Cuando Vigo sonó a tango: así es la huella de Gardel en la ciudad
Un busto en la Avenida Buenos Aires homenajea al gran cantante de tangos, que desembarcó en el puerto vigués en 1923 en su primera gira europea de camino a Madrid
26 abril, 2023 05:00En la Avenida Buenos Aires, a la altura del número 34, un parque infantil pasa desapercibido al paso de los peatones, al menos aquellos que no reparan en los espacios donde pueden llevar a sus hijos a desfogar la inusitada energía que acumulan en sus cuerpos. Allí, a un par de metros de la entrada al arenal con columpios y un tobogán, se levanta el busto de uno de los cantantes más importantes de la historia, cuyo nombre y apellido suenan a tango.
Sobre la figura de Carlos Gardel recaen varias incógnitas, desde su nacimiento hasta su muerte. Sobre su origen, hay versión uruguaya, argentina y francesa; según esta última, la más aceptada, habría nacido en Toulouse en 1890, aunque siendo muy pequeño se trasladó a Argentina y adquirió esta nacionalidad en 1923, 12 años antes de fallecer.
Su muerte también está envuelta en misterio y teorías de la conspiración; se conoce que fue en Medellín un 24 de junio de 1935, con tan solo 45 años. Ocurrió en un accidente de avión, aunque otras teorías hablan desde un tiroteo en la propia nave hasta que el piloto iba ebrio. De todos modos, esa fecha ha quedado para el recuerdo de su figura y la celebración de la figura más importante del tango a nivel mundial.
A Madrid, previo paso por Vigo
El compositor de Mi Buenos Aires querido, Volver o Por una cabeza, pasó por Vigo, cuyo puerto fue durante tantos años entrada y salida de emigrantes y receptor de barcos que llegaban desde el otro lado del océano. Lo hizo de camino a Madrid y acompañado por el uruguayo José Razzano, con el que formó dúo antes de erigirse en figura única. Así, arribó por primera vez en Europa en aguas olívicas, también con sus guitarristas José Ricardo y Guillermo Barbieri y la compañía teatral de Matilde Rivera y Enrique de Rosas.
Según publicó El Heraldo de Madrid, lo hizo el 5 de diciembre de 1923, un año que en la ciudad tiene hoy especial relevancia, al ser el de la fundación del Real Club Celta de Vigo, en plena celebración de su Centenario, a bordo del barco Antonio Delino, del que desembarcaron 147 pasajeros de los más de 1.000 que portaba. Todavía no era el mito en el que se convirtió años después, prueba de ello era que, en su primera visita al Viejo Continente, dejó atrás los elegantes smokings con los que subía a los escenarios latinoamericanos para vestir con ropa gauchesca por exigencias del contrato, aunque esos trajes poco tenían que ver con los ciudadanos de Buenos Aires.
El "Zorzal Criollo", como era conocido, acompañado de la delegación argentina que hacía tierra en Vigo, se hospedó en el Hotel Universal y, según el escritor y estudioso de su figura Juan Carlos Esteban, ya en la habitación donde pasaría la noche, le dijo a Razzano mirando por la ventana: "¡José, estamos en Europa, José!". De hecho, según se detalla en la obra del argentino en colaboración con los franceses Georges Galopa y Monique Ruffié El padre de Gardel, para viajar a Vigo falsificó su documentación, ya que de haber quedado registrada su visita a España, habría supuesto que le reclamase el estado francés para hacer el servicio militar: se inscribió en la ciudad uruguaya de Tacuarembó como nacido allí el 11 de diciembre de 1887 y cambió su nombre, Charles Romuald Gardes, por el artístico Gardel, de ahí la teoría de su nacimiento en Uruguay.
Según cuentan las crónicas, los argentinos fueron invitados por el cónsul de su país a comer en una taberna donde Gardel se enamoró de los vinos y el marisco local antes de partir a la capital española para presentar El tango en París en el Teatro Apolo. En principio, no hubo actuaciones suyas en Vigo, aunque según un artículo del argentino de nietos gallegos Gonzalo Catoira, esa primera gira terminaba en el teatro Tamberlik, de nuevo en la ciudad olívica, donde partían de nuevo a Buenos Aires. También se dice que compró un bote de gomina en una tienda local para mantener su clásico peinado antes de partir en tren a Madrid.
En un artículo en El Correo Gallego de 2021, recoge una anécdota sobre su regreso desde la capital, según la cual lo habrían reconocido por la calle antes de presentarse ante el público vigués y le instaron a olvidarse de Madrid y a cantar en Vigo. Según cuenta Catoira, Gardel habría respondido al transeúnte "Aquella noche, el día que llegué, después de comer y tomar vino blanco, canté mis mejores tangos en la taberna. Quizás pocos lo sepan, pero mi debut en Europa fue en Vigo".
Un busto como recuerdo
De ese fugaz paso, al margen de anécdotas y crónicas recogidas en diversos medios, queda un rastro en forma de estatua, el busto situado en el parque infantil de la Avenida Buenos Aires. Es obra de Raúl Comesaña y fue inaugurada el 1 de diciembre de 1990, seis días antes que se cumpliesen 100 años de su nacimiento, por el alcalde de Vigo en funciones, Carlos González Príncipe, y el cónsul de la República Argentina en Vigo, Faustino Pleguezuelo.
El 24 de junio de 2010, se celebró, ya con Abel Caballero en la Alcaldía, un homenaje por el 75 aniversario de su fallecimiento. Y la huella en forma de música tuvo presencia durante muchos años, con el homenaje repleto de tangos que organizaba el locutor de radio Antonio Mínguez, una cena donde el menú estaba acompañado por tangos para honrar el recuerdo de Gardel.
Así, Vigo suena a tango en el barrio de Teis, en la calle con el nombre de la capital que vio nacer a Gardel como artista, y donde, después de cien años de su paso por la ciudad, cada día canta mejor.