Uno de los refranes más castizos que existen en nuestro idioma dice: Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar. Se trata de un dicho que, probablemente, ha dado más de una vuelta por la cabeza de Juan Carlos de Borbón en los últimos días. Su cuñado, Constantino de Grecia, fallecía este martes en Atenas y él, desde su residencia de Abu Dabi y acompañado por su nieto Felipe Froilán–que no se queda a vivir, pero que va a pasar con él una temporada–, ha estado mirando de reojo hacia la península griega atento a todas las noticias.
Parece que sólo los funerales sacan de su forzoso exilio en Abu Dabi al padre del Rey. Tiene previsto viajar a la capital griega para asistir a la misa de despedida por el último Rey de los griegos, que tendrá lugar este lunes. Allí volverá a encontrarse con su hijo, Felipe VI, con su nuera Letizia y con sus hijas, las Infantas Elena y Cristina. El funeral, sin embargo, será de ámbito privado y Juan Carlos teme que, cuando él fallezca, ocurra algo similar en España. Un miedo fundado, ya que fuentes de Zarzuela apuntan a EL ESPAÑOL | Porfolio que "ahora mismo nadie se plantea un funeral de Estado para el Emérito si fallece".
La Reina Sofía, entretanto, se encuentra ya en su país natal, donde viajó el pasado 5 de enero tras asistir en Roma al funeral por Benedicto XVI. Allí, fue advertida del agravamiento de salud de su hermano pequeño. Constantino de Grecia falleció la noche del pasado martes y será enterrado junto a sus padres en el cementerio real de Tatoi, cerca de la capital griega. Será una ceremonia íntima que tendrá lugar después del funeral no oficial que se celebrará en la catedral ortodoxa de la ciudad, al que acudirán representantes de todas las familias reales con las que estaba emparentado, que eran prácticamente todas las europeas.
La misa será oficiada por el arzobispo de la ciudad y primado de la Iglesia Ortodoxa Jerónimo II, a las 12 horas y, posteriormente, se celebrará un responso en el cementerio real de Tatoi antes de inhumar los restos de Constantino II en una tumba situada junto a la de sus padres, los reyes Pablo y Federica.
Un funeral no oficial
Unos días antes de su muerte, cuando su familia ya era consciente de la inminencia del fatal desenlace, los príncipes Pablo y Nicolás de Grecia negociaron con el Gobierno griego –cuyo primer ministro es el conservador Kyriakos Mitsotakis– la posibilidad de que su padre tuviera un funeral oficial dado que fue Rey. Lo fue un breve periodo, pero lo fue.
El Ejecutivo griego, no obstante, permitió la vuelta de la familia real a su país de origen con la condición de que lo hicieran como cualquier otro ciudadano. En consecuencia, el pasado miércoles el Gobierno heleno emitió un comunicado con su decisión de que el entierro y funeral de Constantino fuera de carácter privado. Además, estbaleció que fuera la familia, junto a los representantes de la Iglesia ortodoxa, la que organizara los actos, dado que se trata de una "persona privada". Así que el último Rey de los griegos no recibirá sepultura con los honores de jefe de Estado, como hubiera deseado su familia, que se reunió con el ministro de Estado, Yorgos Yerapetritis, para planteárselo.
"Juan Carlos ha sentido mucho la muerte de Constantino. Tenían la misma edad y cuando eran jóvenes se llevaban muy bien. Llegaron a ser amigos".
La liturgia ortodoxa marca que, tras el fallecimiento, se celebren responsos el tercer, sexto y noveno día, y la familia decide si quiere enterrar al difunto coincidiendo con uno de esos días. Finalmente, los deudos de Constantino han optado por celebrar el entierro y funeral coincidiendo con el sexto día de duelo.
A 5.000 kilómetros de distancia, en su residencia de la isla de Nuray, a las afueras de Abu Dabi, Juan Carlos de Borbón ha estado nervioso siguiendo los acontecimientos sobre la muerte de su cuñado. "A pesar de que al final perdieron la relación, lo cierto es que lo ha sentido muchísimo, era el hermano de su mujer. Además, ambos tenían prácticamente la misma edad y cuando eran jóvenes se llevaban muy bien. Se puede decir que llegaron a ser amigos. Así que sí, la noticia le ha producido una profunda tristeza", cuenta a este periódico una persona cercana al padre de Felipe VI.
De lo que no ha dudado ni un momento el Emérito es en acudir al funeral del lunes. "Ni un instante. ¿Cómo no va a ir? Es que no sé ni cómo alguien se lo pregunta", sentencia.
Juan Carlos, por tanto, estará con el resto de su familia despidiendo al último rey de los griegos en la Catedral de Atenas el próximo lunes. No se sabe, al no ser un funeral oficial, si el protocolo le volverá a sentar al lado de su hijo y su nuera. En el caso de que así sea, la escena será la misma que se vivió en Londres durante el sepelio por el alma de Isabel II. Entonces, ambos reyes no se dirigieron la palabra y sus caras fueron un verdadero reflejo de la relación que mantienen en este momento.
Paralelismos con Constantino
Ha habido varias ocasiones en la vida de Constantino y Juan Carlos que parecen sacadas de un espejo. La más grave, hasta el momento, tuvo lugar la noche del 23 de febrero de 1981, cuando la casi recién estrenada monarquía parlamentaria española sufrió un intento de golpe de Estado.
Entonces, el hermano de la Reina Sofía fue uno de los mejores apoyos del entonces jefe del Estado español, llamando en varias ocasiones a Zarzuela y dando los consejos que da la experiencia de haber vivido algo similar en sus carnes, aunque en el caso de Grecia los militares sí consiguieron hacerse con el poder.
Constantino y Juan Carlos también han conocido los sin sabores del exilio. Eso sí, el primero durante casi toda su vida, mientras que el segundo sólo al final de ésta. Además, el griego fue al exilio forzado, mientras que en el caso del español ha sido de manera voluntaria.
En una vida ociosa desde el exilio, Juan Carlos I tiene tiempo para pensar en la muerte y preocuparse de cómo será su despedida. ¿Tendrá él un funeral de Estado como el de Isabel II o se dejará en el ámbito privado como le ha ocurrido a Constantino? "Siempre ha dicho que le gustó mucho el de su padre, Juan de Borbón, en abril de 1993 y que el de Felipe de Edimburgo fue emocionante y elegante. Aunque en Zarzuela dicen que no tienen nada preparado, es algo que está pensado y más que meditado", cuenta a este medio una fuente cercana al equipo de Felipe VI.
Al parecer existía un primer plan en caso de que el Rey falleciera con un protocolo establecido. El encargado de preparar la despedida de Juan Carlos fue Lluís Reverter, que entre 1991 y 1993 fue secretario general de Coordinación y Servicio de la Presidencia del Gobierno de España con Felipe González. Entonces todo quedó preparado. Se había diseñado tomando como modelo la Operación Lucero de Franco y las exequias de Alfonso XIII en El Escorial en 1980, de Tierno Galván en 1986 y de don Juan de Borbón en 1993.
Cambios en el funeral de Juan Carlos
Pero todo ha quedado obsoleto por los últimos acontecimientos que han llevado al Emérito al destierro. Cuando se planeó un supuesto funeral de Estado para él había capilla ardiente, caballos, desfile, minutos de silencio en todos los actos oficiales, ceremonias y despedida en El Escorial. Entonces, nadie podía imaginar que Juan Carlos iba a terminar exiliado en Abu Dabi por culpa de sus distintos escándalos ni que no iba a dirigirse la palabra con su hijo y heredero.
Así que los planes han tenido que cambiar de forma radical. "Su falta de ejemplaridad ha sido capaz de eclipsar todo lo que ha hecho en el pasado. Ahora es una figura incómoda no sólo para el Gobierno, sino también para su hijo. Parece que no distingue entre el bien y el mal. Ha perdido el norte en sus decisiones y reuniones y ha perdido el cariño de los españoles y eso es peor para él que el destierro", añade una fuente cercana al equipo de Zarzuela.
En consecuencia, "ahora mismo nadie se plantea un funeral de Estado para el Emérito si fallece. No habrá tampoco capilla ardiente en el Palacio Real para que se despidan los ciudadanos. La idea es un funeral en El Escorial, no de ámbito privado, ya que ha sido jefe de Estado, pero nada de desfiles y demás. Poco ruido, aunque en el fondo pensemos que es muy injusto. Todo esto podría cambiar, claro, quién sabe quién estará en la Moncloa en el futuro y de eso depende la decisión final que se vaya a tomar. Porque, además, ahora mismo él no tiene a nadie que negocie con el ejecutivo, como han hecho los hijos de Constantino, nadie pelearía por él y eso, es muy triste", añade la misma persona.
La Historia y sus paradojas son así. Por don Juan, quien nunca reinó, se lanzaron salvas desde los buques de la Armada tras su muerte, se ofició un funeral de Estado y se le reservó un hueco en el Panteón de los Reyes de El Escorial. Su hijo, que reinó durante 39 años, parece que no tendrá nada más que su sitio en el monasterio. Eso, si se dan prisa en las obras de ampliación, porque ahora mismo ni siquiera eso es posible.
Si Juan Carlos I fallece "nadie se plantea un funeral de Estado".