“Era un pueblo de pescadores. Venían con unas moles gigantes para instalarlas en la playa. Nadie sabía qué era aquello. Veíamos a la Guardia Civil, luces que se encendían y se apagaban en mitad de la noche. Eran los años 60 y ya puedes imaginar qué iba a pensar la gente… Se decía, incluso, que estaban instalando rampas de misiles”, recuerda Toni Bernabé. El suyo es uno de esos testimonios que ayudan a reconstruir la historia más reciente. Con 29 años entraba a trabajar en Radio Liberty, la emisora más escuchada del mundo durante la Guerra Fría.
En 2006, más de 18 kilos de explosivos Goma 2 ponían fin a las antenas que dominaban la postal litoral de Pals, en Gerona. Los 190 metros de instalación, que habían permitido las emisiones de esta radio, volaban por los aires dejando 700 toneladas de chatarra y casi medio siglo de mensajes enviados al otro lado del Telón de Acero. EEUU utilizaba esta estructura, sumada a los edificios que se extendían en un total de 33 hectáreas, para lanzar su propaganda política a los países comunistas.
El gobierno de Dwight D. Eisenhower encontraba en Pals el lugar idóneo para librar una batalla sin tanques. Una lucha que, en esta ocasión, iba a ganar quien consiguiera dominar el mensaje. A finales de los años 50, EEUU alcanza un acuerdo con la dictadura de Franco para hacerse con los terrenos y con el permiso para ejecutar la nueva instalación. "Manuel Fraga se encarga de alcanzar y cerrar acuerdos con el gobierno norteamericano. Ofrecen a España armamento, inversión y puestos de trabajo", comenta Jorge Rios, investigador y director del podcast Informe Enigma.
En 1958 EEUU acaba comprando los terrenos por algo más de siete millones de pesetas, pero seguiría siendo un suelo escriturado a nombre del Gobierno de España, que se encargaba de cobrar también un alquiler de 285.000 dólares anuales. La firma del acuerdo fue posible gracias al papel de Howland Sargeant, que además de estar al frente de Radio Liberty entre 1954 y 1975, había sido presidente de la primera Conferencia General de la UNESCO, celebrada en París en 1951, en la que se aprobó la entrada de España en el organismo. Las diferencias entre un gobierno que respaldaba la democracia y un régimen fascista no frenaron el intercambio de favores.
Las características naturales que presentaba la Playa de Pals la convertían en el enclave propicio para que la amplitud modulada, concretamente la onda corta, mediante seis transmisores de 250 Kilovatios (KW) cada uno, hiciera llegar la propaganda americana a Rusia y los países de la órbita soviética. El terreno de arenales y la poca arboleda, permitían al mar actuar de pantalla para que las ondas radiadas fueran más potentes y alcanzaran su destino.
De Munich a Gerona
“Los programas llegaban vía satélite desde Alemania. Debíamos dirigir cada uno al transmisor correspondiente. Según la hora del día, se emitía en unas frecuencias o en otras, pero casi siempre era en ruso", cuenta Toni Bernabé. Tan solo restaban un par de años para que la Unión Soviética se derrumbara. Por entonces, Bernabé escuchó hablar de una oferta de empleo en Radio Liberty. En 1989 entró a trabajar en la emisora ocupando el puesto que ofrecían en el departamento de transmisores. "Me había presentado al examen teórico y al práctico, pero me dijeron que no cumplía con los requisitos. Pasaron unos meses y me volvieron a llamar, a mí me sorprendió, pero acabaron ofreciéndome el puesto de trabajo"
En las instalaciones de Pals, a 2.700 kilómetros de la Unión Soviética, Bernabé, que había estudiado electrónica de válvulas, era parte del equipo que revisaba y controlaba las interrupciones que sufría la programación si algo fallaba en los transmisores. "Los trabajadores de esa sección eran sobre todo de la Costa Brava. Todos vivían en los alrededores”. Se calcula que en la década de los sesenta llegaron a trabajar 200 trabajadores en las instalaciones entre los que había técnicos como Bernabé, personal de mantenimiento, traductores e intérpretes,
“No sabíamos bien que se estaba comunicando en esas emisiones. no entendíamos nada. A veces podías identificar el idioma, sobre todo el ruso, pero no lo que decían". A las tres de la madrugada del 23 de marzo de 1959, en ruso, Radio Liberty procedía a su primera emisión desde la Playa de Pals. El Comité Estadounidense para la Liberación de los Pueblos de Rusia se encargó de su creación ocho años antes de que las emisiones se realizaran desde España. El Congreso norteamericano financiaba la emisora a través de la CIA, pero también recibía fondos privados.
“Lo que se hacía en estas instalaciones era reproducir el contenido que se confeccionaba en Munich y se aprobaba en los EEUU", señala Jorge Ríos. Los programas elaborados en la redacción alemana incluían noticias sobre la actualidad económica, social y cultural a este lado del telón de acero y se tradujeron en 70 idiomas. Sin embargo, historiadores e investigadores coinciden en señalar que su función no era exclusivamente “hablar de las bondades del capitalismo”.
“No deja de ser una copia de lo que Alemania pone en marcha cuando el Tercer Reich se desmorona. Heinrich Himmler aprovechaba la radio para activar el movimiento Wehrwolf, hombres dispuestos a atentar, células durmientes. Norteamérica aprovechará también las ondas para activar a espías y lanzar mensajes cifrados", añade Daniel Ortega, historiador y director del podcast Héroes de Guerra 2.0.
"Supongo que sabían cómo acceder a nuestros datos"
Jorge Rios y Daniel Ortega llevan años recabando información sobre Radio Liberty. Ambos han trabajado en la producción del documental Radio Liberty: La emisora que derribó el Telón de Acero, que dirige Joaquín Ortega y espera estar próximamente disponible en plataformas. Durante estos años de investigación, las entrevistas que han ido realizando a antiguos trabajadores les llevan a concluir que la emisora de Pals contaba con un amplio despliegue de seguridad.
“Los propios trabajadores pasaban numerosos controles de seguridad. Revisaban sus vehículos y debían pasar hasta cinco perímetros de seguridad. El exterior estaba controlado con cámaras, había personal de la CIA y fuera del perímetro de las instalaciones se destinó un cuartel de la Guardia Civil para controlar la entrada”, asegura Jorge Rios. Mientras tanto, para el joven de 29 años que formaba parte del equipo de transmisores los días transcurrían de forma rutinaria. "Nunca me advirtieron de que no hablara de lo que allí hacíamos. Seguramente sí me investigaron para entrar a trabajar. El director de seguridad en mi época había sido policía. Supongo que sabían cómo acceder a nuestros datos".
Gorbachov y las emisiones desde Pals
Tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y la desintegración de la URSS, la propaganda anticomunista dejaba de ser una de las prioridades para los estadounidenses. El propio Mijaíl Gorbachov llegó a reconocer que durante el golpe de estado, a mediados de la década de los 90, permaneció conectado a los acontecimientos, mientras estaba encerrado en una estancia, gracias a una radio a través de la cual escuchaba la información que se emitía desde Pals. Con la caída del comunismo, los norteamericanos buscaron una nueva función a la emisora gerundense y comenzaron a dirigir sus mensajes hacia Oriente Medio.
A partir de 1996, cedieron la titularidad del centro emisor de Pals a Radio Nacional de España. Eladio Gutiérrez, director técnico de RNE durante esa época, se encargó de negociar el traspaso de titularidad y consiguió, según la propia emisora, “una importante compensación económica que se tradujo en la compra de transmisores de onda corta para el centro emisor de Noblejas, en Toledo”. Aunque el acuerdo alcanzado entre España y EEUU se extendía hasta 2015, ambos países decidieron poner punto y final al arrendamiento.
"Su continuidad no se puede justificar más"
Finalmente, en mayo de 2001 tuvo lugar la última emisión de Radio Liberty desde la Playa de Pals. “La creación en la antigua Unión Soviética de instituciones democráticas y de economías de mercado ha hecho disminuir de manera significativa la utilidad de la estación de la playa de Pals como servicio de retransmisión del Gobierno norteamericano, de forma que su continuidad no se puede justificar más, ni desde el punto de vista operativo ni de financiación”, señalaba Brian Conniff, por entonces director en funciones de la Oficina de Radiodifusión Internacional del Consejo de Radiodifusión, ante el cierre de las emisiones.
En ruinas
Los vecinos del municipio gerundense tuvieron que esperar hasta cinco años para presenciar cómo sus antenas volaban por los aires. Meses antes de la demolición de las antenas, el Ministerio de Medio Ambiente, con Cristina Narbona al frente, y la Consellería, a cargo de Francesc Baltasar, firmaban un convenio de vigencia indefinida en el que ambas partes debían comprometerse a “acordar las edificaciones que se deben mantener y las que serán derribadas, así como el proyecto de restauración ambiental del espacio”. Aún hoy, basta con darse un paseo por la zona para darse cuenta de que no se ha cumplido con lo estipulado en el convenio.
Más de cincuenta años después de la primera emisión, quienes visitan este municipio de la Costa Brava pueden encontrarse, a pocos metros de la orilla, las enormes estructuras de hormigón que un día constituyeron Radio Liberty. En el interior de las mismas, algunos han querido dejar su sello con graffitis y los cristales y cascotes se acumulan en el suelo. En la fachada se pueden observar varios carteles advirtiendo sobre el estado de derrumbe del edificio y la prohibición de acceder al mismo.
“La Generalitat y el Estado debían hacerse cargo del mantenimiento y no se ha hecho absolutamente nada. Incluso, el ayuntamiento ha tenido que poner vigilancia durante el verano para evitar que la gente acceda al espacio”, apunta Carles Pi, alcalde de Pals. Según Toni Bernabé, extrabajador de Radio Liberty, desde el primer momento “los saqueos” acabaron con todo el material de valor que había en su interior.
El futuro de las ruinas que hoy quedan sigue alimentando el debate político. El pasado mes de julio el Consell Comarcal del Baix Empordà declaraba Radio Liberty Bien Cultural de Interés Local con el objetivo de protegerlo patrimonialmente y solicitaba al Departament de Cultura y a la Conselleria de Medi Ambient i Habitatge de la Generalitat de Cataluña y al Ministerio abrir un diálogo con el Ayuntamiento de Pals para acordar la conservación y gestión de las instalaciones.
El consistorio de Pals, junto con entidades locales como “Salvem Platja Pals” o el Cercle Català d'Història, lleva años oponiéndose al derrumbe. Consideran que la solución debe pasar por la rehabilitación de parte de los edificios y la recuperación natural de la zona. “En el futuro de Radio Liberty debe haber un encaje entre proyectos que pongan en valor la recuperación ecológica de la zona y la puesta en marcha de un memoria que recupere su importancia durante la Guerra Fría”, insiste Carles Pi.