"El día en el que me di cuenta de que a mi novio mi vagina le parecía hermosa, me quedé en estado de shock. Me pareció tan extraño, tan incomprensible... Después, al trabajar con parejas, me encontraba con el mismo caso una y otra vez: la diferencia entre cómo una mujer veía su cuerpo y cómo lo hacía su amante". Así relata la sexóloga Layla Martin la motivación tras un proyecto que ahora ha visto la luz: proponer a cuatro mujeres fotografiar sus vaginas en alta resolución para permitirles ver su cuerpo como nunca lo habían hecho antes.
Pero la propuesta tenía truco: el objetivo era el de hacerles reflexionar sobre las preconcepciones y la visión distorsionada que cargan sobre su propia feminidad. Así, después de verse expuestas a la vista de su intimidad de la forma más cruda imaginable, escucharían en secreto y por sorpresa la opinión de los hombres con los que comparten su vida sobre la imagen.
Cuatro mujeres aceptaron el reto de Layla; tres de ellas jóvenes, la cuarta de mediana edad. Esta última no es ajena al mundo de la fotografía y de hecho la instantánea le lleva a un recorrido autobiográfico. "No es tan fea como me lo esperaba" - valora. "Pero tiene un aspecto diferente a como cuando la vi en la Universidad. He tenido ciclos menstruales muy duros que empezaron a los nueve años, perdí un ovario después de tener a mis hijos, pasé por una cesárea... ahora parece más vieja".
Para las más jóvenes, sin embargo, la experiencia es más embarazosa. "Me siento incómoda, y no sé por qué" - confiesa la primera participante, una chica pelirroja. "Es como una parte de mí que relego al fondo de mi mente" - continúa, con los ojos enrojecidos y la voz tomada por la emoción. "Siento que no me debería sentir así, que me estoy juzgando a mí misma por pensar de esta manera. Sentirme cómoda... sería maravilloso".
"¡Está bastante más arrugada de lo que creía!" - exclama con desparpajo la tercera participante, la chica morena. "Cuando está viendo porno, las vaginas son perfectas, nada de arrugas". No obstante, termina reconociendo que no esperaba sentirse abochornada con la situación. "Estoy comparando algo que, literalmente, está en mi ropa interior con lo de otra persona, que lo enseña en el porno". La cuarta bromea nerviosamente en la misma línea: "Parece un poco caído por ahí abajo, me vendría bien alisarlo".
Es el turno de los hombres, a los que ven en la pantalla de una tablet mientras están en una habitación contigua. "Qué monada. Me gusta" - responde con franqueza la pareja de la cuarta participante. "¿Sabes que ha tenido un hijo? ¿Y aún así guarda la forma?". "¡Está sonriendo!" - exclama emocionada mientras su mujer en el estudio.
"Me recuerda al amor que hemos compartido en estos 22 años juntos" - explica la pareja de la mujer de más edad. "A la felicidad de estar juntos". En la fotografía de la chica pelirroja su pareja reconoce "un pequeño lunar en el lado izquierdo", que siempre le ha gustado. "Es bonito, como un cuadro. Me gustaría que se sientese cómoda con ello".
El vídeo se cierra con el reencuentro de las parejas. "Normalmente soy bastante abierta" - confiesa la chica morena junto a su novio. "Pero nunca lo había mirado en una pantalla. E intenté ser fuerte, pero me pareció feo". La chica pelirroja admite por su parte que se siente "muy triste", porque es una parte de su cuerpo "a la que ni siquiera está acostumbrada" y por sentir que "no debería estarlo". Con un beso y un "te quiero" se pone fin al experimento.
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