El aroma que, cada mañana, despierta al mundo. La infusión energizante que desató prohibiciones en el siglo XV. El brebaje oscuro que, un siglo después, fue calificado como “bebida de Satanás” y provocó que un papa, Clemente VIII, tuviera que “bendecirlo”. Todo, por unas pequeñas bayas rojas que la naturaleza compartía con las cabras, en el cuerno de África.
Abisinia, la leyenda del café
La leyenda, el origen de la planta y del consumo humano, se localizan en las tierras altas de la actual Etiopía. La tradición cuenta que en la antigua Abisinia, un pastor, Kaldi, observó que sus cabras gozaban de una extraordinaria energía después de consumir las bayas rojas de un pequeño arbusto.
Las tribus que habitaban esas regiones comenzaron a consumir los frutos silvestres, los ingerían enteros o triturados. Así se inició el consumo del café que, posteriormente, se tostaría y se tomaría como infusión. Ese largo proceso se transformó en una lenta y solemne ceremonia. Un rito en el que, después del tostado, se preparan tres tazas de café, consecutivamente más ligeras, y se ofrecen a familiares y amigos. Un tributo que, de ser rechazado por el visitante, supondría un grave insulto a la familia que lo ofrece.
Las tierras altas etíopes no sólo poseen las mejores variedades de café del planeta sino que son la mayor extensión montañosa de África y ocupan la mayor parte del territorio del país. Sus montañas Simien, y su Parque Nacional, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En sus parajes se ocultan historias antiguas y etnias, casi míticas, que añaden aún mayor encanto a las hipnóticas Fuentes del Nilo Azul del lago Tana, y a los encantadores parajes escondidos en hermosos valles, profundos cañones y altísimas montañas como Ras Dashen, con más de 4.500 metros.
Brasil, el gran productor de café
Más de dos millones y medio de toneladas de café, producidas anualmente, hacen de Brasil el mayor exportador de café del mundo. La gran calidad del grano tostado nace en estados como Sao Paulo o Río de Janeiro, la capital, centros de turismo habitual. Pero la gran extensión del Brasil cafetalero cuenta con otros estados como Minas Gerais, Paraná y Santa Catarina que viven también gracias a su buen café.
El Estado de Minas Gerais posee otros tesoros. El nombre de uno de sus municipios, Diamantina, define otra de sus riquezas, las minas de diamantes y piedras preciosas. Además de una espléndida naturaleza, ríos, grutas y saltos de agua, su hermosa arquitectura, de iglesias barrocas y mansiones coloniales, le valieron la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El Estado de Santa Catarina es un hermoso abanico que dispone de todo tipo de lugares de interés. La biodiversidad más virgen de Brasil se encuentra en el Parque Nacional de Sâo Joaquim. Selva densa, naturaleza salvaje, playas idílicas, fiesta nocturna y movimiento latino con aires europeos.
El Estado de Paraná posee las cataratas más espectaculares de América del Sur, las Cataratas de Iguazú. 275 cascadas, de entre 40 y 80 metros de altura, que forman un arco de círculo y son la gran atracción de un Parque Natural de bosques subtropicales y flora y fauna protegida. Un gran Patrimonio Natural de la Humanidad con un magnífico aroma a café.
Indonesia y el mejor café del planeta
Sulawesi, o Célebes (nombre colonial holandés), es una de las islas más grandes de Indonesia y se encuentra en el centro del archipiélago malayo. El área cafetalera se ubica en las tierras altas del sureste del país. Pero, además de la gran calidad de su café posee peculiaridades que sorprenden a los visitantes.
La etnia Toraja, que habita en las montañas volcánicas, constituye una sociedad rural que se distribuye en clanes y vive en casas en forma de barco. Y, aunque son cristianos, conservan una cultura mágica y extraños ritos vinculados a la muerte. Un detalle, el difunto, embalsamado con ungüentos y perfectamente acicalado, permanece en el domicilio familiar hasta la fecha del funeral y es tratado como uno más. La ceremonia fúnebre, que puede tardar incluso años, es momento de sacrificio de búfalos y fiesta para toda la comunidad.
Islas con ritos antiguos y cafés extraordinarios, conseguidos con fórmulas igual de peculiares.
Java, la hermosa isla de las mezquitas, las increíbles playas, los volcanes y las hermosas ruinas históricas exporta el café más caro del mundo. El kopi Luwak sufre su primer proceso de fermentación en el estómago y el intestino de un animal, la civeta. El organismo del mamífero aprovecha la pulpa pero expulsa la semilla, ahora ya enriquecida, que convenientemente lavada y procesada alcanzará un elevadísimo precio en el mercado del café. Lecciones de la madre naturaleza.