A lo largo de los últimos años, han salido diferentes estudios sobre el tiempo que invertimos en buscar cosas que hemos perdido. En nuestra casa, según los datos de Ikea y Sigma Dos, nos dedicamos unas 5.000 horas a tratar de encontrar pequeños extravíos, como el mando a distancia o las llaves; es decir, seis meses y medio de nuestra vida.

En estos casos, el ámbito es reducido y los posibles lugares donde pueden estar, también. Más complejo es cuando este percance ocurre en la calle, en el exterior, alejados de las cuatro paredes de un cuarto. Las aglomeraciones, las prisas y los despistes hacen que muchas veces sea una tarea complicada la de tirar del hilo de la memoria para tratar de adivinar dónde o cuándo ha ocurrido.

En los casos en los que o no recuperamos el bien perdido o no recordamos el momento o el lugar, hay que confiar en que un alma caritativa lo haya encontrado y lo haya entregado a algún agente para que termine a buen recaudo: en la oficina de objetos perdidos.

Entrada de la oficina de objetos perdidos en Martínez Garrido. Foto: Treintayseis

De Balaídos a Martínez Garrido

Desde hace unos meses, esta oficina ha cambiado su ubicación en Vigo: por causa de las obras en Balaídos, ya no se encuentra bajo la derruida grada de Marcador. Su nuevo emplazamiento es en la calle Martínez Garrido número 21 interior bajo, a pocos metros de la comisaría de Policía Autonómica y debajo de la biblioteca pública Neira Vilas.

Allí, en una pequeña oficina, se guardan a buen recaudo algunos de los objetos extraviados. Abre los martes y jueves de 9:00 a 13:30 y compagina su trabajo con otra localización en la oficina administrativa de la Policía Local en Praza do Rei. Así, distribuyen su trabajo y el almacenaje en ambas oficinas, para facilitar que se puedan recoger los objetos en uno y otro lugar según el día que le convenga más a su dueño.

Además, disponen de un teléfono, el 986233002, en el que reciben entre 80 y 100 llamadas al día, por lo que "no siempre es posible atenderlas todas", asegura Roberto Vázquez, uno de los agentes de la policía que trabaja en la oficina de Martínez Garrido y que atiende a Treintayseis. Por esto, se ha habilitado un correo electrónico, obxectos.perdidos@vigo.org, en el que los ciudadanos pueden hacer consultas y facilitar fotografías o descripciones de los bienes extraviados.

En ese caso, si coincide con alguno de los que tienen depositados, los agentes contactan directamente con el remitente para hacerle llegar su pertenencia. De hecho, todos los objetos que llegan a la oficina se registran con todo lujo de detalles para hacer más fácil la localización.

Buena voluntad y comportamiento ejemplar

"Se entregan muchísimos objetos y la gran mayoría salen inmediatamente de la oficina con destino a sus dueños", puntualiza Roberto. De hecho, en el caso de las carteras, de los objetos más extraviados, la posibilidad de disponer de documentación de su dueño facilita la tarea de poder contactar con él directamente, cotejando los datos con el padrón, por ejemplo.

En un caso reciente, por ejemplo, una persona entregó una cartera con documentación y trescientos euros en billetes. Su propietario resultó ser un turista de San Sebastián. El trabajo de los agentes fue ponerse en contacto con las autoridades de su lugar de residencia para tratar de localizarlo y hacerle llegar de vuelta su cartera.

Y es que desde la oficina de objetos perdidos ponen de relieve la "buena voluntad y comportamiento ejemplar de la gente", ejemplificado en una persona que entregó en la oficina un cheque al portador por valor de 4.000 euros. "Imagínate la cara de alegría y perplejidad de la persona que lo había extraviado al recibirlo", asegura el agente.

En el caso de documentos de identidad u otros que pertenezcan a visitantes de otros países, la llamada se realiza al consulado o al Ministerio del Interior, para notificar que se ha encontrado en Vigo, y ellos son los que ponen en marcha el dispositivo.

Para aquellos objetos que no encuentran tan fácilmente a su dueño, el proceso pasa por la publicación en el tablón de edictos, en la web del Concello de Vigo y en papel en Praza do Rei. A los quince días de la publicación, el objeto extraviado está un máximo de dos años en depósito, y una vez pasado este tiempo sin que nadie lo haya reclamado, hay dos posibilidades: en caso de que se conozca al hallador, pasa a ser de su propiedad; en caso de que no se pueda localizar o de que no existiese, se pone a disposición del Concello, que será el encargado de decidir qué hacer con él.

Como es natural, el epicentro de las pérdidas de carteras, móviles, anillos o paraguas varía según la época. "En verano, por ejemplo, suele ser la zona de playas, como Samil". Ahora, con las concentraciones masivas con las luces y las atracciones navideñas de fondo, será el centro de la ciudad.

En esta oficina provisional -"volveremos a Balaídos cuando terminen las obras", nos asegura Roberto Vázquez- han pasado en poco menos de 15 minutos tres personas en búsqueda de objetos extraviados. Sobre una estantería de metal, se aglutinan cajas repletas de sobres que contienen los elementos más pequeños; al fondo, bolsos y mochilas; en el mostrador, cubiertos por una vitrina de cristal, llaves y gafas.

Todos estos bienes esperan una llamada o una visita de su dueño para regresar a su hogar. Algunos, en cambio, no encontrarán el camino de regreso. Pero, al menos, sabemos que en esa oficina están a buen recaudo. Al fin y al cabo, todos debemos ser como Blanche DuBois en "Un tranvía llamado deseo": siempre hay que confiar en la bondad de los extraños.