Tus hijos, tus sobrinos y hasta tus padres se pasan el día viendo vídeos de un puñado de segundos que les provee, vía 'scroll' infinito, el algoritmo de una aplicación. Incluso tú, quién sabe, puedes haber caído en la IA de TikTok, la red social de moda entre jóvenes (y adultos) que ya tiene más de 1.000 millones de fieles en todo el mundo.
Estas semanas, la red social de los vídeos cortos ha vuelto a ponerse en cuestión tras saberse que la Comisión y el Consejo de la UE, dos de los órganos de gobierno más importantes de Bruselas, habían informado a sus trabajadores de que se les prohibía instalarse TikTok en sus teléfonos móviles oficiales. De ya tenerlo, debían desinstalárselo.
El comunicado interno, que fue remitido por correo electrónico y filtrado a la prensa el 23 de febrero, rezaba lo siguiente: “Para proteger los datos de la Comisión y su ciberseguridad, el consejo de administración corporativo de la Comisión ha decidido suspender para el personal la utilización de la aplicación TikTok en sus dispositivos electrónicos y en los dispositivos personales inscritos en el servicio de dispositivos móviles de la Comisión (por ejemplo, si utilizas aplicaciones de la Comisión)”.
Según alegaron ambos órganos de gobierno comunitario, “la medida es necesaria debido a problemas de protección de datos relacionados con la aplicación”. Estas no son las primeras instituciones que deciden vetar la aplicación a sus trabajadores, pues el Congreso de los Estados Unidos tomó una decisión similar a principios de año, esgrimiendo el mismo argumento: proteger los datos e informaciones sensibles que los trabajadores pudieran albergar en sus teléfonos móviles.
Lo cierto es que TikTok es una red social que, aun todavía lejos de las cifras de Facebook, servicio que supera de largo los 2.000 millones de usuarios activos cada mes, ya cuenta con más de 1.600 millones de perfiles. Este dato la ha posicionado como la startup más valiosa del mundo.
Sin siquiera haber salido aún a bolsa, ByteDance, la compañía tras la popular aplicación china, tiene un valor estimado de 300.000 millones de dólares. Por poner estos datos en contexto, SpaceX, de Elon Musk, considerada la segunda startup más cara del planeta, cuesta 137.000 millones.
De hecho, la facturación de TikTok no ha hecho más que crecer a pesar de las insinuaciones de múltiples gobiernos, agencias de inteligencia o firmas de ciberseguridad sobre la posible transferencia de datos de los servidores de ByteDance al gobierno chino: la matriz de TikTok obtuvo unas ganancias de 58.000 millones de dólares en 2021, a falta de conocerse los datos de 2022.
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El cerebro
Sin embargo, ¿quién está detrás de esta plataforma? ¿Quién fue el cerebro que decidió que era buena idea crear un negocio que se sostuviera en gente joven bailando, opinando, comiendo o haciendo cualquier otro tipo de actividad que no durara más que un puñado de segundos? Pues Zhang Yiming, un ciudadano chino de 28 años (en su momento, claro, pues ahora tiene 39).
Yiming, hijo de un funcionario y una enfermera, nació en la ciudad de Longyan, una importante urbe en el sureste de china con más 2,5 millones de habitantes, en 1984. Único descendiente del matrimonio dentro de la férrea política china del hijo único, empezó a estudiar Electrónica; carrera que abandonó al poco tiempo.
El futuro multimillonario descubrió que su auténtica pasión era la informática, así que retomó los estudios con una licenciatura en esa materia y acabó especializándose en desarrollo de software.
Tras licenciarse en 2005, estuvo trabajando en varias páginas web menores hasta que, en 2008, le llegó la que debería ser la oferta de trabajo de su vida: un puesto como desarrollador en Microsoft. La gigantesca multinacional de Bill Gates, sin embargo, tampoco terminó de convencerlo, pues, según él mismo ha relatado en las escasas entrevistas y charlas que ha ofrecido, tras nueve meses de trabajo decidió dejar la compañía por ahogarle la “presión corporativa”.
Yiming se dio cuenta de que Baidu no estaba aprovechado su potencial para meterse en el negocio de las búsquedas móviles
En 2009, Yiming fundó 99Fang, una especie de página con información sobre bienes raíces, diseñada para proveer de datos a inversores y especuladores, que sorprendió a los clientes. La página, que fue muy bien acogida por su gran adaptabilidad a los ordenadores portátiles y de sobremesa, tampoco debió convencer demasiado al de Longyan, pues decidió contratar a un gerente que asumiera las funciones de CEO y dejar de lado la web en 2011, solo tres años después de su fundación – no sin antes llevarse unos suculentos dividendos que le permitirían emprender de nuevo.
En 2012, la vida de Zhang Yiming cambió por completo cuando se dio cuenta de dos pequeños detalles sobre el boyante mercado digital chino: primero, que los teléfonos móviles inteligentes estaban empezando a ganar muchísima relevancia en las búsquedas online; segundo, que el monopolio chino en el área de Internet era demasiado poderoso como para enfrentarse directamente contra él, por lo que tenía que ser ingenioso.
La irrupción de Baidu
Dos años antes de que este pensamiento empezara a sembrar semillas de mostaza en la cabeza de Yiming, Google, el gran buscador mundial, abandonaba China dejando huérfano un gigantesco mercado de más de 400 millones de personas conectadas. Con este contexto, Baidu, un buscador chino, se posicionaría como líder del mercado del gigante asiático, recibiendo el beneplácito del gobierno y el Partido Comunista para que se convirtiera en el gran monstruo de las búsquedas patrias – el PCC podía ahora controlar plenamente los contenidos del buscador; sin embargo, con Google lo tenía más difícil.
En esos dos años, entre 2010 y 2012, Baidu se hizo tan poderoso que consiguió hacerse dueño y señor del monopolio de Internet; sin embargo, Yiming estaba a punto de encontrar una brecha en el sistema. De hecho, estaba a punto de hallar dos.
Yiming se dio cuenta de que Baidu no estaba aprovechado todo su potencial para meterse en el negocio de las búsquedas a través del teléfono móvil, cosa que él sí podía hacer; sin embargo, no podía erigir una competencia por tratarse de un mercado controlado y monopolizado. Ahora bien, lo que sí podía hacer era crear un buscador para su propio ecosistema de contenidos; es decir, una especie de nube propia que albergara todo lo que necesitara una persona sin que tuviera que salir al salvaje Internet.
Así, el joven, que en 2012 solo tenía 29 años, fundó ByteDance, un buscador que simplemente recopilaría información de las propias aplicaciones del ecosistema de su propiedad, evitando así enfrentarse al monopolio de Baidu. Para ello, Yiming empezó a sacar aplicaciones de todo tipo, como apps móviles para compartir vídeos o agregadores de noticias – todo esto, recordemos, era con la premisa de hacerse fuerte en los smartphones, nunca en los ordenadores.
De hecho, con este último tipo de aplicación consiguió el primer pelotazo para ByteDance, en agosto de ese mismo año, tras lanzar Toutiao (literalmente, "Titulares"), una app con un poderoso algoritmo diseñado por el joven que proveía a sus usuarios de los titulares de prensa más relevantes según sus gustos e intereses. Esta app consiguió más de un millón de usuarios activos diarios solo cuatro meses después de su lanzamiento.
Aprovechando los ingresos millonarios que estaba consiguiendo, Yiming, que apenas tenía recursos humanos y tiraba de algoritmos e inteligencias artificiales para muchos trabajos de programación, empezó una agresiva campaña de robo de talento a algunas de las principales tecnológicas del mundo, como Facebook o Microsoft.
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ByteDance continúo sacando diferentes productos para compartir vídeos y contenidos hasta que 2016, en pleno auge de empresas como Youtube, Yiming se percató de otro detalle: a la gente le gustaba grabarse bailando para subirlo después a las plataformas de ByteDance, ¿por qué no crear una aplicación específica para ello?
Fue así como surgió Douyin, nombre con el que se conoce a TikTok en China. La aplicación fue un éxito en su país, lo que permitió a la compañía matriz empezar a expandirse por otros países del Este de Asia.
El secreto
El gran secreto del nuevo producto estrella de Yiming fue que los vídeos, además de ser extremadamente cortos (no más de un puñado de segundos), jamás se acababan. A diferencia de otros servicios equivalentes como YouTube, donde, tras visualizar un clip, debes clicar en las recomendaciones o buscar otro nuevo, en Douyin podías pasarte horas y horas visualizando contenido que se cargaba de forma automática inmediatamente después de que el anterior se acabara.
Además, el algoritmo iba aprendiendo de tus gustos y cada vez tenía más conocimiento del tipo de vídeo que debía darte para que te quedaras mucho más tiempo (la clave de todo el negocio de las redes sociales es captar y rentabilizar tu atención).
En Douyin -germen de TikTok- podías pasarte horas y horas visualizando contenido que se cargaba de forma automática
BytaDance, tras esto, siguió comprando aplicaciones hasta adquirir, ya en el año 2017, Musical.ly, una aplicación similar que, además, tenía acuerdos con discográficas para la gestión de los derechos de autor. La adquisición le costó a la compañía de Yiming 1.000 millones de dólares, pero fue la mejor decisión empresarial que pudo tomar jamás.
Tras fusionarse Musical.ly y Douyin, nació en 2017 TikTok, app que se convirtió en la más descargada en todo el mundo durante su lanzamiento. Los usuarios empezaron a contabilizarse por millones y los formatos que allí se creaban empezaron a imponerse en otras plataformas occidentales: vídeos muy cortos, no necesariamente sobre música, que captaban por completo la atención del espectador.
Zhang Yiming, al parecer, se aburrió pronto también de este proyecto (en China, es considerado por muchos como una especie de desertor), pues en 2021 dejó su puesto de CEO y se retiró alegando que quería invertir su tiempo en ver vídeos de su propia plataforma, navegar por Internet y jugar a videojuegos.
En la actualidad, se sabe poco de él más allá de que es la segunda fortuna del país y la novena del mundo gracias a su patrimonio de 54.900 millones de dólares. Además, se sabe también que es propietario todavía del 24% de ByteDance.
Mejor trato con el Gobierno
TikTok es ya una plataforma hegemónica con más de 1.600 millones de usuarios y 100.000 empleados en todo el mundo, sin embargo, al contrario de lo que mucha gente piensa, no tiene una relación demasiado buena con el gobierno de su país. De hecho, en el 2018, la Administración Nacional de Radio y Televisión (la censura china) cerró Neihan Duanzi, la primera aplicación del ecosistema de BytaDance, a modo de advertencia.
Para calmar los humos, Yiming, todavía CEO de la compañía, aseguró que iba a tener un mejor trato con su gobierno y autorizó que un fondo de inversión del partido comprara una considerable (el dato nunca ha trascendido) cantidad de participaciones, lo que permitió sentar a un alto funcionario chino en el consejo de administración de la empresa. Aun así, ByteDance asegura ante el mundo que los servidores en los que almacena los datos de los usuarios se encuentran fuera de China, por lo que el gobierno no tendría acceso.
TikTok ha adquirido tanto peso en el ecosistema de las redes sociales gracias a la cantidad de creadores de contenido que, día tras día, alimentan a los millones de usuarios que tantas horas se pasan frente a la pantalla.
Estos creadores son recompensados por la plataforma (la cual, oficialmente, vive de los ingresos por publicidad), con un pequeño pago por cada cantidad de visualizaciones conseguidas. Según la información disponible, TikTok paga entre 2 y 4 céntimos por cada 1000 visitas, lo que equivaldría a entre 20 y 40 euros por cada millón. Aunque esto esto no es exactamente así, claro.
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En la letra pequeña del contrato de usuario, se deja muy claro que TikTok tiene derecho a restringir los pagos y “variar” las cantidades según sus propias consideraciones, por lo que, en la práctica, los creadores reciben una cantidad muy inferior; simple y llanamente, lo que la propia empresa considera oportuno.
A finales de diciembre de 2022, el famoso tiktoker Luke Miane mostró en su Twitter una captura de pantalla con sus ganancias de ese mes: por 7,5 millones de visualizaciones, solo obtuvo 3,95 euros. Los ingresos reales de este tipo de influencers, por supuesto, son muy superiores, pues consiguen campañas con empresas externas, pero las cifras de TikTok son las que son.
El algoritmo de esta red social consigue que cualquier persona, tenga los gustos que tenga, consiga engancharse. De hecho, es muy probable que TikTok descubra qué te gusta antes que tú mismo.
Por ejemplo, el escritor de este artículo, para probar su tesis, ha decidido instalarse la aplicación y buscar “relojes”, sin aportar ni un solo dato más.
Tras visualizar durante un buen puñado de minutos vídeos de esta temática sin mayor interés, he descubierto con algo de miedo cómo el algoritmo estaba adivinando mis gustos, empezando a mostrarme vídeos sobre temas de actualidad que me interesan, música que me gusta e, incluso, ropa que puede llegar a ser de mi agrado.
Sigo sin saber cómo, pero lo ha hecho. Es obvio que debe ser un algoritmo bastante especial como para atrapar a 1.600 millones de personas.