
Alberto Chicote en ‘Batalla de restaurantes’.
Alberto Chicote interrumpe ‘Batalla de restaurantes’ al hallar cerdo ibérico en mal estado: “No te lo comas”
El programa buscaba el mejor cerdo ibérico en Badajoz, pero uno de los restaurantes dejaba mucho que desear.
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Este martes se estrenaba en abierto en laSexta una nueva entrega de Batalla de restaurantes, formato con el que Alberto Chicote recorre el país para descubrir los restaurantes más destacados de cada región y conocer cuál es el mejor en la preparación de su plato típico.
Esta semana, en concreto, el formato realizaba su parada en Badajoz para encontrar la mejor receta de cerdo ibérico. A diferencia de otras ocasiones, en la que se valoraba un plato concreto, como pueda ser el rabo de toro o el pescaíto frito, aquí los restaurantes podían elegir cómo elaborar y servir esa materia prima.
La primera parada del programa tuvo lugar en Koru, un restaurante de cocina vanguardista, del chef Manuel Gómez, que se mostraba muy seguro de lo que ofrecía. A pesar de ello, la tensión ya estaba en el ambiente, y es que, como se supo más tarde, otro participante, Iván Gallego, tuvo una entrevista para ser su cocinero y la negociación no llegó a buen puerto.
Iván, además, se mostró bastante duro en un primer momento con Carmen González, que representaba al restaurante Bohemia, y que era de reciente apertura en la ciudad. Unos cuchillos que se volvieron en su contra cuando los demás participantes visitaron su casa, Mellow Grill, y no valoraron correctamente su comida ni su ambiente, pues lo veían más propio para fumar cachimbas y tomar copas que para cenar.
La cosa se puso más tensa cuando Manuel Gómez, de Koru, criticó su elaboración y su presentación del zorongollo, plato típico extremeño. Iván levantó la voz al comensal, y acabó llorando de rabia en la cocina de su negocio. La situación no se puso más calmada cuando el cocinero salió a enfrentarse a Manuel, porque estaba echando por tierra su plato sin siquiera haberlo probado.
La cosa se complicó en el último restaurante, Tierra Nuestra, de Andrés Fernández. Pidieron como entrantes una quesadilla de cerdo ibérico, un arroz con carrillera, un burrito de carrillera y un pan bao con panceta. Y el primero en quejarse del olor de su plato fue Manuel: tras dárselo a oler a Chicote, aseguró que no lo iba a probar, porque estaba fermentado.
Devolvieron el plato, pero luego se encontró Iván otra sorpresa, y doble. Primero vio plástico en su burrito, y luego se percató de que también olía mal. “Esto no lo he hecho… No. De verdad. No hay que ser un lince”, se justificaba Iván. Alberto Chicote interrumpía entonces el almuerzo con una orden: “No te lo comas”. “Este plato también está ácido”, apuntaba entonces Carmen.
A Alberto no le quedó más remedio que entrar en la cocina del restaurante. “Tenemos un problema serio de narices”, le explicó al propietario, y asegurando que venía él a decirlo y que no era porque sus compañeros quisieran fastidiarle. “Es muy delicado”, sentenciaba.
Chicote pidió ver la carne que servían, que estaba envasada al vacío. Y advirtió: “Porque algo esté envasado al vacío no tienes la garantía de que eso sea eterno”. Además, explicó que cuando se abre una bolsa al vacío nunca se conserva el mismo producto en la bolsa en sí, y que incluso estando fría la carne “esto ya huele raro”.