Un patio andaluz lleno de naranjos, oliendo a gloria -si Dios tiene casa, será encalada; será con rejas y flores-. París, Moscú, Nueva York. El Romancero gitano de Lorca. Un guepardo de porcelana con las fauces abiertas, en tamaño real. Las tardes de merienda y secretos de las señoras con la vajilla antigua y el runrún del barrio. Las nochecitas largas de quejíos en el Corral de la Morería. Una chaqueta torera cosida a presagios, a faenas futuras, a giritos hermosos y trágicos. Los escotes que hablan solos, que prometen solos. El Jueves Santo en Sevilla. La sexualidad libre. Los tacones para chicos al estilo Luis XIV. Poseer el don de la extravagancia, el don de la alegría, el don de la fiesta. Lentejuelas, lunares, Vírgenes llorando, astas de ciervo milenario.
Tronío, vanguardia, hombres nuevos o nuevas formas de ser hombre. Lo sexy que resulta ser una criatura con futuro más que con pasado. De esto va el imaginario de Alejandro Gómez Palomo (Córdoba, 1992), rebautizado por sí mismo en 2016 como Palomo Spain, nuestro diseñador más rabiosamente celebrado por la crítica, nuestro artista del dedal más internacional. Si él engancha una tela, con ella lo mismo viste a La Veneno que a Beyoncé. Agüita. Madonna, Harry Styles, Miley Cyrus, Rosalía o Chanel: todos a sus pies, rendíos' a su bravura. Es televisivo -ahí su participación en Maestros de la costura-, es el niño bonito de las divas y los maricas, es el chico favorito de los cañís modernos.
Reimagina las ropas de los bailarines del NYC Ballet, colabora con PUMA y con Cruzcampo en su campaña sobre el acento. De ahí el documental Pepe el Mudo, que cuenta la historia bestial de Pepe y Esperanza, el matrimonio sordo que fundó un bar en Mairena de Aljarafe, Sevilla, hace ya 54 años. Hoy continúan su legado sus tres hijos, pero estas dos presencias carismáticas e imponentes nos recuerdan que el acento es mucho más que una forma de hablar.
Será algo que pende de los olores de la tierra, de la mirada sagaz, divertida y atenta a la belleza del mundo, de la personalidad feroz en bruto, sin corsés, de las ganas de agasajar, de invitar siempre a uno más a la mesa y de procurar que todos se sientan bien. Este es un talento largo que Alejandro comparte. Ya lo decía Manuel Vilas en uno de sus poemas: Dios nos libre de la gente sin estilo, esa gente que envilece la enigmática gracia de estar vivo.
P.- ¿Qué es el acento? ¿Cómo influye en tu vida y en tu trabajo?
R.- El acento ha sido lo que ha hecho que la marca Palomo Spain sea reconocible dentro y fuera de España, porque habla de una mirada a mis raíces, al sur, a todo lo que implica ser de aquí, a mi educación, a cómo celebramos, cómo nos movemos, cómo nos vestimos, los colores de aquí, la libertad de aquí, la forma de salir a disfrutar… es mi ADN.
P.- Sigues viviendo en Posadas (Córdoba) siendo un artista internacional. ¿No te han dicho alguna vez que te estás perdiendo algo? Mira que aquí estamos con el centralismo y las oportunidades...
R.- Sí, pero para mí es una suerte seguir viviendo aquí y tener mi taller aquí y mi casa, que es mi centro operativo. Aquí sucede todo, aquí se da la creación entera. Yo trabajo donde cocino. Siempre puedes pensar que te pierdes algo, pero la mayoría de los días me siento afortunado de haber creado este universo, este ambiente y este taller donde se hacen las cosas de una cierta manera.
Tengo el lujo de disfrutar del espacio y del campo, que lo tengo cruzando la calle, y del aire fresco y de la familia y de los amigos de toda la vida, que me mantienen con los pies en la tierra. A pesar de que nuestro trabajo llegue lejos, somos los mismos, nos lo tomamos muy en serio y no nos dejamos llevar por la pompa o el glamour.
"Quien es gilipollas, lo es desde el día que nace: a mí mis padres me ayudan a que no se me vaya mucho la pelota"
P.- ¿Cómo hace uno para no volverse gilipollas?
R.- (Ríe). Depende mucho de tu personalidad. Quien es gilipollas, lo es desde el día que nace. Para mí ha sido importante ubicarme en los momentos en los que he tenido más fama, siendo muy joven, y tener entre las manos situaciones de decir “joder, me dicen que soy el bombazo”, pero luego tocar siempre la realidad, y eso lo hago teniendo a mis padres cerca, que hacen que no se me vaya mucho la pelota.
P.- Justamente no vienes de familia rica. Tu padre pidió un crédito de 30.000 euros para que pudieses empezar a desarrollar tu trabajo.
R.- Pidió ese crédito y veinte mil más (ríe). La moraleja es que hicieron todo lo que tenían en las manos para sacar mi proyecto adelante, por eso ahora es el proyecto de todos. La compañía es casi a partes iguales mía que de mi madre y de mi padre, todos tienen su parte en la empresa, y los beneficios no son para mí nada más, son para los que han confiado en ella. La lucha es diaria para que la empresa sea estable, con beneficios y que se autoabastezca. Todavía no me da para grandes lujos, pero colecciono mi ropita de vez en cuando, y a mi padre me lo acabo de llevar a Laponia, al círculo polar.
P.- Trabajaste en el bar de tus padres. Dijiste una frase que me gustó mucho, y es que hay que poner cervezas para saber lo que es ganarse la vida. ¡A ver si es que los andaluces vamos a ser trabajadores y todo!
R.- Sí, y eso que a los andaluces siempre nos han mirado despectivamente, como diciendo “garrulos”. Yo soy capaz de moverme en ámbitos de cualquier tipo de clase. Tampoco me gusta mucho que se tenga que definir lo de la clase social sí o sí, no todo tiene que nombrarse, vivimos en una sociedad distinta hoy… a mí me guía más el intelecto que el dinero, y ahí lo de las clases es un poco aleatorio.
P.- Siempre estamos con el sambenito de dormilones y juerguistas sin oficio.
R.- Sí, “catetos”, tal, “vagos”… es una tontería, porque siempre estamos demostrando que somos gente inspiradora y que de nuestra tierra han salido genios en la cúspide de su creatividad. Enormes talentos.
P.- ¿Te has sentido incómodo alguna vez en esas fiestas tan esnobs?
R.- He tenido la suerte de ser una persona a la que le gusta mucho socializar y me he sentido bien allá donde he ido. Lo más bonito del universo que he creado justamente ha sido compartir lo que hago con gente de ámbitos completamente distintos, desde el joven moderno de Londres sin género vestido de la forma más extravagante al aristócrata de toda la vida.
Ese elitismo del mundo de la moda he intentado que se desmonte y que todo el mundo quepa aquí y se sienta cómodo. Es como me gustaría que fuese la sociedad: que en vez de pasarnos la vida enfrentados los unos a otros políticamente, pudiésemos sentarnos juntos y disfrutar.
P.- "Cuando debuté me trataron como un mesías, pero la realidad económica ha sido otra, muy difícil y áspera”. ¿Se puede vivir de la moda en España? Te digo más: ¿cuánta precariedad hay en un mundo tan cool como éste?
R.- El mundo de la moda en España es muy difícil, y aún más el de la moda de lujo. El consumidor no es que sea muy claro, lo que quiere no es muy obvio, y no tenemos la costumbre de comprar moda, desgraciadamente. Aquí hay un sector de la moda que puede sobrevivir que es el de “bodas, bautizos y comuniones”, que es el que más aceptado está, pero luego queremos hablar de moda a nivel artístico y a nivel repercusión global y claro… proponer esas ideas cuesta más. Cuesta sacar trabajos diferentes adelante.
Lo digo porque tengo la experiencia de muchos años con mi marca y aunque yo he sido la gran esperanza de toda España y del que más se ha hablado internacionalmente en los últimos tiempos, el éxito es lento, difícil y muy relativo. A mí me faltan millones de cosas por hacer y millones de euros por ganar. Vivo bien para la edad que tengo, pero todos los días me siento con mis socios par plantearnos el futuro. No tengo toda la libertad del mundo, libertad que tienen, por ejemplo, grandes marcas como Dior o Yves Saint Laurent. Aquí vivimos con una realidad mucho más austera.
"Me faltan millones de cosas por hacer y millones de euros por ganar: he sido la promesa de la moda española pero la realidad es austera"
P.- Me pregunto si has tenido la ocasión de coincidir, por ejemplo, con un empresario como Amancio Ortega, que trabaja al por mayor, y si habéis comentado juntos modelos de negocio.
R.- Mi camino será diferente al suyo, o a eso tengo que aspirar. Es respetable lo que ha hecho Amancio por la moda low cost, pero lo mío es más poético y más lento, es más romántico, no estoy pensando en vender ropa por vender para forrarme.
P.- ¿Cómo decides rebautizarte con el nombre de tu país? ¿No te ha dado miedo alguna vez que te llamaran facha? Hay una especie de rebeldía ahí, justo siendo tú tan vanguardista y moderno. Hay partidos de izquierda en España, como ‘Más País’, de Errejón, que no se atrevieron a ponerse ‘Más España’ por si acaso sonaba rancio o carca o franquista o reaccionario.
R.- Sí, yo pienso que lo que he hecho es rebelde. Veníamos de un momento en el que todo lo relacionado con España y con nuestro país nos daba vergüenza, como le pasaba a Errejón, y eso que yo elegí casi el mismo momento que él para salir a la palestra. Pero tuve la suerte de vivir años fuera y cuando volví… me sentí tan orgulloso de mi país que quise mostrarlo.
Estando en Londres estudiando me di cuenta de que eso me diferenciaba del resto de los estudiantes y me puse la etiqueta encantado para demostrar que “España” no tiene que sonar a “cateto” o a “facha”. Nada más lejos de la realidad: mis valores son todo lo contrario. España te puede llevar a esa modernidad o a esa libertad que yo representaba, no necesariamente al “fachoso” del que huimos.
"Estoy orgulloso de España: yo creo en su modernidad y su libertad, aquí huimos del ‘fachoso’"
P.- ¿Los símbolos españoles se pueden modernizar? Toros, tapas, flamencas, Cristos… pienso en nuestro imaginario sacro andaluz. Y en ese trabajo que también ha hecho Rosalía al respecto, no sólo vistiendo de Palomo Spain, sino colocando a un nazareno en patinete en su primer gran videoclip, en Malamente.
R.- Sin duda, esta generación vamos por ese lado. Hemos mirado a España con ojos distintos e ilusionados. A mi generación, España no le espanta ni nos parece carca, facha u obsoleta, somos conscientes de que tenemos un ADN único y una forma de ver la vida de la que no pensamos renegar, aunque aún queden cosas que cambiar o que ajustar. Yo soy un apasionado del flamenco y me paso las noches en el Corral de la Morería, que me encanta.
Y el Jueves Santo de Sevilla, que no es que yo sea religioso ni nada de eso, es que esa representación trasciende: es tan sumamente extravagante, única, bella… me hace sentir orgulloso de nuestras raíces. Nosotros somos los encargados de darle la vuelta a eso. C. Tangana también está trabajando en ello. Hay toda una nueva generación de gente que entiende España con un poco de gracia.
"Cosería una nueva bandera de España con mis manos, llena de pespuntes, flecos y flores de mantón de Manila bordadas"
P.- ¿Cómo redefinirías la bandera española, cómo sería esa bandera cosida e interpretada por ti?
R.- Sería una bandera toda cosida con mis manos, llena de pespuntes, de flecos y de flores de mantón de Manila bordadas. La situación política es bastante complicada y se gasta mucho más el tiempo en quedar unos por encima de otros que en sentirnos orgullosos y remar hacia el mismo sitio. Es un poco coñazo el presente político que vivimos. Estamos demasiado divididos, y es preocupante que surjan cosas que nos lleven al pasado. Yo sólo quiero ir hacia el futuro, soy de los que piensan que no hay que tener miedo al futuro, a lo nuevo, a seguir avanzando. Ante la duda, siempre escogeré futuro y progreso.
P.- ¿Y la bandera LGTBIQ, qué harás con ella?
R.- ¡La haría ropa! He jugado bastante con ella, ahora estamos haciendo un proyecto para el Orgullo muy bonito. Esa bandera tiene la suerte de tener todos los colores, es preciosa y da una amplitud tremenda, es fácil cogerla, reinterpretarla y hacer cosas bellas con ella también. Es una bandera establecida universalmente y es un orgullo.
P.- Tú siempre has defendido una moda sin género. ¿Por qué vivimos en un país donde los hombres no se visten con falda?
R.- Bueno, culturalmente no ha venido siendo así, pero poco a poco las cosas van cambiando. Desde que empecé hasta ahora veo a una generación joven que entiende la ropa independientemente de su sexualidad o su identidad, la tratan con una libertad diferente. No es que mi trabajo vaya de la moda sin género, es que no se puede mirar la moda de otra manera. La ropa… sólo son prendas, así las veo yo, telas que te puedes poner si te gustan más allá del género que se les haya querido otorgar.
Tiene sentido que haya ropa con siluetas determinadas para favorecer determinados cuerpos, pero la ropa se tiene que adaptar a ti, no tú a ella, y no me parece bien que si eres un chico y amas las lentejuelas no haya una opción para ti. Hoy todos tenemos ojos y sensibilidad, y la moda va de eso: de ver que hay cosas que no tienen que ver con el género ni con el gusto sexual, igual que la cerveza no es para hombres y el vino para las mujeres, pues con las faldas igual, las faldas no son para las mujeres y los pantalones para los hombres. Esa es una idea antigua. Nos puede gustar todo.
"Las faldas son para mujeres y hombres, pensar otra cosa es antiguo: igual que el vino no es para ellas y la cerveza para ellos"
P.- Has trabajado con Beyoncé, con Madonna, con Rosalía, con Miley Cyrus, con Harry Styles… ¿a qué española te haría ilusión vestir? ¿Y a qué español?
R.- A lo mejor se me ha quedado algún actor por ahí en el tintero, pero creo que les he vestido a casi todos. Internacionalmente me encantaría vestir a Timothée Chalamet o a alguno de esos niños modernos como él, que son lo más.
P.- ¿Qué look de chulapa elegirías para Ayuso? ¿Y para Yolanda Díaz, si ganase las elecciones?
R.- Uf… a Ayuso le pondría el traje de chulapa más rancio y antiguo que haya, con menos gracia. Yo sé que ella lo intenta y que tiene sus cosas buenas y malas, y aunque intente no meterme demasiado en política, no puedo obviar que mi marca y mi sitio es un lugar donde las libertades y los derechos humanos son lo primero. Palomo Spain es una casa donde convive una persona trans con una persona no binaria y con una anciana y siempre voy a votar con mi moral y voy a apoyar a los partidos que defiendan mis derechos y los derechos de mi comunidad.
Así que eso: a Ayuso le metería un traje de chulapa de abueleta, que es lo suyo. Y a Yolanda le pondría un buen traje, para que no se asocie el estilo y el vestir bien a la gente de derechas. Para que no se diga esto tan viejo de “la de Podemos va mal vestida y hecha una hippie”. Le podría una chaqueta que le quedara como un guante para que se sienta poderosa y sexy.
P.- Hace poco, la reina Letizia se puso una falda de HyM con un boquete que era para meter la pierna y se lo puso por fuera, ¿qué le aconsejarías para renovar su imagen?
R.- La mujer tiene bastante buena pinta. Creo que lo hace más o menos bien y tiene tipazo, cuerpazo, todo le queda estupendo, así que siempre es bienvenido que se arrime a marcas más jóvenes y a un look de calle más relajado. Esto del agujero ya era moderno. Yo creo que lo hace bien y que va mona. Eso sí: las niñas no, son ellas las que tendrían que ir más juveniles, más acordes a su edad, porque la princesa y la infanta van con un look…. con unas cuñitas de señora mayor horrorosas, muy viejunillas. Donde hay que intervenir es ahí.