La difunta Flor Rodríguez (c), pasando un día de Navidad junto a sus hijos, Begoña y Julián.

La difunta Flor Rodríguez (c), pasando un día de Navidad junto a sus hijos, Begoña y Julián. Cedida

Reportajes

Flor, la conservera que murió 24 horas después de que un MIR le diera el alta por Covid: "Es una negligencia médica"

Eduardo Curiel, abogado de la familia de la difunta y de la Asociación del Defensor del Paciente: "Decidieron que tenía que confinarse porque era Covid, sin tener en cuenta su patología cardiovascular. La dejaron de la mano de Dios".

24 septiembre, 2024 03:13

A sus 66 años, Flor soñaba con viajar a Venecia aprovechando el tiempo libre de la merecida jubilación que se había ganado después de cuatro décadas trabajando en Conservas Crespo. Pero Flor no podrá cumplir su sueño de conocer la Ciudad de los Canales y las góndolas porque ha fallecido a las 24 horas de recibir el alta por Covid firmada por un médico interno residente (MIR) en el Hospital Comarcal de Laredo. 

"Creo que mi madre seguiría viva si le hubiesen prestado una atención más eficiente", según reflexiona Begoña, profesora de Infantil, de 38 años, incapaz de digerir la muerte prematura de su madre: Flor. De hecho, avanza a EL ESPAÑOL que ha contratado a un abogado para que se depuren responsabilidades legales: "La mandaron a casa estando mal y con una operación de corazón pendiente". "Es una negligencia médica".

La muerte de Flor Rodríguez vuelve a poner en la diana la situación del Hospital Comarcal de Laredo que este verano ha sido objeto de una concentración organizada por la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Sanidad Pública, para denunciar la falta de profesionales y el empeoramiento de la calidad asistencial de este centro hospitalario que atiende a la zona oriental de Cantabria. Todo ello, debido a que el alta médica previa al deceso la firmó un MIR residente de segundo año.

Una fuente de la Consejería de Salud de Cantabria declina pronunciarse sobre lo sucedido: "No haremos declaraciones". Pero el caso terminará en un juzgado, a la vista de las consideraciones que realiza Eduardo Curiel, abogado de la Asociación del Defensor del Paciente y de la familia de la difunta: "Hay una mala praxis por darle el alta a la paciente por tener Covid, sin haber valorado antes sus antecedentes cardíacos y esta decisión ha sido tomada por un MIR del Hospital de Laredo: ¿Dónde estaba su supervisor para avalar ese alta médica?"

Eduardo Curiel, abogado de la Asociación del Defensor del Paciente y letrado de la hija de la difunta Flor.

Eduardo Curiel, abogado de la Asociación del Defensor del Paciente y letrado de la hija de la difunta Flor. Cedida

Los problemas de Flor comenzaron tras recibir el alta en el Hospital Marqués de Valdecilla en Santander. Allí acudió el 2 de julio para someterse a una intervención programada, para solucionar sus problemas cardíacos colocándole un Desfibrilador Automático Implantable (DAI): un aparato que detecta arritmias y que aplica desde el interior del cuerpo una energía suficiente para desfibrilar el corazón, a través de dos electrodos que se colocan en las venas y un generador implantado bajo la piel.

"La operación para el DAI no salió como debiera porque le faltaba un cable del marcapasos, pero me dijeron que eso es común y programaron otra intervención para colocárselo". Así lo refleja uno de los informes médicos de Flor al que ya ha accedido su hija y su abogado: 'Tras colocar el electrodo de desfibrilación en el ápex del ventrículo derecho y el electrodo en orejuela derecha, se aprecia ausencia de venas válidas para colocar el electrodo izquierdo, por lo que se deja en modo DDD y se decide ir a implante de electrodo izquierdo epicárdico en un segundo tiempo'.

- ¿Qué pasó tras quedar incompleta la operación para colocarle a su madre un Desfibrilador Automático Implantable (DAI)?

- Begoña Saiz Rodríguez: Le dieron el alta mientras le asignaban fecha para volver a operarla. Pero el lunes 15 de julio, tuve que llamar a una ambulancia porque mi madre empezó a notar que no podía respirar bien. Volvió a ingresar en el Hospital Marqués de Valdecilla donde la habían operado porque tenía una descompensación por insuficiencia cardíaca y un edema pulmonar. Los pulmones se le encharcaron porque el corazón todavía no tenía fuerza para bombear por el cable que le faltaba del DAI.

Dos días después, el 17 de julio, tenía muy bien los pulmones y me dijeron que ya tenían fecha para intervenirla la semana siguiente, así que la dejarían ingresada. Sin embargo, el jueves 18 de julio, decidieron que lo mejor era mandarla a casa para que repusiera fuerzas. Pero ese mismo jueves, mi madre notó que le picaba la garganta y le hicieron una prueba de Covid.

- ¿Cuál fue el resultado de este test?

- Dio positivo. Pero el viernes 19 de julio le dan el alta para que lo pase en casa. Y digo yo: ¿Cómo es posible que le dieran el alta a mi madre con todas las patologías que tenía, si había ingresado con un edema pulmonar?

Flor, en una imagen cedida por su hija.

Flor, en una imagen cedida por su hija.

La pregunta sin respuesta que se hace bastante indignada Begoña, se debe a que el parte de alta de su madre de aquel viernes 19 de julio refleja que presentaba un rosario de patologías. Tales como una "descompensación de insuficiencia cardiaca", "flebitis de vía periférica", "Covid positivo incidental"

- ¿Qué ocurrió tras recibir el alta con ese cuadro clínico?

- Begoña Saiz Rodríguez: Mi madre llegó a la casa que compartimos en Santoña, sobre las cinco de la tarde del viernes 19 de julio. Estaba cansada y me dijo que se iba a tumbar en la cama porque tenía escalofríos. Por la noche, sobre las diez, me llamó porque se cayó al suelo. Le puse el termómetro y tenía más de 39 grados de fiebre. La coloqué en posición de seguridad porque estaba desorientada y llamé el 061.

- ¿Qué hicieron en Emergencias?

- La ambulancia que vino se la llevó al Hospital Comarcal de Laredo y cuando llegué a los boxes le estaban haciendo un análisis de sangre. Entonces, vino un médico residente [MIR] y me dijo que no sabía qué hacíamos allí porque ya le habían dado el alta en otro hospital con un diagnóstico de Covid. Yo le expliqué que mi madre había empeorado y que la trajo una ambulancia. Ese médico se fue y cuando regresó insistió en que mi madre tenía Covid sintomático y que eso tenía que pasarlo en casa.

Me dijo que los análisis de sangre estaban bien, que solo tenía el azúcar alto, y que él no iba a meterse en el historial cardíaco de mi madre porque era muy extenso. Tampoco le iba a hacer una radiografía porque le hicieron una en el Hospital de Valdecilla. Yo le dije que no me veía capacitada para llevarme sola a casa a mi madre porque estaba casi inconsciente y pesaba unos 80 kilos. Su respuesta fue que me ponía una ambulancia.

De modo que Flor recibió la segunda alta médica -en apenas unas horas- mientras que esta pensionista no dejaba de sumar kilómetros por carretera: Santoña-Santander y Santoña-Laredo. "Yo estaba desconcertada porque no entendía la situación", admite Begoña, o Bego, como le solía decir con cariño su madre. "Me quedé a cuadros".

Una vista aérea del Hospital Comarcal de Laredo en una imagen difundida por el Servicio Cántabro de Salud.

Una vista aérea del Hospital Comarcal de Laredo en una imagen difundida por el Servicio Cántabro de Salud.

A las 9.10 horas del sábado 20 de julio, esta conservera jubilada recibió el alta, firmada por un médico residente de segundo año en el Hospital Comarcal de Laredo con el siguiente diagnóstico: "Infección por Sars-Cov2. Los Previos". Es decir, con esos 'previos' resumía el listado de patologías con el que también recibió el alta en el Marqués de Valdecilla de Santander: "descompensación de insuficiencia cardiaca", "flebitis"…

A lo que hay que sumar los antecedentes que figuran en el historial clínico de esta paciente, que se jubiló a causa de varias hernias discales, pero que también padecía diabetes, hipotiroidismo, obesidad, espondiloartrosis lumbar y cervical… "Mi madre tenía 39,3 grados de fiebre y el tratamiento que le pusieron fue paracetamol porque decía que era Covid", subraya con incredulidad esta treintañera.

- ¿Cómo se saldó el segundo alta que recibió su madre?

- Begoña Saiz Rodríguez: Estaba muy mal, le dolía el cuerpo entero y se quedaba durmiendo todo el tiempo. Pensé en volver al hospital, pero le acababan de dar el alta en dos centros hospitalarios y no consideraron suficiente nada de lo que tenía para ingresarla. No sabía qué hacer. Yo solo pensaba que me iban a volver a mandar para casa. Así que le dije a mi madre que se echara a dormir a ver si al día siguiente amanecía mejor.

De madrugada, me llamó porque le dolía todo y no se podía ni girar en la cama. Fui a verla y le dije: 'Intenta descansar'. Cuando me levanté, no la escuchaba ni respirar y mi habitación es pared con pared con la suya. Me encontré muerta a mi madre, a las 8.30 horas del domingo 21 de julio. Dos días después, me llamaron del hospital para decirme que la iban a operar para completar el implante del DAI, pero les contesté que estaba en el tanatorio porque mi madre se había muerto.

Flor en la playa.

Flor en la playa. Cedida

Eduardo Curiel, abogado de la Asociación del Defensor del Paciente, confirma que ejercerán acciones legales por la muerte de esta conservera jubilada: "Decidieron que tenía que confinarse porque era Covid, sin tener en cuenta su patología cardiovascular y antes de salir en ambulancia del Hospital de Laredo, la mujer subrayó que le dolía el costado al respirar y toser y no soportaba un dolor en la mano derecha, pero no le hacían ni caso".

- ¿Murió por coronavirus?

- Eduardo Curiel: Podría haber muerto por un tema del corazón o por una infección. Se la dejó de la mano de Dios, diciendo que era Covid, sin hacerle antes ninguna prueba. Estamos esperando el resultado de la autopsia, los datos del Desfibrilador Automático Implantable y todo el historial clínico de la fallecida que nos están facilitando a cachos, para decidir si emprendemos acciones por vía penal o por vía civil contra la Consejería de Salud. Todo dependerá de la gravedad de esta dejación de funciones.

A pesar de su dilatado historial clínico, Flor se valía de un bastón o de un andador para ir a misa, salir a hacer la compra, pasear hasta la plaza para charlar con sus amigas de Santoña o para hacer la comida a su querida hija.

Un estudio del Instituto Nacional de Estadística, sobre indicadores demográficos básicos, recoge que la esperanza de vida de las mujeres en España oscila de 83,1 a 85,7 años. Begoña concluye que a Flor le han robado años de vida por la asistencia médica que recibió: "Yo vivía con mi madre, pero era una persona autónoma. Era una mujer recién jubilada. No entiendo cómo le dieron el alta en dos hospitales".