Los ‘chalecos amarillos’, hasta este fin de semana, eran cosa de Francia, algo lejano. O, aparentemente, lejano. Eso parecía. Pero ya están aquí. Ataviados con el mismo uniforme, han desfilado por Madrid y Asturias, y atentan con hacerlo próximamente en otros lugares. Eso sí, lo han hecho, al menos en Oviedo, amenazando, provocando destrozos y desórdenes públicos. No fue así en Madrid, donde su escasa fuerza –de momento– sólo ha incluido protestas por la política del Gobierno.
En Francia, las movilizaciones han dejado un balance de 1.385 personas detenidas y 135 heridos. La subida del precio de los carburantes (2’9 céntimos la gasolina y 6’5 céntimos el litro de diésel) han dado pie a unas protestas masivas (con un 77% de apoyo por parte de los ciudadanos, según una encuesta de Le Figaro) con el fin de hacer recular al presidente galo Emmanuel Macron, que ha convocado una reunión este mismo lunes con los principales sindicatos para resolver la situación lo antes posible, además de haber suspendido la subida del impuesto en el combustible.
En España, a pesar de que el aumento del carburante también es una realidad (ha subido 18 céntimos desde enero), el movimiento ha surgido a imagen y semejanza del francés. En Madrid, se convocó una manifestación para este fin de semana. En principio, la protesta no estaba liderada por nadie (así es en el país vecino) ni tiene representantes. Contra Macron, se ha convocado a los ciudadanos a través de las redes sociales y estos han respondido.
No ha ocurrido lo mismo en la capital. Lo que trató de surgir como un movimiento sin líderes ha tornado en una cara bien visible, la de Melisa D. Ruíz, cara amable de la ultraderecha española, y responsable de ‘Hogar Social Madrid’, donde sólo se da ayuda a los ‘pura sangre’. Nada de inmigrantes o irregulares. Allí sólo se atiende a los españoles.
En Oviedo, sin embargo, se desconoce quiénes han dado luz al movimiento. Lo cierto es que este domingo, diferentes jóvenes ataviados con petos de seguridad, capuchas y pasamontañas provocaron altercados en el Casco Viejo. Insultaron, amenazaron y causaron daños en el mobiliario. Por suerte, la Policía Local logró detener a uno de ellos acusado por un delito de desórdenes públicos.
De momento, se cree que es un movimiento aislado. En el Casco Antiguo de Oviedo apenas si desfilaron cinco o seis jóvenes que se calcula tendrían entre 20 o 30 años. Los altercados ocurrieron en torno a las 18:30 de la tarde. Entonces, algunos vecinos avisaron de que unos chavales estaban subiendo por la calle Oscura montando jaleo, rompiendo papeleras e insultado a la gente que paseaba”.
La Policía acudió a la llamada de los denunciantes y detuvieron a uno de ellos, que se negó a dar su nombre y fue llevado hasta dependencias policiales. Ese fue el conato de un movimiento que también convocó a 60 personas en Avilés y a unas 200 en toda Asturias. Aunque se definen apolíticos, estos movimientos están formados por organizaciones de extrema derecha e izquierda.
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