Atrapados por el volcán: dos horas de barco para ir de La Palma a Tenerife, única escapatoria
La ceniza coloniza Santa Cruz. Forasteros y foráneos tienen que salir a través del mar a pesar de que Aena y Enaire hablan de espacio abierto.
27 septiembre, 2021 01:50Noticias relacionadas
El domingo por la tarde es sinónimo de nostalgia. David lo está comprobando, quizás, por primera vez. Se aferra a su hermana en el puerto de Santa Cruz antes de salir en barco hacia Tenerife. Luego debe volar a Gran Canaria, donde este lunes comienza sus clases presenciales del grado de Fisioterapia. Hasta que no zarpe no sabrá en qué zona insular dormirá. Sólo sabe que debe llamar a un número para que le recoja el amigo de su tía y que la batería en el móvil le escasea. Debía llegar a su destino el sábado, pero el cierre del aeropuerto por la ceniza del volcán cambió todos sus planes.
Hace 9 días que entró en erupción el volcán de Cumbre Vieja en La Palma. Desde entonces, la vida de los palmeros y sus visitantes ha cambiado. Quizás no de forma radical, pero sí en sustancia. Y es que tan sólo tres días atrás, muchos no imaginaban que sólo podrían salir por mar de una isla amenazada por un volcán que lo coloniza casi todo con su ceniza.
Se estima que el volcán de Cumbre Vieja estará activo entre 24 y 84 días. Aunque la vida en la isla es segura, el aire tiene una buena calidad, y en la mayoría de casos continúa con relativa normalidad, muchos han experimentado cómo es salir de una isla a la que sólo se puede acceder a través del mar.
Puede ser la primera de muchas. Durante el tiempo que continúe activo el volcán, esta situación se puede repetir. El cierre del espacio aéreo continuará mientras la mal llamada ceniza del volcán siga accediendo a la zona del aeropuerto de Santa Cruz.
Pedro, uno de los turistas de volcanes con los que habló EL ESPAÑOL el sábado, ha sido otro de los que ha tenido que utilizar la ruta marítima. Antes de partir compró su viodramina. “Yo me mareo muchísimo”, decía. No parecía tenerlas todas consigo este sábado cuando le cancelaron el vuelo. “He llegado vivo”, avisó al finalizar.
Sus homólogos fueron más precavidos. Quizás porque no se marean. El gerundense y las hermanas que hablaron con EL ESPAÑOL conocían la posibilidad de cierre y prepararon la ruta. Todos ellos fueron a Tenerife en avión y llegaron a La Palma en barco. Da lo mismo, ahora todos tienen que hacerlo así, estuviera premeditado o no.
La otra cara de la moneda
La isla de La Palma está dividida en dos por Cumbre Vieja. A un lado, por el que ha erupcionado el volcán, se encuentran zonas como Puerto Naos, Los Llanos de Aridane, El Paso o Tazacorte. Al otro lado está la capital, Santa Cruz, que alberga el puerto marítimo para la salida de viajeros y el aeropuerto.
Hasta el sábado, la ciudad de Santa Cruz, al otro lado de la isla, no había notado los efectos del fenómeno natural. Sin embargo, los cambios en la dirección de la nube volcánica lo cambió todo.
Este domingo, el suelo de Santa Cruz era una manta negra de ceniza. Las líneas de la carretera no se veían, las sombrillas de los bares aguantaban pesos insospechados – “Esto ayer no era así”, decía un camarero- y por los audios de Whatsapp se pedía ayuda para retirar la arena de los tejados y los patios. Era la primera vez que la capital asimilaba que el volcán del otro lado de la cumbre intercedería en su vida diaria.
La situación era esperpéntica. Muchos ciudadanos caminaban con paraguas aunque el cielo no derramaba agua. También dentro de los coches sonaba como si estuviera lloviendo. Nada, imposible limpiar el parabrisas porque no había agua. Lo que caía eran motas negras que llenaban ropajes y zonas de piel desnudas con facilidad.
Si en los días anteriores había turistas y normalidad en las playas, el domingo se encontraban cerradas. Santa Cruz comenzaba a sufrir de manera directa los efectos del volcán. Y, mientras los sufra, no habrá posibilidad de salir de la isla de una forma que no sea el barco.
La salida en barco
El espacio aéreo quedó cerrado este sábado. El domingo, el aeropuerto era un solar prácticamente. Sólo las cámaras de televisión y los operarios limpiando pasaban por allí. También algún turista que venía a preguntar. “Nada, vete al puerto. Aena dice que abrió el espacio aéreo, pero las aerolíneas no están operando. Están todos los vuelos cancelados”, decían trabajadores del aeródromo palmero.
Dos taxis esperaban clientes. María aguarda, aunque sabe que poco trabajo tendrá hoy. “Nada, vamos. Esta mañana he llevado a algún turista de aquí al puerto. Eso es lo que hay”. Su compañero, tras ella, ha decidido dormir. Tendrá tiempo de ‘descansar’, aunque esté segundo. Hoy aquí, por desgracia, no hay mucho trabajo.
En el aeródromo sí están Noelia y Andrés. Llevan dos semanas en la isla. “Hemos venido a dejar el coche de alquiler. Estamos esperando al autobús para ir al hotel que nos ha puesto Iberia. Teníamos los vuelos para hoy -por el domingo-, pero al final salimos a las 11 mañana -por el lunes- en barco hacia Tenerife. Luego, por la tarde, iremos a Madrid”.
No son turistas de volcanes, aunque han ido a verlo. “Es espectacular”, dice ella, que entiende a su vez a los damnificados. Esta pareja llegó desde Logroño antes de que estallara el volcán y sus vacaciones se vieron modificadas desde entonces, aunque no pensaron en irse antes. Menos mal que dejaron el lunes como día para descansar, porque el martes se incorporan al trabajo.
Refuerzo de barcos
Para salir de La Palma por la vía marítima sólo hay dos opciones. Una de ellas es viajar con la empresa Fred Olsen y la otra es hacerlo con la local Armas.
La primera de las empresas mencionadas se puso manos a la obra desde el primer momento. “La naviera realizará un trayecto adicional de ida y vuelta entre la Isla Bonita y Tenerife, con el fin de cubrir las necesidades de transporte de cuerpos de emergencias, autoridades, donaciones y voluntarios”, anunció el sábado.
De esta forma, sus barcos realizarían tres viajes de ida y tres de vuelta entre La Palma y Tenerife. A partir de este lunes, y mientras continúe la situación de emergencia, este refuerzo continuará. La compañía no descarta realizar nuevos trayectos, que se sumarán a los que también realiza Naviera Armas.
Según el diario local ElTime, 3.000 personas viajaron sólo el sábado entre La Palma y Tenerife.
Los locales también necesitan salir
No sólo los turistas tienen que salir de la isla. A las 5 de la tarde, en el puerto de Santa Cruz, predomina el acento canario. Muchos son jóvenes, que, seguramente, se desplacen para estudiar. También hay trabajadores: unos realizan el trayecto semanalmente y otros regresan con el corazón en un puño por la situación vivida por su familia.
Este segundo caso es el de Milagros. Debía volar a Madrid, pero el cierre del aeropuerto le impide hacerlo desde su isla. Esta vecina de la localidad Barlovento, al noreste de la isla, no se queda tranquila, a pesar de que su zona no es de la más afectada por el volcán. Ella tenia un billete flexible, con la vuelta abierta, así que no ha tenido problemas.
Ninguno de los pasajeros consultados por EL ESPAÑOL ha tenido problemas para cambiar su billete. Todos dicen que sus compañías aéreas les han buscado la solución o no les han puesto impedimento alguno. La salida por vía marítima es controlada. Cuando se ven vídeos de un puerto abarrotado es porque va a salir algún barco, no hay alarmas, ni prisas, ni gente desesperada como ocurre en las emergencias.
David se despide de su hermana en el puerto. La deja bien, aunque él no se va tranquilo. Tampoco lo hacen ninguno de los palmeros que salen de una isla bonita amenazada por el volcán. Son días duros en este territorio insular y la única forma de salir es a través del barco.