Estorninos bandada

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Región

La plaga de estorninos adelanta su invasión

11 septiembre, 2018 11:55

Cada otoño, el ciclo de la vida acerca hasta Salamanca a bandadas de estorninos, miles de aves que llegan a la capital del Tormes y se establecen en sus monumentos y edificios más altos. Sin embargo, este año son más que una plaga y han adelantado su invasión.

Los vecinos de los barrios del Oeste, Salesas y Labradores ya comienzan a padecer los efectos de estos pájaros, sobre todo al caer la tarde y convertirse algunas zonas en ensordecedores patios de recreo. También las consecuencias de sus excrementos.

La escasez de lluvia ha provocado un cambio en el ciclo de cultivos de los que se alimentan los estorninos, de ahí que hayan adelantado su llegada hasta la ciudad. Además, entre sus edificios buscan refugio por la noche al ser mayor el calor que se concentra. Mientras, por las mañanas es frecuente verlos en los campos en torno al polígono industrial Los Villares en busca de alimento, o en los alrededores del polígono El Montalvo y los campos anexos a Mercasalamanca.

El servicio de control de plagas del Ayuntamiento de Salamanca ya se ha tenido que poner manos a la obra para ahuyentar a los estorninos de determinadas zonas de la ciudad. Y es que aunque es una de las aves más molestas para los habitantes de las ciudades y una de las cien especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, están protegido y no se pueden exterminar de forma indiscriminada.

Ya a finales del año pasado y después en primavera, una plaga de 30.000 estorninos mantuvo en jaque a los vecinos de La Fuente de San Esteban, municipio del Campo Charro a unos sesenta kilómetros de Salamanca. En la otra punta de la provincia, en las urbanizaciones El Encinar y Los Cisnes de Terradillos, a unos quince kilómetros de la capital, eran cientos las palomas que anidan en los edificios.

Gonzalo Criado, coordinador en Salamanca de la Sociedad Española de Ornitología (SEO), explica que tanto los estorninos como las palomas no son especies de aves a las que les afecte especialmente el cambio climático, como sí está ocurriendo con otras aves migratorias que alargan su estancia en determinados lugares y cambian las temporadas de ruta. O con el ritmo de vida de aves domésticas, por ejemplo los canarios “están desorientados, hay hembras que ya están poniendo huevos cuando no lo hacían hasta marzo, porque se guían por periodos de luz, y como un día hace muy bueno, otro muy malo, con tantos cambios bruscos”, explica Felipe Domínguez, presidente de la Asociación Cultural Deportiva Ornitológica Charra.

En el caso de los estorninos, hay más en invierno porque bajan del norte de Europa y se juntan con la variedad de la especie ya de por sí única en España. El estornino negro se concentra al anochecer, cuando ha vuelto de comer del campo, y al amanecer, cuando debe partir en busca de su supervivencia. Y lo hace de forma masiva por simple seguridad, para evitar ser cazado por aves rapaces.

Hay muchos pueblos donde múltiples viviendas están abandonadas o sin habitar, por lo que se convierten en un cobijo de tranquilidad para las aves. Si a ellos se une que se están espantando de la ciudad y localidades del alfoz, en cuanto encuentran un campo con provisiones allí permanecen hasta que agoten existencias y busquen otro refugio. Y es que en la ciudad los estorninos se concentraban junto a la Catedral, pero han huido por la presencia de aves rapaces, también en los parques, pero se han reformado con árboles de hoja caduca o se han acometido importantes podas, e incluso se posaban en lo alto de edificios del centro de la ciudad, ahora repletos de pinchos.

Así ocurre también con la paloma, que busca lugares con mucha comida para instalarse. Su expansión es rápida porque enseguida nidifican y el pichón de paloma ya puede reproducirse a los cinco meses, con un boom de crías. “Las aves se adaptan al entorno en busca de comida”, resume Gonzalo Criado. Así, por ejemplo, en invierno es frecuente ver gaviotas en los vertederos de Salamanca, hasta seis mil y siete mil se llegaban a concentrar en el antiguo basurero de la capital ubicado en Villamayor de Armuña, cuando la imagen que tenemos de la gaviota es la de un ave en la costa. En Salamanca encontraban abundante comida y campaban a sus anchas.