Cuando Ramón y Cajal era 'Caballero de la Noche': la vida secreta de los científicos masones
Un documento prueba que, aunque la familia trató de negarlo, el premio Nobel ingresó en la masonería cuando era un estudiante.
11 febrero, 2019 01:06Noticias relacionadas
La francmasonería y la ciencia han hecho buenas migas a lo largo de la historia. La búsqueda del progreso y el amor a la verdad son algunos de sus puntos en común, así que no es de extrañar que conocidos investigadores hayan sido masones.
Sin embargo, el carácter secreto de las logias hace que en muchos casos no sepamos con certeza si ciertos personajes ilustres lo fueron o no, y mucho menos en España, donde la masonería tiene una larga historia de persecuciones.
Benjamin Franklin
El científico masón por excelencia es Benjamin Franklin. Aunque es conocido principalmente por el pararrayos –que no es poca cosa y ayudó a comprender la naturaleza de la electricidad-, en realidad inventó un montón de cosas más: gafas bifocales, un cuentakilómetros, aletas de buceo, un humificador y un tipo de horno, entre otras muchas.
Sin embargo, resulta curioso que no llegase a patentar nada de esto. El motivo es que prefería donar a la humanidad su ingenio, un rasgo de generosidad que probablemente tenía mucho que ver con su pensamiento masónico. De hecho, parece ser que fue decisivo en la introducción de la masonería en América a lo largo del siglo XVIII y llegó a ser Gran Maestro de la Gran Logia de Pennsylvania.
Alexander Fleming
Otro de los científicos más aclamados de la historia y abiertamente masón fue el descubridor de la penicilina, Alexander Fleming, aunque quizá ese detalle era desconocido por las autoridades cuando le abrieron los brazos en su visita a España a finales de los años 40. Con el odio que le tenía Franco a los masones. El caso es que Fleming pasó por varias logias de Londres y fue un activo militante durante décadas.
En las listas más o menos contrastadas de masones famosos tampoco faltan otros científicos relevantes, como el italiano Enrico Fermi, que desarrolló el primer reactor nuclear, contribuyó de forma decisiva a la teoría cuántica y ganó el premio Nobel de Física en 1938.
O Frederick Gowland Hopkins, que descubrió el papel de las vitaminas y se llevó el Nobel de Medicina en 1929, y Charles Richet, a quien también le entregaron ese galardón en 1913 por sus investigaciones sobre sueros y anafilaxis.
Los españoles
¿Y en España? A pesar de la poca implantación de la masonería, reprimida por el poder durante buena parte de nuestra historia, no faltaron masones vinculados a la ciencia a finales del siglo XIX y principios del XX.
Entre ellos destacan Odón de Buen, gran librepensador e impulsor de la oceanografía; Rafael García Álvarez, naturalista y defensor de Darwin; y sobre todo Luis Simarro, neurólogo que le enseñó a Santiago Ramón y Cajal el método de Golgi, con el que trabajó gran parte de su carrera y sin el que no hubiera logrado el Nobel.
La gran duda es si tenemos que contar también entre los masones al propio Ramón y Cajal. Su nieto Santiago Ramón y Cajal Junquera lo negaba. Sin embargo, José Ramón Alonso Peña, autor del libro Cajal: Un grito por la ciencia y gran estudioso de su figura, encontró su nombre en el registro de la logia 'Caballeros de la Noche, número 68' de Zaragoza.
El documento está fechado el 22 de marzo de 1877, momento en el que tenía 24 años. A partir de ahí no hay muchos datos sobre su grado de implicación en la masonería. Es posible que la abandonase, ya que en alguna ocasión se manifestó contrario a las “militancias”, o que no participara en exceso.
En cualquier caso, los masones no dudan a la hora de contarle entre los suyos. Incluso existe una logia en Zaragoza que lleva su nombre: Santiago Ramón y Cajal nº 35.
[Más información: El lado oscuro de Ramón y Cajal: un Nobel fascinado por el espiritismo y la hipnosis]