Pueblo medieval.

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Ni Frías ni Pedraza, el pueblo medieval más bonito de España está en Aragón: "Tiene un precioso casco histórico"

Se trata de una localidad de Huesca que destaca por un impresionante conjunto histórico donde llama la atención su castillo, la Plaza Mayor y la iglesia de Santa María.

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España cuenta con una impresionante cantidad de pueblos medievales que destacan por su belleza, historia y conservación de su patrimonio. A lo largo y ancho del país, es posible encontrar localidades que parecen sacadas de un cuento, con calles empedradas, castillos imponentes, murallas bien conservadas y casonas de piedra que evocan tiempos pasados.

Sin embargo, uno de los pueblos medievales más bonitos de España se encuentra en Aragón: ubicado en la comarca del Sobrarbe, en la provincia de Huesca, Aínsa es un auténtico tesoro medieval. Su casco histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico, se sitúa en un alto sobre la confluencia de los ríos Cinca y Ara, lo que le da unas vistas privilegiadas del Pirineo aragonés.

Uno de los grandes atractivos de Aínsa es que conserva su trazado original medieval, con calles empedradas, casas de piedra y edificios históricos que parecen transportar al visitante a otra época.

Aínsa-Sobrarbe (denominado en aragonés como L'Aínsa-Sobrarbe) es un municipio de España ubicado en la comarca de Sobrarbe, en la provincia de Huesca, dentro de la comunidad autónoma de Aragón. Su núcleo principal es la villa de Aínsa (en aragonés, L'Aínsa).

Este municipio se formó en 1976 mediante la unión de los antiguos municipios de Aínsa y Alto Sobrarbe, dando lugar a un amplio territorio de 284,8 kilómetros cuadrados. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2022 contaba con una población de 2.315 habitantes.

Según Turismo de Aragón, el casco antiguo de Aínsa transporta a sus visitantes a la época medieval, conservando intacto su encanto histórico, lo que le ha valido la distinción de Conjunto Histórico-Artístico.

Además, el corazón de la villa es su emblemática plaza Mayor, de soportales, donde cada dos años, el primer domingo de septiembre, se revive la legendaria victoria del rey García Ximénez sobre el ejército sarraceno, supuestamente con la intervención divina en forma de una cruz. Esta representación, conocida como La Morisma, es uno de los eventos más destacados de la localidad.

Presidiendo el fondo de la plaza, se encuentra la iglesia románica de Santa María, considerada una de las joyas del románico en el Alto Aragón. Su claustro, donde conviven elementos románicos y góticos, es una visita imprescindible.

El recorrido por Aínsa no estaría completo sin un paseo por los restos de su castillo, un escenario único que en verano se convierte en sede del Festival Internacional de Música Castillo de Aínsa. Además, en su torre del homenaje se encuentra el Ecomuseo de la Fauna Pirenaica, un espacio dedicado a la vida silvestre de la región.

Pero Aínsa no solo es historia y arquitectura, sino también un destino perfecto para los amantes de la naturaleza. Su ubicación privilegiada lo convierte en puerta de entrada a algunos de los parajes más espectaculares del Pirineo, como el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido o el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara.

Por todo ello, Aínsa es mucho más que un pueblo con encanto: es un lugar donde la belleza de lo medieval se funde con la majestuosidad de la naturaleza, ofreciendo una experiencia única para quienes lo visitan.

Con respecto a la gastronomía de Aínsa es un reflejo de la tradición aragonesa y de los sabores auténticos del Pirineo, basada en productos locales de gran calidad y recetas que han pasado de generación en generación. En sus restaurantes y mesones se pueden degustar platos contundentes y sabrosos, ideales para reponer fuerzas tras recorrer sus calles medievales o explorar los paisajes naturales de los alrededores.

Entre ellos, cordero a la brasa o al chilindrón (el cordero es el rey de la cocina altoaragonesa. Preparado a la brasa con leña de encina o en una sabrosa salsa de tomate, pimiento y ajo, es uno de los imprescindibles) o las migas a la pastora (este plato humilde pero delicioso se elabora con pan duro, ajo, aceite y, a veces, chorizo o uva. Tradicionalmente, lo consumían los pastores para coger energía durante sus largas jornadas en la montaña).

Para acompañar estos platos, nada mejor que un buen vino del Somontano, una de las denominaciones de origen más prestigiosas de Aragón, con tintos y blancos de gran calidad. Además, en la zona se elaboran licores caseros como el orujo de hierbas o el pacharán, ideales para poner el broche final a cualquier comida.

En definitiva, la gastronomía de Aínsa es un festín para los sentidos, combinando tradición, productos de la tierra y recetas con historia, en un entorno inmejorable.