]
Una Europa en la que se baten récords de incautaciones de estupefacientes y donde se está consumiendo más droga que nunca. El negocio genera más de 30.000 millones de euros sólo en el mercado europeo, según datos del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías. A esto hay que sumarle el dinero que las mafias internacionales ingresan por extorsión, prostitución y contratos públicos, lo cual da una idea del poder adquisitivo de los clanes instalados en la Costa del Sol.
Para recordar algo similar a lo vivido el pasado domingo en Opium Beach Club hay que remontarse nada menos que al 24 de agosto de 2008. Dos británicos acabaron heridos a tiros en medio de otro local de ocio muy conocido, el Nikki Beach de Marbella. Todo sucedió por una pelea entre dos grupos. Los contendientes eran iraníes y británicos y estaban en ese local por una fiesta organizada por una famosa discoteca de Londres.
La ONU marbellí
Los más de 150 kilómetros de costa que bañan el litoral de la provincia de Málaga recibieron 13 millones de turistas en 2019, la gran mayoría extranjeros. Entre tanto visitante y expatriado que vive en la región malagueña se camuflan los principales miembros del crimen organizado internacional desde los años 70.
La mayoría de estos sujetos se asientan en Marbella. Para ellos es un lugar especial porque se dan todos los requisitos que puede necesitar una persona que se dedique a a los negocios ilegales: un aeropuerto internacional como el de Málaga, tan sólo a treinta y cinco minutos; un puerto importante como el del Algeciras, a una hora; el principal país proveedor de hachís, Marruecos, a un paso; mucha gente millonaria con la que relacionarse, y, sobre todo, una buena calidad de vida al alcance de muy pocos.
Marbella cuenta con 147.958 habitantes, de los cuales 44.846 son extranjeros. Eso, unido a los más de 500.000 turistas que provienen de otros países anualmente, hacen de este un lugar idóneo para que cualquier forastero pase completamente desapercibido.
La presencia del crimen organizado ha ido creciendo año tras año en España. Según el último informe anual del Departamento de Seguridad Nacional, dependiente del Gabinete de Presidencia del Gobierno, 510 organizaciones criminales están asentadas en nuestro país. Récord absoluto. La mayoría de ellas están instaladas en la Costa del Sol para invertir su dinero y realizar sus negocios principalmente en el narcotráfico. Es uno de los puntos calientes del mundo para establecer contactos, ya que no existe una gran mafia internacional que no tenga emisarios viviendo en Marbella.
Los comienzos
En los años 70, coincidiendo con la consolidación del turismo de masas en la Costa del Sol, las mafias internacionales vieron una oportunidad de hacer negocio en el territorio. Por eso los primeros en llegar fueron miembros de la mafia marsellesa, corsa e italiana. En 1973 ya había criminales marselleses que se paseaban por Marbella en Mercedes de lujo en los que guardaban subfusiles británicos Sten en compartimentos secretos. Lo hacían también acompañados de guardaespaldas armados.
Un año antes se había estrenado en los cines El Padrino, pero lo cierto es que en la Costa del Sol la realidad supera la ficción. Un mafioso que no quiso ser identificado le concedió una entrevista a un periodista en el ABC en el que le confirmó que su presencia en Marbella estaba relacionada con su especial habilidad en la elaboración de la heroína.
En el año 75 se expulsó de España a unos 20 criminales marselleses, corsos e italianos instalados en la Costa del Sol. Desde esa fecha, la cifra de personas relacionadas con la criminalidad internacional no ha cesado de crecer en la zona, tal y como ha quedado acreditado por las detenciones que han llevado a cabo miembros de la Brigada Central de Estupefacientes (UDYCO), el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA) y el Servicio de Vigilancia Aduanera.
[Kiko Matamoros en la Biblioteca Nacional: "He Tomado Cocaína Para Leerme Libros En Una Noche"]
En los 80, los cárteles colombianos de Medellín y Cali internacionalizaron la cocaína y la mafia italiana se encargó de comercializarla en Europa. Todos ellos estuvieron presentes en la Costa del Sol, mientras que la Camorra napolitana y la Cosa Nostra siciliana llevaban años refugiados en la zona.
Lo primordial para los capos italianos era huir de los cientos de asesinatos que se estaban cometiendo en Italia en las guerras mafiosas entre famiglias, las faidas. La 'Mattanza' de la Cosa Nostra comenzó a principios de los 80 en Sicilia y dejó un balance de más de 1.000 muertos. Fue el famoso enfrentamiento entre los Corleonesi y sus rivales los Badalamenti-Bontante-Inzerillo. Estos últimos perdieron el conflicto, y muchos de sus miembros partieron a España como quedó recogido en El País del 15 de febrero de 1986.
La segunda función de su presencia en España era la de blanquear el dinero del narcotráfico. También la extorsión. En 1983 y en 1984 se detuvo en España a dos importantísimos jefes: Antonio Bardellino (capo de la Camorra) y Gaetano Badalamenti (capomafia de la Cosa Nostra). Estas dos detenciones alertaron a Italia de que, advirtió al resto de países de que su mafia autóctona no sólo era un asunto que los involucraba a ellos. Lo siguen repitiendo hoy en día cada vez que se le realiza una entrevista a algún Fiscal Antimafia.
Por eso, en 1984, una delegación de jueces antimafia italianos solicitó una reunión de máximo nivel en Madrid para tratar la presencia de la mafias italianas en España. La encabezó Giancarlo de Carolis, vicepresidente del Consejo Superior de la Magistratura italiana, quien llegó acompañado de trece jueces que fueron recibidos por el entonces Rey Juan Carlos.
Ese viaje se realizó tras un escándalo judicial que involucró al Magistrado del Tribunal Supremo Jaime Rodríguez Hermida y al magistrado de la Audiencia Nacional Ricardo Varón Cobos, los cuales, tras cobrar un soborno, permitieron que el capo de la Camorra Antonio Bardellino huyera pagando una fianza ridícula.
Después de las mafias mencionadas, se establecieron en la Costa del Sol las organizaciones criminales turcas, británicas, balcánicas, los grandes traficantes de armas mundiales como Adnan Kashoggi o Monzer al Kassar, la mafia albanesa, la Mocro Maffia, la rusa o las grandes bandas moteras. En resumen: todos confluyen en Marbella en lo que parece una suerte de Organización de Naciones Unidas del crimen organizado.
[Primeras palabras de Froilán tras el tiroteo en Marbella: "Estoy muy bien, vivito y coleando"]
Después, en los 90, llegó a Marbella Jesús Gil, quien ejerció de alcalde de la ciudad desde 1991 a 2002. En 2001, tras un tiroteo a dos narcos portugueses perpetrado por unos franceses, el subdelegado del Gobierno en Málaga Carlos Rubio acusó al exalcalde de favorecer la llegada a Marbella de la criminalidad internacional por culpa de su política especulativa. Esas declaraciones ocurrieron después de que Gil se quejase de que este tipo de sucesos ocurrían por culpa de la falta de policías. Sin embargo, es una reivindicación constante de la ciudad de Marbella: solicitar más agentes nacionales.
Con todo, y a pesar de la compleja situación de la ciudad, ocurren pocos hechos graves. En 2021 sólo se cometió un ajuste de cuentas relacionado con el crimen organizado, y en lo que va de 2022 ha habido dos. Si comparamos la situación de la Costa del Sol con el panorama europeo, la violencia de las mafias es mucho menor (salvo el periodo de 2018 a 2019, que fue preocupante por el aumento de la violencia en Málaga).
Sicarios que vinieron del frío
Para llegar a comprender por qué una persona porta un arma como autodefensa en una discoteca de Marbella hay que remontarse al año 2018. Los grandes capos del narcotráfico internacionales se alejaron de Marbella para instalarse en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), ciudad clave para invertir y evadir la justicia. Un ejemplo son los capos Daniel Kinahan, Ridoaun Taghi y Raffaele Imperiale, así como supuestos sicarios de la Camorra como Raffaele Mauriello.
Kinahan vivió entre Estepona y Torremolinos durante años y combatió desde allí contra sus rivales del otro clan irlandés predominante: los Hutch. Actualmente se encuentra en busca y captura por una orden judicial emitida por EE.UU., que lo acusa de liderar al famoso clan Kinahan para convertirlo en una de las organizaciones de narcotráfico más poderosas del mundo.
Taghi es considerado por las autoridades neerlandesas como el principal criminal del país. También se esconde en Dubai. Él lidera un clan de la Mocro Maffia y sobre él pesa la pena de cadena perpetua por varios asesinatos en los Países Bajos. El temor que ha generado ha provocado que el primer ministro Mark Rutte cambiara su rutina diaria por seguridad tras detectarse, según el periódico neerlandés The Telegraaf, a miembros de su clan realizando seguimientos de sus típicos paseos en bicicleta desde su vivienda en La Haya hasta el parlamento holandés.
También es sospechoso de ordenar el asesinato del periodista Peter R. De Vries en julio de 2021 en el centro de Ámsterdam. De Vries era uno de los mayores especialistas del crimen organizado en los Países Bajos.
Por último, Imperiale fue el principal proveedor del clan Amato-Pagano de la Camorra y de otros grupos criminales. Imperiale disponía de tanto dinero que en una casa de propiedad suya en Castellammare di Stabia (Campania, Italia) escondía en un doble fondo de una pared los dos cuadros robados del museo Van Gogh de Ámsterdam en 2002. Eran la Vista del mar desde Scheveningen (1882) y Salida de la Iglesia Reformada de Nuenen (1884-1885). Las autoridades italianas lo descubrieron en 2016. Imperiale conoce bien la Costa del Sol.
En 2006 perdió dos Ferraris tras una carrera ilegal en Marbella que acabó en tragedia porque su contrincante, también italiano, estampó el vehículo contra un Citroën Saxo matando a un ocupante de éste. Raffaele le comentó al camorrista Carmine Cerrato, ahora colaborador de la Justicia italiana, que perder esos dos impresionantes coches no le importó mucho porque le sobraba el dinero.
En ese contexto, sin grandes capos importantes en Marbella, la violencia de las mafias aumentó. La principal razón es la falta de un liderazgo claro, ya que los jefes saben que la violencia debe ser el último recurso porque atrae la atención policial y mediática. Sin embargo, las personas que están jerárquicamente por debajo de ellos luchan sin piedad por hacerse su hueco en el hampa. En esos enfrentamientos tuvo que ver la cantidad de partidas de droga que se robaron entre diversos clanes.
Si bien los ajustes de cuentas en la Costa del Sol son recurrentes, en 2018 sucedieron hechos inauditos en la zona: asesinaron al narco David “El Maradona” a la salida de la comunión de su hijo; explotaron bombas en una vivienda en Benahavís y en un taller de San Pedro Alcántara; atentaron en Puerto Banús contra un vehículo en el que circulaban miembros de la Mocro Maffia; aparecieron narcos con las caras desfiguradas porque les habían realizado la sonrisa del Joker; secuestraron en pleno centro de Estepona a un narco al que terminaron matando unas horas más tarde, y los Tédax detonaron un explosivo en la urbanización de los Altos de los Monteros de Marbella.
A la persona que colocó esa última bomba lo acribillaron a tiros en la terraza de un restaurante de Torremolinos mientras cenaba. Era miembro de la Mocro Maffia y se llamaba Hamza Ziani. Su clan era el propietario de varios contenedores de barcos que contenían cámaras de torturas. Lo descubrió la policía neerlandesa en Bergen op Zoom (Países Bajos), donde mantenían secuestrados a varios rivales.
En 2018 ajustaron cuentas en la Costa del Sol mafias de Croacia, Suecia, Países Bajos, Colombia, Francia, Reino Unido, y Bélgica. Si hubiese un lugar en el mundo para crear un G-20 de la criminalidad organizada, sin duda su sede sería la Costa del Sol. Todos esos asesinatos crearon alarma social, el miedo saltó a los medios de comunicación y tanto las autoridades judiciales como las policiales centraron más esfuerzos en limitarles los movimientos a los narcos. De este nivel de violencia fueron la mayoría responsables sicarios suecos y neerlandeses que han ido supliendo a los históricos sicarios colombianos, albaneses, italianos o serbios.
Suecia va este año por 197 tiroteos, 34 asesinatos por arma de fuego y 50 atentados con bomba. Otros 61 atentados no se han realizado porque la policía intervino para detonar controladamente el explosivo. Sus sicarios se han vuelto especialistas en elaborar bombas y han exportado sus métodos a la Costa del Sol. En los Países Bajos la situación es similar: en las últimas tres semanas se han tiroteado 14 viviendas en Rotterdam y detonado varios explosivos en casas de particulares. Eso, unido a otros tiroteos en Ámsterdam y a más atentados con explosivos.
Los conflictos de este tipo tienen luego repercusión en la Costa del Sol porque todo está conectado. Es la causa de que alguien vaya armado a una discoteca. Cualquier alijo de cocaína que se introduzca por el puerto de Amberes (Bélgica), Rotterdam (Países Bajos) o alguna narcolancha que se encuentre ahora mismo en alta mar esperando alijar hachís, lo más probable es que se haya pactado en un local de Marbella entre las organizaciones criminales responsables. Allí, al fin y al cabo, viven importantes brókers del narcotráfico internacional y es un lugar de encuentro habitual para cerrar sus negocios.
Los invitados
Detrás de cualquier mafia internacional existe una red de personas que facilitan sus negocios. Se trata de empresarios, políticos, funcionarios corruptos y profesionales de varios sectores. Sin ellos, una organización criminal sólo sería una pandilla de macarras. En la Costa del Sol, una organización criminal puede encontrar fácilmente a abogados, asesores fiscales o empresarios que trabajen para ellos.
El dinero que genera el narcotráfico, la extorsión, la corrupción o la trata de personas necesita ser legalizado, y por eso siempre fue clave que Gibraltar estuviese cerca para radicar empresas pantalla allí. Ahora todo funciona de otra forma y las mafias subcontratan a otras para que les blanqueen el dinero. Este mismo año se detuvo en Marbella a tres personas especializadas en estas actividades delictivas.
Se trataba de tres alemanes de origen ruso, kazajo y filipino. Parece el comienzo de un chiste, pero estos tipos generaban al día 250.000€. Les cobraban a otras organizaciones un 5% por cada millón que pudiesen blanquear. Clientes no les faltaban. Se comunicaban por un móvil pensado especialmente para hablar de actividades de las que no se quiere dar parte a las autoridades. Eran terminales encriptados.
[¿Por qué los narcos se han trasladado al interior de la provincia de Málaga?]
Una vez el dinero pasa a estar en curso legal necesita ser invertido, y las preferencias de las mafias siempre fueron el ladrillo y la hostelería. Se podría crear una buena ruta gastronómica en la Costa del Sol en restaurantes en lo que sus dueños son narcotraficantes o personas que están siendo investigadas judicialmente por delitos relacionados. El último conocido es el asador argentino Tango, en pleno Puerto Banús, del que también hay otro local en Madrid. Según el periódico argentino Clarín, Gustavo D. M. F., uno de sus dueños, está siendo investigado por dos causas de narcotráfico internacional: una en Argentina y otra en España. Las investigaciones tienen como trasfondo alijos de cocaína que se trasladaban en veleros desde Argentina a Marbella.
Después de picar algo, sería posible acabar la noche en varios locales de ocio propiedad de personas cercanas a la criminalidad organizada. Unos ejemplos son los locales que eran propiedad de Marco Yaqout. En 2019, en San Pedro de Alcántara (Marbella), lo acribillaron a tiros a cuando se disponía a aparcar en su garaje su Bentley. Yaqout era un español de origen marroquí dueño de varios de los locales más famosos de Puerto Banús. Junto a otros socios regentaba el Linekers y Tibu, conocidísimas discotecas entre el famoseo del Reino Unido.
Yaqout no era un cualquiera porque su círculo de contactos era la jet set. Entre otros famosos, era amigo de Mohamed Al-Fayed, antiguo dueño de los almacenes Harrods. La policía española, marroquí y británica creyeron que ayudaba a traficar con cocaína al clan Kinahan irlandés y al principal clan de la Mocro Maffia holandesa, el de Ridoaun Taghi. Seis sicarios holandeses fueron detenidos por el asesinato de Yaqout en marzo de 2020.
El empresario también era primo de Naoufal F. “Noffel”, un importante miembro de la Mocro Maffia que está condenado a 18 años de cárcel por un asesinato en los Países Bajos y del que se sospecha está involucrado en unos cuantos más, incluida la ejecución de un miembro de otro clan de la Mocro Maffia en Benahavís (Málaga) en 2014. Lo detuvieron en Dublin en una de las casas del clan Kinahan.
Los capos discretos
Los reyes de la Costa del Sol siempre han sido los mafiosos italianos, la famosa Costa Nostra. Actualmente están presentes en Marbella, según los informes semestrales que realiza la Dirección de Investigación Antimafia italiano en el que se recoge el estado de todas las organizaciones criminales italianas: la Ndrangheta, la Camorra, la Cosa Nostra, la Sacra Corona Unita, la Mafia Foggiana y la Stidda.
Son mucho más discretos que los miembros de otras organizaciones internacionales porque saben que mientras actúen con un perfil bajo, no molestarán a nadie. A no ser que tengan órdenes de busca y captura de Italia. Llevan bastante tiempo sin ajustarse cuentas aquí porque sus códigos son otros. El territorio es intocable. No se mueven en convoyes de coches de alta gama con matrícula holandesa, polaca, alemana o francesa, como hacen los narcos de otros países a los que es fácil de identificar, desde Fuengirola a Estepona.
Tampoco aparecen en discotecas con bandoleras llenas de miles de euros en efectivo ni gastándose 40.000€ en una noche mientras portan un Richard Mille de 250.000€ en la muñeca. Después de lo ocurrido, es probable que haya un periodo tranquilo en cuanto a presencia descarada de criminales internacionales en Marbella. A todos les conviene no hacer más ruido de la cuenta. Mostrarse tanto en público les hace perder dinero.