Hace días que en Estella solo se habla de dos cosas: del colorido y exótico San Jorge ecuestre y de Carmen Puerta, su funesta hacedora. La nefasta obra de la vecina de Estella, dueña del taller de pintura y manualidades Karmacolor, está en boca de todos. Ha sido algo irremediable. Tanto ella como su supuesta restauración, una suerte de apaño artístico que muchos ni siquiera consideran como tal, es lo único de lo que se habla allí esta semana. Para la mayoría de los habitantes de la localidad navarra, el estropicio de Carmen Puerta es el nuevo Ecce Homo, el Cristo de Borja redivivo, la estampa de un esperpento que los expertos no quieren ni se atreven a contemplar. Algo que, dicen, se trata de una auténtica “aberración”.
Los catedráticos y expertos del mundo del arte navarro consultados por EL ESPAÑOL le conceden, si acaso, el calificativo de “bochornosa”. De “desastrosa”. De “impericia plena”. Un catedrático navarro, que prefiere no ser citado, se expresa en esos términos. Carmen sería, por tanto, la nueva Cecilia, la mujer que ha conseguido aplicar la cándida policromía de un Playmobil a una reliquia ecuestre de finales del siglo XV. Solo de ese modo, según los expertos en la materia, ha conseguido destrozarla por completo.
Hace años que Carmen, 55 años, imparte un taller de pintura al que se acercan niños, ancianos y personas de todas las edades. Su centro neurálgico es Karmacolor, una empresa que creó hace años y que está situada en pleno centro de Estella. Allí organiza todo tipo de actividades, muchas de ellas relacionadas con las manualidades más nimias, con labores propias de artesanía: barnizado de sillas, práctica de caligrafía gótica, recuperación de muebles decorado de bisutería, etc.
Esta es la historia de una mujer cuya obra ha pasado, por desgracia, al catálogo reciente de pegotes en la restauración de obras de arte contemporáneo.
Un dudoso currículum
El delirio comenzó exactamente hace una semana. Karmacolor subió a las redes sociales un vídeo y varias fotografías con Carmen y un compañero afanados en plena actividad ‘decorativa’ del San Jorge. Lo anunciaron con una foto y un encabezado que decía así: "Recuperando la historia". Luego se escucha la voz de la mujer mientras aplica el producto sobre el caballo del santo.
- “...Intentando con una mezcla de pintura, con pigmentos para sacar el tono original y con un poco de base de escayola para mantener un poco el cómo se hizo antes, porque la pieza era de madera y estaba recubierta de escayola. Las uniones de todas las piezas eran tela de algodón. Lo que tratamos es de mantener exactamente todos los tonos, para dañar lo menos posible la reconstrucción de la pieza”.
Carmen utiliza un pequeño pincel y unta de color blanco la pequeña estatua ecuestre. Parece que actúa con pausa y con mimo, elaborando lo que ella creía su obra maestra. Días después, al colgar el vídeo en las redes sociales, iba a saltar a todos los medios nacionales. Como Cecilia Jiménez, la vecina que rubricó el "Ecce Homo" de Borja, Carmen era ya tristemente famosa.
“La poesía es el alimento del poeta sin ella no se puede subsistir”. Carmen se suele presentar así porque, principalmente, su vida es la literatura. Dice que sobre todo la poesía. Empezó a escribir muy de pequeña, y así hasta ahora. Imparte conferencias literarias, está presente en diversas asociaciones culturales y grupos musicales de la región. También es concejal de cultura del municipio de Barbarin, 20 minutos en coche al sur de Estella. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, Carmen sería también licenciada en Bellas Artes.
Sin embargo, entre sus múltiples especialidades por ningún lado aparece un título con el que pudiera trabajar como restauradora de obras de arte. En sus ratos libres, como detalla en algunas de sus redes sociales, Puerta se dedica a dar clases de pintura, de acuarela y de collage, tanto a niños como a mayores en su pequeño taller. Sabe de muchas cosas. Hasta de reiki, una pseudoterapia de la que hace gala y con la que ofrece sesiones para "trasmitir" energía vital.
Todavía se desconoce si el párroco de San Miguel, la iglesia de Estella, le encargó la escultura o fue ella misma quien tomó las riendas del caballo sobre el que monta san Jorge para atacar a la serpiente del Mal. Lo que está claro es que tanto el cura como ella misma debían de creer que su currículum era el de alguien absolutamente capacitado para renovar la escultura, alguien con una inigualable pericia a la hora de restaurar reliquias con 500 años de antigüedad, una persona tan capacitada para estas labores como el más ilustre maestre catedralicio.
“Es el auténtico destrozo patrimonial de una memoria que nos pertenece”. Fernando Carrera es presidente de la Asociación de Conservadores y Restauradores de España (ACRE) y es el vivo reflejo de un sector que ha vivido la última semana sumido en la más absoluta indignación. “Aunque tuviera la titulación, la discusión va más allá. La situación es que no se presentó ningún proyecto. Lo que se ha hecho es una burrada, y esta persona no tiene la competencia necesaria para abordar esta actividad”, explica a EL ESPAÑOL.
Por el momento, los Conservadores de España ya han anunciado que llevarán ante la Fiscalía la polémica restauración del ya irreconocible San Jorge luchando contra el dragón.
“Una auténtica reliquia”
El San Jorge de Estella lleva luchando contra el tenebroso dragón algo más de 500 años. Se trata de una obra única. Como dicen los expertos consultados por este periódico, “una auténtica reliquia”. Hasta que ha saltado a los medios de comunicación, la escultura había pasado mayormente inadvertida para los ojos de los visitantes de la pequeña localidad al sur de Navarra. La mayoría de los visitantes se suelen centrar en el esplendor de la portada románica de la Iglesia de San Miguel, justo al lado de la pequeña capilla.
San Jorge de Estella monta un caballo blanco (símbolo de la cristiandad) y está inmerso en el heroico combate contra la maligna serpiente. El caballo blanco no es ya tal después de las labores de Carmen. Ahora posee un tono gris azulado, como de acuarela. Para hacerse una idea de la magnitud del destrozo, es importante saber que se trata de una obra realizada, probablemente, a finales del siglo XV o a comienzos del siglo XVI. Fue realizada por el maestro Terin, autor del magnífico retablo mayor de la iglesia de San Miguel, también en Estella. Así aparece reflejado en el hegemónico estudio de José Goñi Gaztambide, un importante historiador que investigó de manera exhaustiva el arte presente en todas las parroquias de Estella.
Para hacerse una idea de la magnitud de los hechos, es importante saber de dónde viene la obra que Carmen Puerta desfiguró por completo la semana pasada. Según el historiador Griet Steyaert, experto en pintura flamenca, la figura posiblemente tomaría como modelo una obra perdida del artista flamenco Jan van Eyck. Estamos ante una figura única. De valor incalculable. Su pérdida, por tanto, será difícil de reparar.
Otros estropicios de Carmen, la creadora del nuevo Ecce Homo
Desde Patrimonio Histórico de Navarra todavía no se creen que se haya podido suceder algo así. Fueron los propios vecinos de Estella, alarmados, quienes les alertaron de lo que había ocurrido. El pasado sábado alguien se acercó por la iglesia y comprobó la avería que allí se acababa de perpetrar: un caballo gris azulado, unas bridas rojas hasta la estridencia, una silla de montar de color blanco, un cromatismo infantil para la imagen del santo, que amenaza con una espada invisible (ya perdida) al dragón que yace en el suelo.
Como después se pudo saber después, Carmen y sus compañeros de Karmacolor menoscabaron la ya colorida y galopante figura sin conocimiento alguno del ayuntamiento de Estella. Tampoco sabían nada los técnicos del Gobierno de Navarra expertos en la materia. Cuando se enteraron de lo que estaba ocurriendo, la imagen del San Jorge ecuestre cabalgaba ya de smartphone en smartphone por toda España y parte del extranjero.
En los últimos días el taller de Carmen permanece cerrado en Estella y nadie se acerca por allí. Ahuyentada por la presencia de los medios de comunicación, tampoco coge el teléfono asociado a Karmacolor, el taller de manualidades para todos los públicos que conduce desde hace años.
Sin embargo, a los vecinos del pueblo no les debería sorprender lo ocurrido. No es la primera vez que esta mujer lleva a cabo una obra de esa magnitud, un nuevo Ecce Homo que de nuevo a vuelto a las portadas de todos los medios españoles.
Su taller todavía conserva abierto un canal de Youtube en el que permanecen algunos vídeos de antiguas actuaciones en distintas imágenes religiosas. En una de ellas, cubre por completo de talco un niño Jesús. En otra, colorea un Jesucristo dándole una extraña, novedosa y discutida apariencia. “Es un desastre. No me lo acabo de creer. ¡Eso del talco no se debe utilizar nunca!”, explica Carrera, el máximo responsable de los restauradores de toda España.
Hubo otras situaciones similares. Hace algo más de dos años, varias vecinas de Igúzquiza, un pequeño pueblo navarro cercano a la sierra de Urbasa, encontraron seis figuras religiosas abandonadas en un pequeño rincón de un torreón de la iglesia de San Andrés. Estaban ennegrecidas. Habían pasado décadas cogiendo moho y polvo en una esquina de aquel templo. Decidieron que aquello no podía ser, así que decidieron tomarse la justicia por su mano. Decidieron llamar a carmen para supervisar las tareas.
Supervisados por la dueña de Karmacolor, los habitantes del pueblo obtuvieron financiación del ayuntamiento (unos 150 euros) y de diversos recitales cuyo dinero se destinó a que aquellas personas restaurasen dichas efigies. Ni Carmen ni los habitantes de Igúzquiza consideraron oportuno pedir consejo a algún experto en la materia.
Karmacolor es una empresa muy conocida y muy presente en la sociedad de estellesa, participando de forma muy activa en todas las actividades culturales de la localidad. Este periódico ha tratado de ponerse en contacto con Carmen Puerta por distintas vías. Hasta el momento no ha habido respuesta.
Hay una leyenda del Camino de Santiago que esboza el nacimiento de la localidad. La historia dice que, en el año 1085, un grupo de pastores recogían a sus ovejas en las faldas del monte Puy cuando se vieron sorprendidos por una lluvia de estrellas sobre la cima de la colina. Subieron a ver en qué consistía aquel prodigio y hallaron, dentro de una cueva, la imagen de una virgen. Ante tal milagro, el rey Sancho Ramírez habría ordenado levantar en aquel lugar la Basílica de la Virgen de Puy y aquel pueblo tomó el nombre (stellas) directamente de la ya legendaria lluvia de meteoros.
La localidad navarra es un lugar de reliquias y tradiciones. Allí el arte juega un importante papel. Algo que Carmen Puerta, la responsable del ya bautizado como el Ecce Homo de Estella, hace unas semanas que decidió olvidar.