
El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, y el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, saludando al portavoz de Vox, David Hierro, en un pleno de las Cortes, en un montaje de EL ESPAÑOL ICAL
Cuando Mazón va, Mañueco vuelve: la excepción al nuevo acercamiento entre PP y Vox está en Castilla y León
La proximidad de las elecciones y las posturas antagónicas entre ambos partidos alejan la posibilidad de un acuerdo presupuestario como el de la Comunidad Valenciana.
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Nuevo giro de 180 grados en las relaciones entre PP y Vox en España. El acuerdo entre ambas formaciones para sacar adelante los presupuestos de la Comunidad Valenciana, anunciado por el presidente popular, Carlos Mazón, este lunes, ha abierto la puerta a una nueva aproximación entre ambas formaciones tras un año de distanciamiento.
PP y Vox se alejaron tras la salida de los de Santiago Abascal de todos los gobiernos que compartían con los populares, en julio de 2024, después de la aceptación por parte de esos ejecutivos del reparto de menores extranjeros no acompañados del Gobierno, y durante el último año han protagonizado duros enfrentamientos.
Pero la situación ha cambiado. El acuerdo entre ambos partidos en la Comunidad Valenciana, en el que Mazón ha asumido tesis de Vox como denunciar la inmigración ilegal y el "dogmatismo climático", ha abierto la puerta a que se produzcan pactos similares en Aragón y Murcia para sacar adelante las cuentas.
En esas autonomías, al igual que en la Comunidad Valenciana, los gobiernos en minoría del PP necesitan de Vox para aprobar unos presupuestos que garantizarían la estabilidad política cuando está a punto de cumplirse el ecuador de la legislatura que se inició tras las elecciones autonómicas de mayo de 2023.
El caso valenciano, no obstante, es único ya que era especialmente urgente sacar adelante las cuentas para impulsar la reconstrucción de la Comunidad tras la devastadora dana del pasado 29 de octubre. Pero el PP ha mostrado su confianza en que el acercamiento entre ambas formaciones se replique en Aragón y Murcia.
En este nuevo contexto de deshielo entre PP y Vox, Castilla y León, que albergó el primer Ejecutivo entre ambas formaciones en marzo de 2022, se ha convertido en la excepción y en el territorio en el que las posiciones entre los dos partidos son más antagónicas e irreconciliables.
El giro copernicano del PP
En Castilla y León, los puentes entre PP y Vox se rompieron abruptamente en el mes de julio de 2024 con la traumática salida de la formación, dirigida en aquel entonces por Juan García-Gallardo, del Gobierno autonómico, tras la aceptación del reparto de menas por parte de la Junta y al unísono del resto de autonomías.
Las tensiones entre ambas formaciones no tardarían en dispararse cuando el Gobierno de Mañueco dio un giro copernicano en sus políticas tras la salida de Vox del Ejecutivo y rectificó gran parte de las medidas estrella que los de Gallardo habían impulsado cuando formaban parte del Gobierno.
El nuevo Gobierno de los populares en solitario se reconcilió pronto con los sindicatos, que habían visto recortadas sus subvenciones cuando Vox gestionaba la Consejería de Industria, Comercio y Empleo, y los de Abascal acusaron a Mañueco de "plegarse a los sindicatos" tras su firme apoyo al modelo de Diálogo Social.
Además, el PP tumbó la Ley de Concordia, que había pactado con Vox y que debía sustituir al Decreto de Memoria Histórica, y siguió mostrándose favorable a la acogida de inmigrantes, además de volver a hacer referencia a la Agenda 2030, denunciada por los de Gallardo, como guía en sus políticas agrarias y ganaderas.
El papel opositor de Vox
Mientras todo esto sucedía, Vox comenzó a convertirse en la principal fuerza de la oposición en las Cortes de Castilla y León −ante la debilidad del PSOE durante su guerra con Ferraz a finales de 2024− y a protagonizar tensos choques y envites parlamentarios con Mañueco en la Cámara.
Durante la negociación de los presupuestos para 2025, Vox exigió al Gobierno de la Junta que se comprometiese a luchar contra la inmigración ilegal y masiva y que rectificase su acercamiento a los sindicatos y, ante su ausencia de respuesta, se negó a sentarse con el portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo.
De hecho, el techo de gasto terminaría siendo aprobado gracias a la abstención del PSOE y con Vox votando en contra y manteniéndose firme en sus principios ante lo que consideraban unas cuentas "progres" del Gobierno de la Junta. Dos posiciones, pues, cada vez más enfrentadas y casi irreconciliables.
El factor Trump
La investidura de Donald Trump como nuevo presidente de los Estados Unidos, el pasado 20 de enero, solo ha hecho que incrementar las tensiones entre PP y Vox en Castilla y León ya que los populares han acusado a los de Abascal de ser "enemigos del campo" por "hacer seguidismo" de los aranceles anunciados por el republicano.
Una acusación que ha sido rebatida en varias ocasiones tanto por los dirigentes de Vox en la Comunidad como por el propio líder del partido, Santiago Abascal, que este domingo culpó en Valladolid al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, de los aranceles por ser "paladines anti-Trump".
Además, acusó a Mañueco de "mentir de forma miserable" por acusar a Vox de haber apoyado los aranceles. El presidente de la Junta, además, había achacado al partido de Abascal pocos días antes en las Cortes haber "cambiado la bandera de España por otras banderas" en referencia a su cercanía al presidente estadounidense.
Mañueco, pues, ha aprovechado la alianza de Vox con Trump para cargar con dureza contra su exsocio y para recordar habitualmente que Castilla y León "funciona" sin ellos en el Gobierno mientras que Vox le ha reprochado su "incapacidad" de llegar a acuerdos. Unos puentes absolutamente rotos entre ambas formaciones.
El final de la legislatura
El caso de Castilla y León es único por la cercanía de las próximas elecciones. En la Comunidad Valenciana, Aragón o Murcia la legislatura se encuentra en su ecuador, ya que los siguientes comicios se prevén en mayo de 2027, y los populares necesitan con urgencia esos acuerdos presupuestarios para garantizarse la estabilidad.
No es así en el caso de la Comunidad. Las últimas elecciones autonómicas se celebraron un año y tres meses antes que en el resto de comunidades, el 13 de febrero de 2022, y los próximos comicios tendrán lugar, como tarde, en marzo de 2026, por lo que la urgencia presupuestaria no es la misma que en Aragón o Murcia.
Mañueco cuenta con la tranquilidad de saber que puede agotar cómodamente la legislatura con los presupuestos de 2024 prorrogados hasta final de año y no ha mostrado, hasta ahora, ningún interés en llegar a acuerdos ni con Vox ni con el PSOE, que también ha ofrecido su mano tendida al presidente de la Junta.
Además, el Gobierno de Castilla y León no ha mostrado la menor intención de rectificar su apoyo al modelo de Diálogo Social, con las subvenciones a los sindicatos, ni su política migratoria, que serían condiciones sine qua non para que Vox se plantease apoyar unos presupuestos en la Comunidad.
La excepción de Castilla y León
Este mismo lunes, tras conocerse el acuerdo entre el Gobierno de España y Junts para el reparto de 4.400 menores inmigrantes de Canarias y Ceuta por la Península, la vicepresidenta de la Junta, Isabel Blanco, acusó al Ejecutivo de "mercadear con los menores" pero insistió en que Castilla y León es "una tierra de acogida".
Preguntada por si el acuerdo presupuestario entre PP y Vox en la Comunidad Valenciana, que contempla el rechazo a la llegada de menas, podría replicarse en Castilla y León, la vicepresidenta ha recordado que la Comunidad es "una tierra de acogida" y que la Junta va a seguir "haciendo lo mismo".
Y recordaba que en la Comunidad hay 226.000 inmigrantes que han venido "a aportar e integrarse". "Son personas que buscan la integración y la inclusión y es lo que vamos a seguir haciendo, ayudar a las personas a que se integren, atenderlas con dignidad y las entidades que trabajan con ellos tienen todo nuestro apoyo", ha zanjado.
Castilla y León se ha convertido en la excepción en este nuevo vaivén del PP en su relación con Vox y Mañueco afronta el último año de legislatura con la pretensión de no volver a estar en el foco mediático por ceder con los de Abascal después de haber sido el primero en incluirles en un Gobierno autonómico hace ya tres años.