¿De dónde viene la expresión "vai chorar a Cangas"?
La popular expresión "vai chorar a Cangas" tiene su origen en las Choronas de los entierros del siglo XIX
18 noviembre, 2020 08:52Vivir en las Rías Baixas implica que, alguna vez en la vida, alguien te enviará a llorar a Cangas. Claro que se puede llorar en Vigo, en O Grove o en Tui, pero parece ser que donde mejor se llora es en esta localidad del Morrazo. La explicación es bien sencilla y bien lógica, pero desconocida para muchos de los que alguna vez nos hemos ido a chorar a Cangas.
Vai chorar a Cangas, que pagan un real e dan unha taza de caldo
Hay cientos de escritos sobre las plañideras, lloronas o las carpideiras de los entierros del siglo XIX y la primera mitad del XX: eran mujeres a las que se pagaba por llorar en los funerales. A cambio de un real y una taza de caldo, a Cangas llegaban las choronas más afamadas, aquellas que presumían de sus dotes interpretativas llorando más fuerte que nadie.
Su labor consistía en no dejar jamás al difunto solo, al que velaban toda la noche solas si era necesario, y del que debían poder contar su vida y milagros como si fuese su familiar directo. Una vez se las contrataba, ellas se encargaban de hacer todas las preguntas pertinentes para poder entonar convencidas un "¡adiós, hermano!" mientras el féretro salía de la iglesia.
La función de estas trabajadoras no era otra que la de acallar las malas lenguas de los vecinos, que muchas veces se acercaban al funeral a "poner verde" al finado. Por eso ellas hablaban de las maravillas que había hecho en vida y omitían los detalles más impopulares de las actividades del difunto. Mientras contaban todo esto, lloraban a voz en cuello, de ahí el nombre de carpideiras (carpir en gallego significa llorar emitiendo quejas y lamentos). Ahora todas las carpideiras que se pueden ver son las del Entierro de la Sardina que cierra los entroidos gallegos.
Tan popular era esta práctica en Cangas que alcanzó fama por toda Galicia, y de ahí la expresión "a chorar a Cangas" cuando alguien se queja sin motivo, o demasiado.