Lucy Letby.

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La enfermera acusada de envenenar con insulina y matar a 7 bebés: "Era una presencia malévola"

La enfermera de la unidad neonatal está acusada de envenenar a siete bebés y haber intentado asesinar a otros diez.

10 octubre, 2022 19:37

Nuevos detalles y testimonios siguen vinculando a Lucy Letby, de 32 años, con los asesinatos de siete bebés y haber intentado envenenar sin éxito a otros diez recién nacidos en los 365 días que separaron a los meses de junio de 2015 y 2016. El fiscal Nick Johnson KC ha sido claro en su última declaración ante el tribunal: "Letby era una presencia malévola constante" en el hospital.

Letby trabajaba en la unidad neonatal del hospital del Condado de Chester en la época en que tuvieron lugar los trágicos sucesos con los bebés recién nacidos. Las primeras denuncias que llegaron al Tribunal de Manchester alertaban de que era la responsable del intento de asesinato de dos bebés gemelos, tan solo un par de días después de haber nacido. Presuntamente, Letby los habría envenenado "deliberadamente con insulina".

Aunque los gemelos lograron sobrevivir al veneno, no todos corrieron la misma suerte. El fiscal Nick Johnson ha dicho al jurado que la enfermera fue la persona que llevó a cabo los sucesos delictivos con un total de 17 bebés, siete de ellos fallecidos: "Afirmamos que los colapsos y las muertes de los 17 niños nombrados en la acusación no fueron tragedias que ocurrieron de forma normal. Afirmamos que realmente fueron obra de la mujer que está en el banquillo de los acusados, que era una presencia malévola constante cuando las cosas empeoraban para estos niños".

"Algunos de los bebés que no murieron se desplomaron de forma drástica pero luego -de forma igualmente drástica- se recuperaron. Su colapso y recuperación desafiaron la experiencia normal de los médicos", ha dicho Johnson, explicando que nadie en el hospital encontraba una respuesta a lo que estaba pasando.

Entre las cosas más inexplicables estaba que los doctores se percataron de que en todos los bebés muertos se repetía una característica: justo antes del fallecimiento se habían "deteriorado repentina e inesperadamente", siendo imposible su reanimación.

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Letby lo niega

Letby, por su parte, niega las acusaciones y, custodiada por tres agentes policiales, se ha declarado inocente de todos los cargos. El fiscal, en cambio, ha puntualizado que la unidad neonatal en la que trabajaba Letby y donde ocurrieron las muertes no tenía ninguna peculiaridad que la diferenciase en su funcionamiento de las del resto del país, donde no ocurría nada anormal. 

Nada salvo que en ella trabajaba Letby y en las del resto de Inglaterra no: "Allí trabajaba una envenenadora", ha dicho al Tribunal. Si bien en esa unidad nacían bebés prematuros o enfermos, Johnson ha constatado que en el Condado de Chester hubo un "aumento significativo" del número de bebés muertos o víctimas de "graves colapsos catastróficos" a partir de junio de 2015. Ese mes, según el fiscal, fue cuando Letby empezó con su macabro plan.

La policía local comenzó entonces a investigar las muertes y colapsos una por una, tras ser avisados por el equipo médico de que la única persona que había estado presente en todos los incidentes era la enfermera Lucy Letby. Al principio, las muertes tenían lugar de noche. Pero el fiscal ha revelado que, cuando Letby fue trasladada al turno de día, "los colapsos y las muertes se trasladaron con ella al turno de día".

Para el fiscal, "el hecho de que hubiera dos envenenamientos deliberados con insulina" debería ayudar al tribunal "a la hora de considerar si los colapsos y muertes de otros niños en la unidad se debieron a que alguien lo provocó o si fueron trágicas coincidencias".

Además de Letby y el fiscal Johnson, en la sala también se encontraban los familiares de los niños presuntamente asesinados. También estuvieron presentes los padres de Letby, John y Susan.

El juicio continúa a la espera de más pruebas. Sin embargo, el juez Sir James Goss ha querido alertar a los miembros del jurado de que los cargos de los que se acusa a Letby y la manera de comunicarlos buscan "provocar una reacción automática de horror". Por ello, les ha pedido que dejen de lado cualquier vínculo emocional con el caso para que la irracionalidad o la pasión no impidan un veredicto justo.