Varios ejemplares de oruga procesionaria, en una imagen de Shutterstock.

Varios ejemplares de oruga procesionaria, en una imagen de Shutterstock.

Alicante

La procesionaria llega antes y con más fuerza a Alicante: esto es lo que debes hacer si pica a tu perro

El veterinario José Antonio Olmo advierte sobre el adelanto y la prolongación del periodo de actividad de la oruga procesionaria debido al cambio climático.

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Babeo excesivo, dolor intenso, fiebre, úlceras en la boca, dificultad para respirar e incluso necrosis de la lengua. Estos son algunos de los síntomas que puede sufrir un perro tras el contacto con la procesionaria del pino, una plaga que cada año pone en alerta a los propietarios de mascotas.

Esta oruga, cuyas diminutas cerdas liberan una toxina altamente irritante, suele aparecer con la llegada del buen tiempo, pero el cambio climático ha adelantado su ciclo, prolongando su presencia en zonas como Alicante.

Ante este peligro, la prevención es clave, pero si el animal entra en contacto con la procesionaria, actuar rápido puede marcar la diferencia. José Antonio Olmo, miembro del Colegio Oficial de Veterinarios de Alicante (ICOVAL), explica cuáles son los síntomas a los que hay que estar atentos y qué hacer en caso de emergencia.

Peligro para animales y humanos

El veterinario advierte sobre el adelanto y la prolongación del periodo de actividad de la oruga procesionaria en la provincia debido al cambio climático. "Si antes aparecía en febrero, marzo y abril, ahora podemos verla desde enero hasta mayo, e incluso en parte del verano", señala.

La procesionaria del pino es un insecto que desciende de los bolsones que quedan en los pinos para enterrarse y continuar su ciclo biológico. Este proceso, explica Olmo, representa un peligro tanto para los humanos como para los animales domésticos, en especial los perros, que son más propensos al contacto por su carácter curioso.

"Los gatos suelen ser más cautos, pero los perros tienden a mordisquear las orugas, lo que puede provocarles graves lesiones", indica.

Desde inflamación hasta necrosis

Entre los síntomas más frecuentes en perros tras el contacto con la procesionaria, se encuentran la inflamación de labios, lengua y mucosa oral, así como afecciones en los ojos y la piel.

"La toxina proteica presente en los pelos de la oruga induce la coagulación en las zonas afectadas, impidiendo la correcta irrigación sanguínea y provocando necrosis", explica Olmo.

En los casos más graves, la inflamación puede derivar en infecciones, dificultades para comer o beber, e incluso cuadros de anafilaxia que pueden comprometer la vida del animal.

Para los humanos, el contacto con la procesionaria puede generar problemas dermatológicos y oculares, especialmente en niños.

Cómo actuar

Ante el menor síntoma de contacto con la procesionaria, Olmo recomienda actuar con rapidez: "Lo primero es lavar bien la boca, los ojos y la piel con abundante agua y acudir inmediatamente al veterinario para recibir tratamiento de apoyo".

En cuanto a la prevención, insiste en la importancia de evitar las zonas con pinos y vigilar la presencia de bolsones o procesionarias en el suelo. "Es fundamental hacer un reconocimiento visual del entorno antes de pasear con nuestras mascotas y no dejarlas sueltas en zonas de riesgo", advierte.

A diferencia de otras enfermedades transmitidas por insectos, como la leishmaniosis, no existen collares ni antiparasitarios que protejan a los animales de la procesionaria. "No es la oruga la que busca al animal para alimentarse, sino al revés. El peligro está en que el perro la toque, la lama o la muerda", aclara Olmo.

Además de las medidas individuales, el veterinario subraya la importancia de las acciones colectivas para el control de la plaga, como la retirada y eliminación de bolsones, la aplicación de tratamientos antiparasitarios en los árboles y la instalación de barreras para evitar que las orugas bajen al suelo.