Los once días en los que Valladolid se convirtió en el cuartel general del imperio de Napoleón
El emperador francés entró en la ciudad del Pisuerga el 6 de enero de 1809, al mando de más de 4.000 soldados, causando un gran temor entre la población
13 enero, 2024 07:00Noticias relacionadas
El 6 de enero de 1809, día de Reyes, el emperador francés Napoleón Bonaparte llegó a Valladolid al mando de más de 4.000 soldados y la puso bajo un dominio francés que se extendería durante los cuatro años siguientes. Hace ya 215 años de la entrada en la ciudad del hombre que en aquel momento dominaba más de media Europa y que situó en la ciudad del Pisuerga la capital oficiosa de su imperio durante un total de once días.
El emperador había llegado a España en un momento difícil para sus intereses. Hacía ya ocho meses que se había iniciado la Guerra de la Independencia, tras la invasión de las tropas francesas de la Península en el mes de mayo, pero su derrota en la batalla de Bailén, las dificultades en el norte y la férrea resistencia de Zaragoza habían puesto en riesgo su objetivo de conquistar tierras españolas.
Una situación que llevó a Napoleón a decidir hacer acto de presencia en España para dirigir personalmente a unas tropas francesas cada vez más desmotivadas y afligidas. El emperador francés había entrado en la Península el 6 de noviembre de 1808, a través de Bayona, el 22 de noviembre ya estaba en Burgos y tras la victoria en Somosierra logró tomar Madrid el 3 de diciembre. Su llegada a España, por tanto, había surtido efecto.
En aquel momento, Napoleón se enteró de que el ejército inglés se estaba trasladando desde Salamanca hacia Valladolid y se dirigió al municipio leonés de Astorga, donde se enteró de que Austria estaba conformando un potente ejército para enfrentarse a los franceses. La guerra en Europa se complicaba y esa situación le obligó a establecer su cuartel general en Valladolid.
Según se desprende de una carta que envió a su hermano, el rey José I, la intención de Napoleón era la de establecerse en la ciudad del Pisuerga para estar al tanto de las noticias que llegaban por correo desde París acerca de la situación de la guerra en Europa y las dificultades que estaba atravesando. "Me veo obligado a permanecer en Valladolid para recibir los correos de París en cinco días. Los acontecimientos de Constantinopla, la situación actual de Europa, la nueva formación de mis ejércitos de Italia, de Turquía y del Rhin, exigen que no me aleje más. Bien a disgusto he tenido que retroceder de Astorga", explicaba en una carta.
Del terror a la pacificación de la ciudad
La noticia de la llegada del emperador a Valladolid generó, en un inicio, auténtico terror entre la población de la ciudad y gran parte de la misma emprendió huída hacia Madrid y otras poblaciones limítrofes. El 5 de enero de 1809 se confirmaron los rumores y se anunció de forma oficial su llegada y al día siguiente, alrededor de las 16:00 de la tarde, Napoleón entró a caballo en la ciudad, al frente de un total de 1.500 soldados de caballería y 2.500 de infantería, con una gran cantidad de coches y carros conformando su comitiva. Según relatan las crónicas de la época, los vallisoletanos no le dieron ni un viva ni se quitaron el sombrero a su paso.
El emperador fijó su residencia en el Palacio Real, frente a la Iglesia de San Pablo, y el día 7 de enero se produjo su recepción oficial, a la que asistieron representantes tanto del Cabildo Catedralicio como de la Universidad de Valladolid y otras corporaciones de la ciudad. Una de las primeras medidas que llevó a cabo Napoleón en Valladolid fue la exigencia de que los gobernadores le entregasen a todas aquellas personas que hubieran conspirado o confabulado contra los franceses y cinco ciudadanos, que fueron acusados de haber participado en acciones contra los franceses, terminaron ahorcados.
En un inicio, habían sido seis los condenados pero el clero local solicitó el perdón para uno de ellos, que era padre de cuatro hijos. Finalmente, le fue conmutada la pena. Napoleón se acercó, además, a los clérigos de la ciudad para exigirles que en sus homilías predicasen la necesidad de no resistir ante la invasión francesa y el 8 de enero el vicario general de la diócesis, José Fernández, publicó una pastoral instando a abandonar las armas contra el invasor, cargando contra los ingleses, a los que calificó de "verdaderos enemigos", y presentando a Napoleón como el protector de la religión católica.
Una vez fue restablecido el orden en la ciudad fue nombrado alcalde mayor de la misma Fermín María Villa y el 9 de enero la Junta General anunció la capitulación de Valladolid, jurando fidelidad y obediencia al rey José I. El 10 de enero, el emperador pasó revista a 9.000 soldados de su infantería en el Campo Grande, en un solemne acto que confirmaba la caída de la ciudad en manos francesas, y siete días después, el 17 de enero, abandonó la ciudad de forma secreta, con destino a Burgos.
El dominio de los franceses sobre la ciudad de Valladolid se extendería hasta junio de 1813, bajo el mando del general Dufrese, aunque Napoleón no volvería a pisar sus calles y solo dos días después abandonaría España. El día 19 de enero alcanzó la frontera francesa y al día siguiente cruzó el río Bidasoa con destino a París para preparar la inminente guerra contra Austria.