Motoristas de tráfico de la guardia civil.

Motoristas de tráfico de la guardia civil. AUGC

Reportajes

Nadie quiere ser motorista de la Guardia Civil de tráfico: mortalidad, sueldo bajo y sólo salen 'a multar'

Hay más plazas que aspirantes a ocupar las plazas. Las asociaciones denuncian el poco sueldo que obtienen y las malas condiciones en las que hacen su trabajo. 

5 junio, 2021 01:35

Noticias relacionadas

Que España se quede sin motoristas de la Guardia Civil es una realidad inimaginable. Pero podría estar más cerca de lo que se piensa: la que era la Agrupación más prestigiosa dentro de la Benemérita, la de Tráfico, arrastra, desde hace años, una serie de problemas para los que parece no haber una solución a la vista. Si antes ser un guardia motorizado era una aspiración para agentes veteranos y con buena posición, ahora es todo lo contrario: todo el que puede, lo evita.

No se trata de una invención, ni de una sensación minoritaria entre unos pocos guardias civiles. Los números son irrefutables: en el último curso para motoristas de la Guardia Civil en la Academia de Mérida, en marzo de este año, se abrieron 150 plazas. Se presentaron 144 candidatos, de los cuales solo 89 aprobaron. El resultado: 61 plazas sin cubrir. Entre los aspirantes no había Guardias con buenos destinos o con años de experiencia en el cuerpo. Muchos de los admitidos a examen eran recién llegados, eventuales o “novatos” que iban a por una posición que ha pasado de ser la mejor a la peor en apenas una década.

Las causas son un conjunto de factores que van desde el mínimo incentivo salarial para los agentes de la Agrupación con mayor siniestralidad y mortalidad del cuerpo -en concreto, los que van en moto- hasta una forma de operar que ha olvidado el servicio al ciudadano y que, sobre todo, se concentra en el afán recaudatorio. Esto desmotiva a los guardias. “Antes servíamos al ciudadano, ahora somos los asaltantes de la carretera”, dice con malestar un guardia civil de Tráfico en conversación con EL ESPAÑOL. Por razones obvias, mantiene su anonimato.

Motoristas de tráfico de la Guardia Civil.

Motoristas de tráfico de la Guardia Civil. AUGC

Este agente lleva 12 años en la Agrupación. Su padre también fue motorista. Cuando él hizo el curso, en 2009, recuerda que había el doble de candidatos para las plazas que se ofrecían. Con los números encima de la mesa del curso de este año, la tendencia es la contraria: los candidatos no superan el número de plazas que se ofrecen, y quienes se presentan ya no son los mejores. “Antes, cualquiera prefería ir a Tráfico, antes que ascender. Ahora, hay compañeros que piden traslados para vigilar edificios oficiales”, asegura.

“Salimos a sacudir”

El origen de la crisis que atraviesa la Agrupación de Tráfico se remonta al año 2010. Entonces se introdujo el Resumen de Actividades Individuales, conocido como RAI. Este sistema priorizó premiar a los guardias civiles por el número de denuncias puestas por encima de actos de servicio como la atención en carretera o socorrer en accidentes. El polémico sistema era una respuesta a la huelga de “bolis caídos” que la Agrupación llevó a cabo en verano de 2010 como protesta por una reducción salarial del 5%.

Entonces, los guardias de Tráfico se negaron a poner denuncias, provocando un aldabonazo a las arcas públicas. La respuesta de Interior fue que, a partir de entonces, cobrarían pluses por denuncia puesta. Y funcionó para desarticular la huelga. “Nos retiraron los complementos económicos como la peligrosidad y, con la introducción del RAI, todos entramos como locos a poner denuncias. Nadie quiere perder 150 euros al mes”, declara un portavoz de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). La Asociación es lo más parecido a un sindicato dentro de la Guardia Civil, donde están prohibidos.

El malestar entre los agentes por la nueva forma de funcionar llevó a un recurso de la AUGC y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid declaró nulo el RAI en 2014. La realidad, sin embargo, es que ha seguido funcionando como principal forma de evaluar y medir la productividad de los agentes.

“Por una denuncia regular de tráfico en un control recibo un punto. Si me dedico a regular el tráfico por un accidente en el que estoy cuatro horas, que es lo que un guardia de tráfico tiene que hacer, recibo un punto también”, dice el guardia civil consultado por este periódico. Esto lleva inevitablemente a los guardias a centrarse más en poner denuncias que a dedicarse a otros cometidos. “El motorista ya no sale a hacer kilómetros, sale a sacudir, y muchos de nosotros no pasamos por ahí”, añade. El complemento económico por cumplir con el expediente de denuncias individual es de 111 euros.

Otro agente motorizado de la Agrupación, también anónimo, se expresa en la misma línea: “Todo esto lleva a hacer un control detrás de otro. Si yo veo un vehículo averiado en la carretera, no me paro, y así te lo digo, por mucho que me moleste, porque cobramos por productividad. Estamos sin vigilar carreteras y se pone la responsabilidad de pedir auxilio en el usuario. Antes, cuando salías de servicio, recorrías toda tu demarcación -que puede ser una Comunidad Autónoma, una provincia o una comarca-; ahora, para llenar el RAI, solo haces controles”.

Por parte de la Policía Siglo XXI, otra de las asociaciones dentro de la Guardia Civil, la problemática viene por la fijación recaudatoria de la DGT y de su director, Pere Navarro. “Todo lo demás les importa un rábano”, asegura un portavoz. “No se gastan las ruedas, las motos no se averían porque no recorren kilómetros y, en cambio, se hacen muchos controles y se tramitan muchas denuncias. Como modelo empresarial es excelente, como gestión de un un servicio a la ciudadanía, es nefasta. Necesitamos un cambio en el modelo policial”, apunta.

En el contexto de la pandemia, el portavoz de la asociación añade que muchos de los controles que se establecían para aplicar las restricciones a la movilidad y los cierres perimetrales eran simples excusas para interponer denuncias por otros motivos.

Pere Navarro, director general de la DGT.

Pere Navarro, director general de la DGT.

Este conjunto de motivos plantea dudas en los aspirantes, tanto los que quieren ser motoristas como de atestados, dos de las siete especialidades que conforman Tráfico con más horas de contacto con la ciudadanía. Según las asociaciones, “nadie se hace guardia para multar”, sino por ejercer un servicio que tenga una recompensa no solamente económica. Pero ni siquiera hay un incentivo por ese lado.

Sueldo sin incentivo

Un motorista de la Guardia Civil gana, en la actualidad, unos 2.250 euros netos mensuales. El sueldo para un agente con la misma experiencia y tiempo en otra parte del cuerpo, como el área de Seguridad Ciudadana, es de alrededor de 2.100, según informan las asociaciones. La diferencia son 150 euros. Esta es otra de las razones por las que las plazas del curso de motoristas no se cubren.

El porqué un Guardia Civil de Tráfico debería cobrar más parece más que evidente. Sobre todo, en el caso de los motoristas: el frío, la lluvia, las horas de conducción… No son las condiciones de trabajo más agradables, las cuales, muchos asumían como parte de su responsabilidad, pero con una compensación justa.

Desde la fundación de la Agrupación en 1959, son cerca de 350 los guardias que han muerto en la carretera. Es, sin duda, en proporción a los años, el sector del cuerpo policial con más mortalidad en acto de servicio. Por esto era el mejor pagado. En los inicios de la Agrupación los salarios de los motoristas doblaban los del resto de compañeros de la Benemérita.

Motorista de tráfico de la guardia civil.

Motorista de tráfico de la guardia civil. AUGC

“Si nuestro trabajo tiene un riesgo mayor, deberíamos cobrar más, pero no es así. La equiparación está muy bien y lo celebramos, pero no entendemos que un motorista cobre apenas 150 euros más que otro guardia en Seguridad Ciudadana. Esto provoca que nadie quiera ir a Tráfico”, dicen desde la AUGC en declaraciones a este periódico, en referencia a que se hayan igualado los salarios de los diferentes grupos dentro de la Benemérita.

Falta de medios

Los guardias motorizados de Tráfico no solo tienen que conformarse con un salario que les incentiva poco, sino que se enfrentan a una falta de medios que hace que la siniestralidad no se detenga. Según las asociaciones, no tienen chalecos airbag, les han sustituido los cascos de primeras marcas por otros de menor calidad, las protecciones de los trajes no son las mejores, tienen que compartir un chaleco antibalas por cada dos compañeros…

“¿Cómo se explica que la DGT recomiende el chaleco airbag a todos los moteros pero, a nosotros, que se supone que tenemos que dar ejemplo, no nos lo den y digan que todavía está en pruebas?”, explica uno de los motoristas con los que ha hablado EL ESPAÑOL. “Tenemos motos BMW de 20.000 euros y coches nuevos Land Rover… eso está muy bien, pero no se puede olvidar la seguridad. Parece que les importe más la imagen que la seguridad”, explica el agente.

En conjunto, la falta de agentes que quieren ir a Tráfico ahonda más aún en los problemas que tienen, convirtiéndolos en un círculo vicioso. Con cada vez menos efectivos, las jornadas son maratonianas. Según denuncian las asociaciones, no se cumplen las horas de descanso necesarias que ellos sí exigen al resto de conductores: “Trabajas de 14:00 a 22:00, y al día siguiente, a las 6:00 tienes que estar en pie, multando a un camionero porque no ha descansado nueve horas… La excepción se ha convertido en la regla”, dice el portavoz de AUGC, en referencia a las jornadas largas.

A esto se suma que los agentes de Tráfico no descansen nunca en fechas señaladas como Navidad, Semana Santa o puentes, cuando se producen las operaciones de salida y llegada de las grandes ciudades. “Directamente, son días que no podemos pedir”, dice uno de los guardias consultados por EL ESPAÑOL. Además, el 90% de los agentes de la Agrupación tiene que trasladarse a destinos forzosos por toda España que no siempre son los más agradables.

Sin embargo, según la propia Guardia Civil, la problemática no es tal. El número oficial de agentes es de 9.100 en la actualidad, suficiente para cubrir los 165.000 kilómetros de carreteras en España y el servicio de la Agrupación está más que garantizado. Sobre que no se cubran las plazas, desde el gabinete de la oficina de prensa del instituto armado indican que se dan rachas, y que no es la primera vez que ocurre. La Guardia Civil no respondió a los posibles motivos que señalan las asociaciones para que esto se produzca.

El general “Ratón”

Muchos de los problemas por los que protestan las asociaciones tienen un principal responsable: el general Ramón Rueda Ratón, conocido coloquialmente por sus subordinados como “general Ratón”. Lleva 37 años al frente de la Agrupación. El portavoz de la AUGC dice que su único afán es perseguir a grupos como el suyo. “No ha subido el complemento de seguridad vial. No ha introducido nuevas medidas de seguridad. No ha hecho nada”, dice el guardia. “Lo único que hace es mandar mensajes a todos los guardias de la Agrupación después de un accidente mortal, insistiéndonos en que eso no se puede tolerar y en que tenemos que observar las normas de seguridad vial para evitar accidentes”, añade.

Para la AUGC, la presencia del general Rueda es otro de los motivos ahuyentan a los guardias de engrosar las filas de Tráfico. “Tiene una trayectoria muy machacona”, aseguran desde la asociación. A Rueda le quedan dos meses para abandonar el cargo -se jubila- y son muchos los guardias que esperan que, con un cambio en la dirección, se acometan definitivamente los problemas que han hecho que la Agrupación de Tráfico caiga en un bucle de carencias.

“Nunca se dejará de atender un accidente, o de controlar el tráfico. Si no lo hacemos nosotros, lo harán otros, agentes de otros grupos que echarán más horas. Pero sí que es cierto que si antes éramos los primeros en llegar, ahora ya no lo somos. Porque no tenemos suficientes efectivos y porque tenemos que poner denuncias. A los chavales que entrábamos en la Guardia Civil, con 20 años, nos ilusionaba subirnos a una moto pintona como las que tenemos. Era algo elegante. Ahora, desgraciadamente, a esos chavales cada vez se les quitan más las ganas”, concluye uno de los motoristas.