Una imagen impresa de 20 x 25 centímetros con un pene erecto en primer plano ha salvado de la cárcel a un sexagenario que trató presuntamente de mantener relaciones sexuales con una menor de edad a la que incluso fue a recoger en su coche para llevársela a casa. Este caso, ocurrido en Kentucky, demuestra las garantías que el sistema norteamericano de justicia brinda cuando se produce un abuso por parte de la Fiscalía, incluso pareciendo el delito mas que evidente.
Esta historia comienza en septiembre de 2015, en New Albany, Indiana, estado vecino de Kentucky. Allí residía Dale Thomas Hammond. Un día, este individuo de 63 años leyó en la sección de contactos de la web de anuncios por palabras Craigslist, la publicación de una joven llamada Jenna Bruce, que acababa de mudarse a la zona y buscaba compañía.
Intercambiaron mensajes de texto y correos electrónicos. La chica comunicó a Hammond que vivía en casa con su madre, que tenía 15 años y que no quería quedarse embarazada debido a su edad. Él le respondió con varios SMS explícitos sobre los actos sexuales que deseaba realizar con ella, y adjuntó una fotografía de su pene erecto.
Finalmente acordaron una cita. Él acudiría a Kentucky a recogerla y la llevaría a su domicilio en New Albany para supuestamente mantener relaciones. Lo que Hammond no sabía es que esa adolescente era en realidad un policía a la caza de depravados. Todo era una trampa. Cuando llegó al lugar pactado, se encontró con los agentes que le detuvieron.
El juicio tuvo lugar en 2017. Allí el arrestado testificó que nunca pensó que la chica tuviera 15 años, sino que creía que se trataba de un adulto haciéndose pasar por una menor, interpretando un rol sexual. Su abogado intentó presentar el testimonio de un experto para que explicara al jurado en qué consistían esos supuestos juegos de fantasía eróticas, pero el juez lo rechazó.
En cambio, y pese a las quejas de la defensa, el magistrado sí permitió a la Fiscalía aportar como prueba la imagen del pene erecto que el hombre había enviado electrónicamente. No sólo llevó la instantánea impresa, sino que la presentó en un formato de gran tamaño, amplificando el impacto que el miembro en erección generaría entre el jurado popular.
Aquí conviene aclarar que pese a lo que Hollywood suele mostrar en sus producciones, utilizar durante un juicio fotografías atroces de la escena de un crimen no es fácil en el sistema penal de los Estados Unidos. Si las instantáneas no aportan un valor probatorio, la defensa suele batallar para evitar su exhibición, arguyendo que existe el riesgo de que dicha imagen genere en el jurado el deseo de castigar al inculpado, más allá de las evidencias.
Esta garantía procesal, más propia de sucesos como asesinatos u homicidios, ha acabado salvando a Hammond.
El jurado le declaró en 2017 culpable del uso ilegal de medios electrónicos para inducir a un menor a participar en actividades sexuales u otras actividades prohibidas y recomendó una sentencia de un año de encarcelamiento, que finalmente fue la pena establecida.
El condenado recurrió varias veces. La primera, sin éxito. Pero ahora, hace unos días, la Corte de Apelaciones de Kentucky le ha dado la razón por unanimidad, al entender que se cometió un error al dejar que el jurado contemplara una imagen del su órgano genital amplificado.
En su dictamen, el tribunal explica que la decisión del juez de exhibir el miembro viril pudo tener un efecto perjudicial sobre el jurado, “ya que pudo despertar la sensación de horror, provocando su instinto de castigar”, llevándoles a la posibilidad de basar su decisión en algo distinto a las evidencias y hechos establecidos durante el proceso.
Si bien la foto del pene era relevante, la corte de apelaciones recuerda que las imágenes duras o gráficas, incluidas aquellas en casos de asesinato, a menudo no son admisibles en el juicio debido al efecto emocional que puede tener en los integrantes del jurado.
Un pene "como cualquier otro"
Además, argumenta que el acusado ya había admitido haber enviado dicha instantánea, así como los mensajes de texto, de modo que no era necesario establecer una identificación a partir del órgano genital.
“La fotografía mostraba un pene erecto, como cualquier otro pene, y no había ninguna razón para que (la acusación) no hubiera simplemente descrito adecuadamente lo que estaba representado en la fotografía”, señala el auto.
Con esta decisión, el tribunal reconoce que el daño que hizo esta instantánea al imputado fue mayor que la información que aportaba a la resolución del caso.
La corte de apelaciones también le da la razón a Hammond en cuanto al experto que podía testificar que el acusado pensaba que estaba participando en un juego de roles sexuales con un adulto. Se debió autorizar su testimonio.
Pese a todo, según publica la prensa local, esta decisión judicial no supone una exoneración completa, ya que existe la posibilidad de que se repita el juicio. La Fiscalía de Kentucky, de hecho, ya valora abrir de nuevo otro proceso contra él.
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