Mélanie Laurent: "No estoy en absoluto preocupada con que las plataformas vayan a matar las salas de cine"
Amazon Prime Video estrena 'The Mad Woman's Ball', la quinta película como directora de la actriz francesa. Hablamos con ella durante el Festival de Toronto.
16 septiembre, 2021 10:19Noticias relacionadas
Mélanie Laurent es la excepción de la regla. Puede que en la industria francesa tengan pánico al imparable avance de las plataformas, pero la ganadora de dos premios César y estrella internacional en películas como Malditos bastardos y Principiantes cree que la unión de las salas de cine y los servicios de streaming hará aún más fuerte a la industria audiovisual. Amazon Prime Video es la casa de su quinta película como directora (la primera en diez años en la que trabaja delante y detrás de las cámaras). The Mad Woman's Ball es la adaptación de El baile de las locas (Salamandra Narrativa), un drama de época ambientado a finales del siglo XIX que nos explica cosas del mundo de hoy.
Esta es la historia de dos mujeres. Eugénie es una joven que tiene el poder especial de oír a los muertos. Cuando su familia descubre su secreto, la llevan a una clínica neurológica de París dirigida por el famoso pionero de la neurología Dr. Charcot (un personaje que existió realmente). Allí se internan mujeres diagnosticadas de histeria, "locura", egomanía, epilepsia y otros tipos de enfermedades mentales. El destino cruza los caminos de Eugénie con el de Geneviève, una enfermera del hospital con sus propios fantasmas del pasado. Su encuentro cambiará el futuro de ambas mientras se preparan para el "baile de las locas" que se organiza anualmente en el hospital.
Aprovechando la presentación de la película en el Festival de Toronto, hablamos con Mélanie Laurent de las motivaciones detrás de The Mad Woman's Ball, su relación con lo paranormal, la frustrada influencia de Eyes Wide Shut en la película y la amenaza (o no) de las plataformas a la industria del cine.
The Mad Woman’s Ball es una película de época, pero ¿buscabas hablar también de la salud mental con todos los problemas que han surgido a partir de la pandemia?
No es algo que quisiera hacer de forma deliberada, pero pensé que esta película era la mejor forma de hablar de una forma moderna de una historia que se remonta muy atrás. Realmente quería contar algo que tuviera resonancia con el presente. Estaba obsesionada con la idea de hacer una película sobre la mujer de hoy, y me di cuenta de que la historia de Victoria Mas era muy relevante. Quería hablar de esas mujeres para entender de dónde venimos en lugar de hablar directamente de lo que está pasando ahora mismo. Cuando veo el mundo y aprecio todas esas locuras que están pasando me doy cuenta de que en realidad hemos hecho una película sobre el mundo de hoy.
En la película muchos personajes son acusados de estar locos a pesar de que ellos no lo ven así. La protagonista, por ejemplo, no lo está. ¿Crees que existe una locura objetiva?
Las cosas que vemos en la película ocurrieron de verdad. Antes de empezar a rodar investigué mucho sobre la época en la que está ambientada la historia y el trabajo del doctor Charcot. No quería dejar de lado lo que sucedió entonces. Abusaban de esas mujeres. Me empapé de esos diagnósticos y descubrí que cualquier mujer que sufriera melancolía. Pasaba lo mismo con cualquiera que diera muestras de estar enfadada, incluso después de haber sido violadas. Las metían en esos baños fríos que vemos en la película. Me quedé en shock al leer todo eso.
Sé que Charcot dejó una huella muy grande en el terreno de la neurología porque sus estudios fueron fundamentales para la siguiente generación, pero también falló a unas mujeres que fueron utilizadas. Solo les importaban las crisis, pero nunca intentaban descubrir por qué pasaban las cosas. Las ignoraron. Te parte el corazón. Me obsesioné con esa parte de la historia. Ahora cuando veo las noticias me doy cuenta de que es lo mismo sucediendo una y otra vez en todas partes. Nunca nos preguntamos por qué pasa lo que pasa. Vivimos en un constante estado de negación. Me resulta triste.
Han pasado tres años desde tu última película. ¿Cómo surge este proyecto después de que The Nightingale se cayera en el último momento?
¡Tres años no está nada mal! Hay gente que espera diez años entre películas. La vida es lo que tiene. Tenía ganas de volver a trabajar solo como actriz, tuve un bebé y estuve trabajando en la preproducción de una película en Budapest durante dos meses que no llegó a rodarse por culpa del COVID-19. Me encontré el libro de Victoria Mas justo cuando estaba buscando una historia potente que contar. Me tomé un tiempo para decidirme. Lo bueno de tomarse las tomas con calma es disfrutar. Agradecí mucho volver a trabajar como directora. Me di cuenta de que lo echaba de menos. Creo que es muy importante darte cuenta de que echas de menos tu trabajo, si no lo haces te estás perdiendo parte de la gracia.
Cuando se anunció el proyecto, el productor Alain Goldman habló de Eyes Wide Shut como la mayor influencia de la película. ¿Por qué te hizo pensar la novela de Victoria en la última película de Kubrick?
Lo dijo él, no yo (ríe). Ahora has visto la película y te has dado cuenta de que no hay rastro de ella en lo que hemos hecho. Creo que esa comparación venía por la malsana forma en la que se observa y sigue a esas mujeres. Era algo perturbador. Nos imaginamos a una muchedumbre escudriñando a estas mujeres desde el anonimato de unas máscaras y una atmósfera extraña. Es posible que Eyes Wide Shut fuera uno de esos referentes que manejamos cuando di con el libro y me pregunté cuál era su potencial, pero rápidamente descubrí que no quería hacer eso. Quería estar más cerca de los personajes y hacer algo más íntimo. Me sentí muy atraída por esos personajes, pero también por las actrices de la película. También por los extras.
Me propuse seleccionar muy cuidadosamente la figuración de la película. Todas tenían algún grado de diversidad funcional. Teníamos gente con una sola pierna, un solo brazo, enfermedades dermatológicas, problemas mentales… Fue una experiencia maravillosa a pesar de que la mayoría de ellas no eran ni siquiera actrices. Estaban encantadas de participar en una historia que hablaba de cómo eran tratadas como si fueran parte de un circo. Me pareció algo muy poderoso y hermoso. Recuerdo una mujer que me dijo “soy hermosa, me da igual lo que la gente piense, grábame como quieras”. Uff (suspira)... tuve muchísima suerte. Descubrí que quería hacer una película que no fuera fría y gráfica, sino que escondiera mucho amor. Espero que la gente lo vea en la película.
Si tuvieras la oportunidad de hablar con los muertos como es el caso de Louise, ¿a quién elegirías?
Es curioso, pero creo que mi relación con los espíritus, fantasmas y ese mundo cambió justo antes de leer el libro. Acababa de perder a mi mejor amigo y no quería creer que había desaparecido para siempre. Pasó así. Intenté con fuerza encontrar algo más, conectar con él de otra forma, pero no funcionó. Entonces leí el libro y nos reunimos con una médium. Seguía muy escéptica aún. Después grabamos esa escena en la que están hablando Eugénie y Genevieve sobre la hermana muerta de ésta. Me impactó. Me di cuenta de que quizás no importaba, que había que dejar las cosas estar y que no siempre tenemos por qué tener respuestas. Personalmente creo que en esa escena tan importante Genevieve no ve a su hermana ni siente nada especial, sino que está aliviada porque finalmente se ha permitido llorar y sentir el dolor que arrastraba. Creo que eso puede ser suficiente.
Las leyes de distribución audiovisual en Francia son más complicadas que en ningún otro sitio. Como actriz has hecho varias películas para plataformas de streaming. ¿Cómo ha sido tu primera experiencia trabajando como directora en este contexto?
Con los franceses todo es más complicado siempre (ríe). La industria francesa es muy protectora con su cultura y eso es algo genial, pero no sé, yo tengo mucha confianza en el futuro de las plataformas y el cine. No estoy en absoluto preocupada con que las plataformas vayan a matar las salas. Creo sinceramente que se va a producir más cine y va a llegar a todas partes y la industria va a encontrar la forma de que ambas puedan coexistir. Pienso que con el tiempo habrá plataformas que se pasen a la distribución y habrá película que se vean tanto en salas como en tu casa al mismo tiempo.
Mi experiencia con Amazon es que hicieron posible que esta película se hiciera realidad. Mis productores y las cadenas que iban a financiar la película tenían tanto miedo a la segunda ola que empezaron a querer invertir menos y menos dinero según pasaban las semanas. De repente no tenía dinero para hacer la película y entonces llegó Prime Video. Leyeron el guion, lo aprobaron, me dejaron hacer todo lo que quería, no aparecieron en el plató y tampoco se colaron en la sala de montaje. Al revés, me empujaron a ser más radical en la fase de postproducción y van a estrenar esta película en más de 200 países el mismo día y a la misma hora. No había tenido esta experiencia antes.
Me frustra que la película no se vaya a poder ver en cines, me daba rabia que no se pueda disfrutar en una gran pantalla. Lo que tengo claro es que estaría mucho más molesta si una película así sobre un tema como este solo se hubiera podido ver en unos cines de Francia.
(Spoiler del final de The Mad Woman's Ball) El final de la novela original es muy impactante. ¿Te planteaste en algún momento en hacerlo de otra forma, que fuera más optimista?
No, porque hay un sacrificio que es demasiado cinematográfico como para sacrificarlo. Necesitaba acabar con esa relación entre ellas. Eugénie y Genevieve son personajes muy complementarios. Funcionaba muy bien que una se sacrificara para que la otra fuera libre. Genevieve había pensado toda su vida que era libre, y de repente se había dado cuenta de que no era así. Estaba dentro de una prisión, pero no era consciente de ello. Quería resolver ese símbolo que es la relación entre ellas y el personaje tampoco podía salvar a todo el mundo.
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