Félix Esteven Manrique Gómez, presunto líder de la secta donde estaba integrada Patricia Aguilar, se ha tratado de defender en una carta enviada al programa Espejo Público: “No soy un explotador abusivo, no someto a nadie ni soy líder de una secta. Todo esto es completamente absurdo (…) Yo veía permanentemente a mi suegro, padre de Patricia, conversando con el instructor de esta supuesta investigación. Él sí que es es perverso. Nos amenazó con que los niños irían a un orfanato. Nos dijo que todos iríamos a la cárcel como organización criminal. Jamás he utilizado violencia, amenaza, no la he privado de su libertad, no la he explotado sexualmente, no la he mandado a mendigar ni ha hacer un servicio forzado”, ha explicado en la misiva.
Pero no queda ahí la cosa. Félix ha declarado amor eterno a Patricia y le ha exigido que no mienta: “Cuando ella se enteró de lo de nuestro bebé, era la más feliz del mundo. Yo hacia ella tengo un amor noble que me mantiene en prisión injustamente (…) Le pido que tenga valor y cuente la realidad. A ella la chantajearon en Perú con quitarle a la bebé y dejarla en el instituto de bienestar familiar. Eso me lo indicó ella cuando fuimos intervenidos, hablando muy triste. Te amo Patricia. Luchemos por la bebé. Recuerda cuánto hablamos. Las fechas mejoran las cosas”.
Félix, según el sumario del caso, habría manipulado y captado a Patricia Aguilar cuando era menor y la habría retenido durante meses como esclava en una zona asilada de la selva peruana. Pero, según dicho sumario, buscaba a este tipo de chicas por las redes sociales e intentaba que mantuvieran relaciones sexuales con él a una edad temprana. Intentó, además, abusar sexualmente de una niña de siete años, que ha ha relatado a la Justicia peruana los intentos de tocamiento que tuvo con la parte del falso gurú, ahora en prisión.
El líder de la secta la habría manipulado y habría ejercido una presión psicológica hasta conseguir que Patricia Aguilar fuera sometida, retenida y obligada a malvivir sin comida ni agua en plena selva amazónica. La manipulación era tan fuerte que la propia Patricia Aguilar, pese a todo, trató de defender al captor cuando fue detenido por las autoridades peruanas. Ahora, pasado el tiempo, su relato ha cambiado por completo y denuncia malos tratos y abusos.
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