Mientras el Congreso de los Diputados debatía en la tarde del pasado martes el reconocimiento de Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela, Marisa Robles, jubilada, esperaba frente a los leones de Las Cortes. Lo hacía con gafas de sol y la característica gorra tricolor y estrellada. En sus manos sostenía un cartel que rezaba "Por la libertad de Venezuela". De su cuello, colgaba la bandera venezolana.
Robles llegó a Madrid hace dos años y medio. Nació en La Victoria, la misma localidad natal de Edmundo González, con quien no sólo le une el origen, si no el sueño de una Venezuela libre. Por eso, el martes, pese a su avanzada edad, se mantenía de pie, firme y sola –aunque rodeada de un millar de compatriotas–, dando apoyo a quien considera su legítimo presidente.
"Ha sido titánico. Llevo 25 años en esta lucha, toda la vida he sido adeca", decía Robles. A la adeca, palabra que en Venezuela se usa para referirse a los militantes del partido opositor Acción Democrática, le asaltaba la emoción al recordar su tierra durante la conversación. Pero recuperaba la firmeza para hablar del futuro: "¡Qué estratega es María Corina [Machado]! A Edmundo no le quedó otra y se tuvo que salir, pero desde aquí hará todo lo que allá no le hubieran permitido hacer".
En un piso del barrio de Salamanca de Madrid, apartado de los focos, mientras su paisana agitaba su cartel y coreaba "¡Nuestras armas, estas son!", Edmundo González seguía con atención el debate de la votación. Llevaba apenas dos días en la capital. El miércoles, la moción salió adelante con los votos del PNV. Pero hasta entonces, González Urrutia mantenía el silencio.
Primera semana en Madrid
El presidente electo llegó a la capital el domingo 8 de septiembre en un avión del Ejército del Aire después de que se le concediera asilo político. Tras un recibimiento privado en la base de Torrejón, se instaló en un piso cerca de donde vive su hija Carolina, residente en la ciudad desde 2015. Abogada especialista en finanzas y ejecutiva de Baker & McKenzie, está casada con un prestigioso abogado, también venezolano, que trabaja en un despacho madrileño y con quien tiene dos hijos.
Carolina es quien hasta el momento ha sido la voz de su padre en España. El martes, día que comenzó la votación, estuvo presente en la tribuna del Congreso, donde fue ovacionada a instancia de la diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo. Poco después, se dirigió a sus compatriotas presentes en la Plaza de las Cortes, a quienes leyó un mensaje en nombre de su padre.
En él, González Urrutia quiso "ratificar el compromiso inquebrantable" con el pueblo venezolano y sus votantes. Dio su agradecimiento a quienes le votaron y "a quienes no pudieron hacerlo por las artimañas del Consejo Nacional Electoral". Hizo un llamado a la comunidad internacional "a redoblar los esfuerzos por la restitución de la democracia y la libertad en Venezuela". Recordó a los presentes que "la voluntad del pueblo expresada el 28 de julio [fecha de las pasadas elecciones] tiene que ser respetada". Y aseguró, por último, en su nombre y en el de María Corina Machado, que la lucha que iniciaron continuaría hasta alcanzar los objetivos que se propusieron.
Fue la primera comunicación del ya reconocido presidente electo venezolano después de una carta hecha pública tras su llegada a Madrid. Esa misiva fue recibida con cierto desánimo en algunos sectores de la oposición: González estaba a salvo, sí. Pero tras la mediación del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero con Nicolás Maduro, que algunos leyeron como que, de facto, quitaba de en medio a González como su principal amenaza.
Las palabras de González a través de su hija quisieron recuperar los ánimos y dejaron ver la que será su nueva vida en la capital como presidente de Venezuela electo en el exilio. Así lo atisban también algunos amigos suyos, figuras prominentes de la oposición, que niegan que la llegada de González a Madrid sea una tranquila jubilación –tiene ya 75 años–, lejos del acoso del régimen y cerca de su familia, sino todo lo contrario.
Tras reunirse el jueves con Pedro Sánchez en el Palacio de la Moncloa, de nuevo en compañía de Carolina, González Urrutia emitió un tercer y breve comunicado en el que agradeció a Sánchez su recibimiento y en el que ratificó su "determinación de continuar la lucha por hacer valer la voluntad soberana del pueblo venezolano". Al día siguiente, viernes, mantuvo sendos encuentros con los expresidentes españoles Mariano Rajoy y Felipe González.
El Papa y Estrasburgo
"Edmundo González ha estado en su casa descansando junto a su familia después de haber pasado unos días de tensiones y presiones hasta que logró salir de Venezuela. No tiene la intención de pronunciarse sobre sus planes concretos hasta que haya regularizado su estatus legal. A partir de entonces, tiene la intención de retomar una agenda que se está organizando en España para desarrollar, sobre todo, en Europa".
Quien habla es Enrique Alvarado, exembajador en Hungría del expresidente encargado en el exilio, Juan Guaidó. Residente en Valencia, es amigo personal de González Urrutia, y concreta más en qué consiste esta agenda: "Está programada, aunque no cerrada, una visita al Parlamento Europeo, y otra al Vaticano para que lo reciba el Santo Padre. También se están gestionando otras invitaciones a parlamentos de otros países".
El también exdiplomático es consciente de que la carta de González Urrutia pudo generar "confusión y desánimo". Pero hasta donde conoce, la unidad entre él en España y María Corina Machado en Venezuela es total. "Edmundo es un hombre sereno y tranquilo, pero pensar que se va a empantuflar tras toda esta lucha es impensable. Quedan cuatro meses hasta la investidura y hasta entonces el trabajo será intenso", dice Alvarado en conversación con EL ESPAÑOL.
El exembajador se refiere al 10 de enero, fecha prevista para investir al ganador de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. Es el plazo que se da la oposición para que María Corina Machado ejerza presión desde el interior, y González Urrutia despliegue una enérgica labor diplomática con base en Madrid, con la finalidad de que regrese como presidente.
De forma paralela, "el plan tiene el amparo de diversos países latinoamericanos, cuyos presidentes están tratando de convencer a Maduro de que se haga un lado, fruto de un proceso de negociación", matiza Alvarado.
Sede del PSOE
Desde Madrid, González Urrutia contará con el apoyo de su círculo más cercano: su mujer, la odontóloga Mercedes López, que se ha trasladado con él a la ciudad; su hija Carolina; su yerno abogado; y su prima, la periodista venezolana Beatriz de Majo, también residente en la capital desde hace años. González Urrutia vivirá presumiblemente en un piso en el barrio de Salamanca de la capital, cerca de su hija, donde ya se instalaba cada vez que venía de visita.
Por la presencia de su hija y de dos de sus nietas, González viajaba con cierta asiduidad a la capital. Estos viajes los aprovechaba para pasar tiempo en familia pero también para dedicarse a sus actividades políticas y reunirse con viejos amigos.
En uno de sus últimos viajes, en febrero de este año, participó, por ejemplo, en un foro que la diáspora venezolana organizó en la sede de Distrito Centro del PSOE, partido que votó el miércoles en contra de su reconocimiento. Aquel encuentro lo ofreció su amigo y vicepresidente de la Internacional Socialista, el venezolano Henry Ramos Allup, que estaba en España con ocasión de la reunión de los internacionalistas en Madrid.
"Es curioso cómo Podemos califica a González Urrutia de 'ultraderechista', cuando tiene amigos en todos los espectros políticos como demostró esa reunión. Y también es llamativo como el PSOE votó en contra de su reconocimiento, cuando él ha participado en un acto en una de sus sedes con total normalidad", dice Alvarado.
El opositor destaca, en esta línea, que por su trayectoria diplomática, el presidente electo cuenta con otras amistades en Madrid pertenecientes al mundo político y empresarial venezolano, y que está "en coordinación" con los principales líderes opositores exiliados. En particular, con el exalcalde de Caracas Antonio Ledezma, quien acompañó a su hija Carolina al Congreso el día del debate, o con el exresponsable nacional del partido Voluntad Popular y exalcalde del municipio de Chacao, Leopoldo López.
Partida de ajedrez
Una metáfora que circula ampliamente estos días en las redes sociales de los partidarios de González Urrutia define la estrategia de la oposición en estas nuevas circunstancias como una jugada de ajedrez: el rey (Edmundo) está a salvo mientras la reina (María Corina) mueve posiciones hasta dar el jaque mate.
Quien también apoya esta tesis es otro amigo personal de González Urrutia, Walter Márquez: fue diputado nacional venezolano, embajador del Gobierno de Hugo Chávez en la India, y ahora, una de las figuras visibles de la oposición como director del Comité Internacional Contra la Impunidad en Venezuela (CICIVEN). Estos días se encontraba en Madrid camino de la Corte Internacional de Justicia (CPI) de La Haya (Holanda) para presentar un paquete de pruebas contra Nicolás Maduro.
"Edmundo es un diplomático experimentado, ocupó todos los cargos por los que pasa un joven diplomático y llegó a ser embajador en Argelia y Argentina. Tiene un carácter apacible y, si se hubiese quedado en Venezuela, se habría desatado una persecución política en contra del Estatuto de Roma de la CPI… Iba a ser neutralizado", asegura Márquez.
"Por contra, fuera del país puede cumplir con el rol de lo que él sabe y comenzar un periplo por el mundo, siempre que haya sinceridad por parte del Gobierno español en esta operación del asilo y que no lo limiten. Frente a los rumores de si pasará a la irrelevancia, el tiempo dirá la verdad. Pero él tiene, y es consciente de ello, la obligación política, moral y espiritual de luchar por Venezuela junto a María Corina Machado. Lo pueden estar condicionando, sí, pero todos esperamos de él que haga lo que mejor sabe", señala Márquez.
En este sentido, el sindicalista Erick Zuleta, presidente de la Federación Nacional de Transporte de Venezuela y afincado en Móstoles (Madrid) por la persecución chavista, se expresa de forma parecida: "Ahora va a estar libre de reunirse, pero por el momento está hermético y a la espera de terminar de definir una estrategia en la que tiene mucho que decir el Gobierno español".
Poli bueno, poli malo
Para explicar la situación en la que ha derivado el asilo político a Edmundo González, el expresidente de la Asamblea Nacional Venezolana y fundador del partido Primero Justicia, Julio Borges, prefiere no hablar de ajedrez, sino del "policía bueno y el policía malo": "Tenemos a un policía malo que es Maduro, que amenaza y que golpea; y luego un policía bueno que es Zapatero, que a la víctima le dice que no se lo merece y que él lo va a salvar del policía malo. Pero en realidad, es perverso porque ambos están compinchados", dice Borges a este periódico.
El también amigo de González Urrutia dice que, en este proceso, Zapatero le ha hecho "un favor grande a Maduro" que podría facilitar una negociación que tuviera al expresidente español, de nuevo, como mediador. "Maria Corina ya ha advertido que eso es inaceptable y que rechazará cualquier propuesta que venga por esa vía y no suponga la investidura de Edmundo González", dice Borges. "No nos vale un premio de consolación".
Para Borges, la agenda de González en Madrid se centrará en reforzar "el binomio de oro" con María Corina, "preservando esta nueva dinámica de él como líder internacional y ella como líder interna". Pero advierte que la principal tarea de González Urrutia y sus colaboradores deberá ser la de "desenmascarar ágilmente el plan Maduro-Zapatero".
"Él tiene una comunidad de amigos importantes, tanto en Venezuela como en España y otros países, que se están moviendo para darle la libertad de movimientos que necesita. Ganó una elección muy complicada y el compromiso es absoluto", concluye Borges.